Por Mario Wainfeld
y Quique Pesoa
Si Lilita se presentara
a elecciones yo la votaría, anunció Carlos Chacho
Alvarez hace tres meses y desató un terremoto entre sus seguidores.
Luego se internó en un sonoro silencio que rompió recién
ayer, para hacer público su apoyo a Elisa Carrió, no en
rol de candidata sino de Presidente de la comisión que investiga
el lavado de dinero. Chacho describió la importancia que tiene
esa investigación y denunció la soledad en que
buena parte de la dirigencia política quiere confinar a la diputada
chaqueña.
Habló calmada y largamente. Contra lo que es usual cuando dialoga,
no se permitió una broma. En el mismo carril, utilizó siempre
el vocativo la diputada Carrió, sin valerse jamás
del apodo Lilita. Se siguió mostrando distante de la
coyuntura política, Y aceptó, acaso por primera vez en público,
su parte de responsabilidad en el fracaso del gobierno.
El diálogo transcurrió en el Programa En la Vereda, de Radio
Ciudad AM 1110. Alvarez arrancó como para que no quedaran dudas:
Es muy importante que todos los que no estuvimos comprometidos en
las prácticas de la Argentina vieja, que a lo mejor comienza a
morir definitivamente, apoyemos la tarea de la diputada Carrió.
¿Por qué es determinante para el futuro una investigación
sobre presuntos ilícitos cometidos en el pasado?
Lo que se investiga tiene que ver con lo que pasó en la Argentina
de hace muchos años. Una crisis de valores, fuertemente cultural,
que se expresa con mucha más virulencia en esta situación
económica. Todos los que planteamos un cambio drástico en
la Argentina tenemos la obligación de que la diputada no sienta
que queda aislada del sistema político, por todo lo que viene haciendo
la diputada muy en soledad. Se la quiere hacer aparecer como una francotiradora,
como en los márgenes. No es así: lo que hace es importante
para el futuro de la Argentina.
Esta aparición suya ahora corre el riesgo de ser señalada
como oportunista.
Estoy absolutamente fuera de la coyuntura electoral. Esta es una
cuestión de otra índole, más de mediano plazo. La
diputada cuenta con un gran apoyo de la opinión pública
pero vi en estos días la soledad en la que se debate. Eso tiene
que ser mediado. Debe aparecer acompañamiento de todos aquellos
que, más allá de las estrategias partidarias, estén
identificados con este nivel de investigación.
¿Cuál es la causa de esa supuesta soledad?
La lógica del poder. Cuando se está en el poder esto
aparece como interferencias, como obstáculos. Los mercados también
lo viven así: de ciertas cosas no se debe hablar. Sin embargo,
(la investigación) apunta al meollo de la explicación de
la crisis argentina. Habría que buscar una transversalidad de distintos
sectores, de distintos partidos. Por eso, me tranquilizó que la
diputada Carrió dijo que no va a ser candidata. Esto es mostrar
una distancia con un trabajo que tiene una connotación estratégica
fuerte, que quiere ir a la raíz de los problemas para resolverlos
porque sino todo va a ser cosmética. Cuando yo conducía
el Frepaso, planteé que tenía que haber un fuerte acompañamiento
de lo que hacía la diputada. Fue en un primer momento, cuando se
estaba conformando la comisión y muchos veían eso como una
aventura. No es casual que la diputada (Graciela) Ocaña participe
en nuestra fuerza política, en el Frepaso, o que el diputado (José)
Vitar haya acompañado el preinforme, aun sin leerlo. A veces es
necesario hacerlo. Todos sabemos lo que es trabajar en estos temas y que
a los 10 minutos se filtre alguna información, se vaya conociendo
fragmentariamente. Luego, el informe pierde fuerza y credibilidad. Es
muy difícil mantener en reserva una investigación de esta
trascendencia.
¿Qué puntos en común y qué diferencias
encuentra entre su denuncia sobre las coimas en el Senado y la de esta
comisión de Carrió?
Los comportamientos de la clase dirigente en términos económicos
y financieros tuvieron mucho que ver... La permeabilidad del sistema político,
el involucramiento de parte del sistema en estas prácticas. Una
Argentina distinta requiere un sistema político que recobre autoridad
y legitimidad. El poder financiero no va a transformar sus prácticas
por autoconciencia, por reflexión teórica o por el informe
de la comisión de la diputada Carrió. Que lo haga tiene
que ver con las reglas y la capacidad de regulación que imponga
el sistema político. Si el poder político es débil,
por más que se junten los dirigentes de todos los partidos no van
a poder construir un proyecto estratégico de nación que
necesitamos la mayoría de los argentinos. Cuando apareció
lo del Senado diagnostiqué que había una crisis terminal
de cómo funcionaba la política. El trabajo de la diputada
Carrió debería impactar también en cómo se
reformula el sistema político.
