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En sólo seis meses hay casi 500 mil pobres más

Hubo un aumento
explosivo de la pobreza en el Gran Buenos Aires. Alcanza a 4 millones de personas.

Una de cada tres
personas en el GBA es pobre. En los partidos del segundo cordón, una de cada dos.

Según los últimos datos del INdEC, correspondientes a la encuesta de hogares de mayo pasado, el 32,7 por ciento de las personas de Capital y Gran Buenos Aires –una de cada tres– son pobres, el mayor porcentaje desde los tiempos de las hiperinflaciones de 1989 y 1990. Así, entre octubre y mayo, cerca de 500 mil personas cayeron bajo la línea de pobreza en el área metropolitana, y hoy casi 4 millones de personas viven en esa condición. También hubo un crecimiento record del número de indigentes, es decir, aquellas personas que ni siquiera logran adquirir una canasta de alimentos mínima en calorías. El aumento de la desocupación y el derrumbe de las remuneraciones explican semejantes niveles de mishiadura.
Paradojas del destino, mientras medio equipo económico negocia en Washington un paquete de salvataje financiero del Fondo Monetario, a cambio de un nuevo programa de ajuste, el INdEC difundió ayer las cifras de pauperización más impresionantes de la última década. Son las siguientes:
En mayo pasado, el 32,7 por ciento de la población del Gran Buenos Aires (Capital más partidos) subsistían bajo la llamada línea de pobreza. Es decir, no llegaban a comprar una canasta elemental de bienes y servicios, valuada en 154 pesos mensuales por adulto del hogar. Para tener una idea del avance de la pobreza en los últimos años, en mayo de 1994, en plena etapa de crecimiento de la Convertibilidad, el porcentaje de personas de la región en esa situación era de sólo el 16 por ciento, la mitad.
Sólo los niveles de pobreza en los tiempos de las híper son comparables con los actuales: en octubre del ‘89, la pobreza en el área metropolitana alcanzó al 47 por ciento, mientras que en mayo de 1990 fue del 42 por ciento. Sin embargo, en ese entonces, las mediciones del INdEC fueron distorsionadas por el fenómeno hiperinflacionario y marcaron “picos” transitorios de la pobreza, que cayó notoriamente a los pocos meses: así, en octubre del ‘90, ya se había reducido al 33,7 por ciento, y seis mes más tarde al 29 por ciento. Hoy, en cambio, los expertos aseguran que es un proceso más estructural, persistente en el tiempo, y por lo tanto más grave.
Casi 4 millones de personas en el área metropolitana, en la actualidad, son pobres. Esto es, casi 500 mil más que en octubre pasado.
Según la misma encuesta de hogares del INdEC de mayo, también hubo un fuerte salto en la indigencia, que alcanzó al 10,3 por ciento de la población del GBA. Estos niveles triplican los de los primeros cuatro años de la Convertibilidad y, de nuevo, sólo son superados por las dos mediciones coincidentes con la hiperinflación. De acuerdo al INdEC, la indigencia se mide por la capacidad de adquirir una canasta de alimentos, que incluya “las calorías mínimas para desplegar una actividad física moderada”, valuada en 63 pesos mensuales por adulto de la familia.
En mayo, 1.250.000 personas en el área metropolitana sobrevivían en la indigencia. De otro modo, entre octubre y mayo, más de 325 mil personas cayeron en la indigencia.
Un párrafo aparte merecen los niveles de pobreza detectados en la última medición en el segundo cordón de partidos del Gran Buenos Aires. Allí es donde más creció la miseria, a tal punto que hoy una de cada dos personas son pobres. Más precisamente, el 48,9 por ciento de la población en esa zona no llegaba a comprar la canasta básica de bienes y servicios que define la línea de pobreza. Ese nivel de pauperización es apenas unos puntos inferior a los picos registrados durante las híper.
El jefe de asesores de la Secretaría de Política Económica, Javier Ortiz Batalla, dio la versión oficial del drama. Dijo que era la consecuencia de “una reducción en el número de receptores de salarios” –mayor desocupación– “y una reducción de los ingresos” de los que tienen la fortuna de conservar el empleo. Sin embargo, evitó profundizar sobre las consecuencias que las nuevos recortes aplicados sobre jubilaciones y salarios públicos de clase media tendrán sobre los índices de pobreza de octubre, cuando sea relevada la próxima encuesta del INdEC.

 

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