La moraleja de la célebre
fábula de la cigarra y la hormiga fue comprendida a la perfección
por un grupo de personas que trabajaba en el Banco Central. Como al descuido,
fueron aprovisionándose de cartuchos de tinta de la entidad, los
que robaban diariamente en mínimas cantidades desde hace diez meses.
Poquito a poco se alzaron con un botín de un valor de aproximadamente
2 millones de dólares, pero a diferencia de los laboriosos insectos
del relato de Esopo, terminaron como la ociosa cigarra: sin nada en su
poder para pasar lo que queda del invierno. Los ocho ladronzuelos terminaron
detenidos, junto a otros 20 cómplices.
Cada uno de los detenidos de la numerosa banda dedicada al robo de insumos
de computación cumplía un rol específico: ocho empleados
de maestranza de una empresa privada que había sido contratada
para trabajar en la limpieza de la sede del Banco Central ubicada en la
calle Reconquista 266 hacían un trabajo tipo hormiga,
sacando pocas unidades de cartuchos de tinta en bolsas de residuos, las
que luego eran recogidas por sus cómplices y trasladadas hacia
los dos laboratorios que la banda tenía montados.
Allí, otras personas completaban la carga de tinta de los cartuchos
-que eran usados, falsificaban una etiqueta de una conocida marca
y los colocaban en cajas de cartón nuevas. Finalmente, otro grupo
se dedicaba a la comercialización de los cartuchos en casas de
comercio dedicadas a la venta de ese tipo de productos, donde aparentemente
eran comprados de buena fe.
El minucioso operativo, que se venía realizando desde noviembre
del año pasado, fue descubierto por el personal de vigilancia de
esa sede del Banco Central, que advirtió que se estaba detectando
un faltante de insumos de computación. El juez federal Gabriel
Cavallo recibió la denuncia y ordenó tareas de investigación,
filmaciones y seguimientos. Fue así como se pudo determinar que
empleados infieles del Banco sustraían los insumos en bolsas
de residuos que luego eran dejadas en la calle y recolectadas por otras
personas, detalló el subcomisario Sergio Russo, de la división
Robos y Hurtos de la Policía Federal, que estuvo a cargo de las
investigaciones.
Entre el martes por la noche y ayer, la Policía Federal realizó
cinco allanamientos en forma sorpresiva: dos de ellos fueron en Ciudadela
y otro en Lanús, en el Gran Buenos Aires, y los otros dos se hicieron
en el barrio de Pompeya, en la Capital Federal. Los operativos concluyeron
con la detención de 28 personas involucradas en el robo y el secuestro
de máquinas utilizadas para el rellenado de los cartuchos y para
la confección de los envases, y vehículos de carga propios
de la banda. Entre los detenidos, cuyas identidades no fueron proporcionadas,
hay hombres y mujeres, todos mayores de edad. Desde el Banco Central,
en tanto, no quisieron dar una opinión oficial sobre el caso.
A
los balazos en el banco
Tras una persecución
con balacera incluida, tres hombres y una chica de 14 años fueron
detenidos luego de robar cerca de cinco mil pesos de una sucursal del
Banco Galicia en Villa Lynch. Un policía y uno de los ladrones
resultaron heridos.
Todo comenzó ayer a las 13 en la sucursal del Banco Galicia de
Villa Lynch, donde irrumpieron dos hombres armados, mientras un tercero
y la adolescente los esperaban afuera en un auto. En pocos minutos, los
ladrones se llevaron cerca de cinco mil pesos de la entidad y escaparon
en su auto.
Pero fueron localizados por un patrullero y se inició entonces
una persecución y tiroteo entre ambos vehículos en el cruce
de Constituyentes y General Paz. En ese enfrentamiento uno de los ladrones
resultó herido, al igual que un policía, el cabo primero
Ariel Ferrari, que debió ser trasladado al hospital Thompson para
ser asistido de una lesión provocada por una esquirla que le impactó
en la cabeza. Los cuatro asaltantes fueron detenidos.
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