¿Piensa que en el Gobierno puede haber alguien que esté
interesado en esta convocatoria transversal que usted sugiere?
El gobierno independiza la salida de la crisis económica
de la investigación de la diputada Carrió. Nunca tuvo una
voluntad de transformación profunda, de conocer lo que había
pasado en la Argentina en los últimos años, porque ahí
hay mucha cercanía con las prácticas que se cuestionan en
ese informe. La retórica del Gobierno suena vacía. Formula
una convocatoria para estar todos juntos y no dice para qué. Para
el Gobierno, cuanto más lejos esté esta investigación,
cuanto más pueda marginalizarla, mejor.
¿Su apoyo a Carrió consiste simplemente en manifestarlo
o hay alguna estructura que avale esta actitud?
Yo no me voy a involucrar en las políticas partidarias, en
las lógicas electorales. Mi apoyo viene de lejos. Lo digo incluso
en términos de que lo que está haciendo la diputada no se
marginalice, no se lo quiera impugnar en una crítica al mesianismo
o al misticismo. Todos reconocemos que estamos en esta situación
por el comportamiento de la clase dirigente, que empezó en la dictadura
militar. Esta no es una crisis actual, que se armó de repente.
Los nombres que aparecen ahí, más o menos fundamentados,
nadie duda que tuvieron algún nivel de participación importante
en el saqueo y desmantelamiento de la Argentina. Si no se llega al fondo
de lo que pasó, será muy difícil alumbrar un proceso
distinto de construcción del futuro.
Carrió se salió de su partido, que es fuerte y tradicional,
y está sufriendo un cierto vacío mediático. ¿Por
qué cree usted que conserva tanta credibilidad?
La gente intuye que esta crisis es más profunda que el tema
económico. Por eso acompañó un proceso de búsqueda
de lo que la diputada llama la verdad. Cuando nosotros peleamos
también con el sistema político que funcionaba en el Senado,
discutimos cómo el sistema era funcional a determinadas minorías
económicas o hiperrentabilidades, cómo la falta de control
de las empresas privatizadas llevaba a las maxiganancias y cómo
la labilidad del control tenía que ver con las permisividad política.
El sistema se financiaba mediante la corrupción y dejaba que ciertos
sectores concentraran el poder económico. El mercado no es muy
sensible al tipo de prácticas que tiene un país. Su lógica
es la de las hiperganancias. Luego, cuando viene la crisis, dicen que
hay que ajustar los sueldos con la metodología del carnicero. El
aislamiento de Carrió es producto de que la investigación
es disfuncional a los centros de poder. Nunca se planteó la asociación
entre lo que planteaban los mercados y los cambios éticos que debían
producirse en la Argentina, porque las regulaciones del Estado también
implican menos ganancias y mejorar la distribución del ingreso.
El sistema político ha sido absolutamente funcional, como en parte
muestra el informe, a la concentración del poder económico
en Argentina.
¿Existe de verdad la posibilidad de construir una alternativa
política, más allá de la denuncia?
Es un trabajo, que lleva su tiempo. En eso también la diputada
tiene un diagnóstico acertado: esta crisis tiene que producir nuevos
actores. Económicos, políticos, sociales. Si se piensa que
la crisis es sólo económica y que se recompone con el Fondo
Monetario ayudando vía Estados Unidos y los comportamientos de
los actores siguen siendo los mismos... En ese caso la crisis no es una
oportunidad sino una amenaza. Pero lo que está planteando la diputada
es que la crisis tiene que ser una oportunidad para reformular el mapa
del poder en la Argentina. Los que tuvimos alguna responsabilidad en este
proceso actual, tenemos que dar un paso al costado y decir: tenemos una
cuota de responsabilidad. En el caso mío, en el fracaso de este
proyecto que intentábamos, en este fracaso de la Alianza, reconocer
eso, hacer también una autocrítica profunda y fuerte, y
también dar un paso al costado. Tiene que haber nuevos protagonistas
que encabecen una nueva oportunidad, porque el país no puede quedar
si una alternativa, sin una esperanza, porque hoy no se ven alternativas.
Lo más penoso es que no se ven opciones. Todo es más de
lo mismo.
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