Por Claudio Zlotnik
Una negociación que
demandaría no más allá de un fin de semana ya se
prolongó siete días. Y lo más probable es que siga
todo el fin de semana. El anuncio del acuerdo se produciría el
próximo lunes. Y, en forma simultánea, se anunciarán
las medidas que deberá tomar el Gobierno para poder destrabar la
ayuda extraordinaria. En su mayoría se trata de proyectos de ley,
como la reforma previsional y una nueva coparticipación federal
de impuestos, que el Congreso deberá tratar. Mientras tanto, las
negociaciones entre Economía y el Fondo Monetario para liberar
fondos extraordinarios hacia la Argentina se han complicado más
de la cuenta. Funcionarios consultados por Página/12 dijeron que
el retraso tiene dos causas: la propia interna en el seno del FMI sobre
la ayuda a la Argentina y las condiciones que el Gobierno deberá
cumplir para mantener vigente el nuevo acuerdo. A pesar de este panorama,
los financistas dan por descontado que habrá un paquete de ayuda.
Y por tal motivo el riesgo país volvió a bajar 62
puntos, hasta los 1391, mientras que las acciones recuperaron 2,4
por ciento.
Tal como adelantó este diario, las exigencias del Fondo Monetario
para liberar la ayuda comprendían desde la privatización
del Banco Nación hasta la desregulación de las obras sociales,
la reforma previsional y la reestructuración del PAMI y de la Anses.
En efecto, en la última etapa de las discusiones se están
planteando los plazos en que el Gobierno podrá garantizar el cumplimiento
de esas condiciones. Estas pautas, denominadas como reformas estructurales,
son complemento de la ley de Déficit Cero, que en los hechos se
ha convertido en el programa económico del Gobierno.
Justamente, respecto del Déficit Cero hay dos cuestiones que se
siguen negociando: cada cuánto se monitorearán las cuentas
y la realización de un nuevo ajuste en las provincias. El FMI aspira
que se cumple mensualmente el Déficit Cero, mientras que el equipo
económico contraofertó cada seis meses. El plazo que habrían
acordado sería de tres meses. Sobre el otro punto, el reclamo de
los técnicos de Washington es que Economía elimine la garantía
de 1364 millones que mensualmente la Nación gira a los distritos
del interior. A cambio, el FMI quiere que las provincias se lleven una
cuota proporcional a lo que recauda la Nación.
Aunque aún no están cerradas las discusiones en Washington,
un calendario aproximado a lo que sucederá en las próximas
horas podría ser el siguiente: después del fin de semana
se anunciará una recomendación al directorio
del FMI para que éste apruebe el auxilio a la Argentina. No se
menciona explícitamente, pero Daniel Marx retornará al país
con la consigna de aprobar las nuevas medidas antes de que el board del
Fondo se reúna. El resto de la historia sigue siendo obvia: habrá
dinero contante y sonante siempre y cuando Argentina cumpla con las condiciones.
La versión más consistente que circula tanto en Wall Street
como en el microcentro porteño da cuenta de que, en los papeles,
el auxilio ascenderá a 15.000 millones de dólares. De ese
total, 6000 a 8000 millones serían los fondos frescos aportados
por el FMI. Otros 2500 a 3000 millones provendrían de la línea
contingente del Banco Central a la que el Banco Mundial y el BID
se suman con 1000 millones, mientras que el Fondo adelantaría
los 2500 millones pautados en el blindaje. El resto sería aportado
por distintos países de Europa, como España e Italia.
Sin embargo, lo más probable es que haya un desembolso inicial
mínimo al que se le añadiría la línea contra
corridas del Banco Central por entre 2500 a 3000 millones. Todo ese dinero
servirá para engrosar las enflaquecidas reservas del BC. Si se
confirma este esquema, el resto de las partidas estarán condicionadas
a que Domingo Cavallo cumpla con las reformas estructurales y con el Déficit
Cero.
Por ahora, y ante la falta de anuncios, a varios funcionarios les ganó
la ansiedad. El canciller Adalberto Rodríguez Giavarini fue uno
de ellos. Acabo de hablar a Washington. El FMI emitirá un
comunicado de apoyo en unplazo breve, adelantó. Pero su estimación
resultó una falsa alarma. Minutos después, un portavoz del
organismo utilizó el clásico no comments (sin
comentarios) cuando se le consultó sobre los dichos del canciller,
que de todos modos quedaron desmentidos con el correr de las horas.
Lo cierto es que, con el pasar de los días, las autoridades del
Fondo lograron imponer el bajo perfil a las discusiones. Los cálculos
de los funcionarios de lo que podría ser el socorro desaparecieron
de escena, siendo reemplazados por los pedidos de cautela, como el que
ayer expresó el asesor Horacio Liendo. Son exageradas las
expectativas sobre una rápida conclusión de las tratativas,
indicó en declaraciones radiales. Tanto fue el mutismo que ni siquiera
hizo declaraciones el viceministro Daniel Marx, quien en las seis noches
anteriores al menos había pronunciado frases de circunstancia frente
al periodismo.
En todo caso, la única señal concreta que partió
desde Washington fue la enviada por George Bush. A través de sus
voceros, el presidente estadounidense dejó trascender que analizó
el caso argentino con sus asesores económicos, entre los que figuró
el secretario del Tesoro Paul ONeill, mediante una teleconferencia
que protagonizó desde su rancho de Crawford, Texas, donde pasa
sus vacaciones veraniegas. Sin mencionar el contenido de esas conversaciones,
que Bush extendió con sus pares del Grupo de los Siete, el vocero
presidencial manifestó que su jefe sigue instando a la Argentina
a trabajar con el FMI. Traducción: Estados Unidos todavía
no resolvió (o no quiere decir) cuál es su decisión
final frente a la crisis argentina que, como principal socio del Fondo,
debe comunicarla al directorio del organismo.
Precisamente, una alta fuente del Gobierno dijo a este diario que todavía
no existe un consenso simultáneo entre los representantes
del FMI, y que esa es una de las causas por la cual todavía no
se aprobó el convenio. Esto significa que ni Estados Unidos ni
los países más poderosos de Europa se han puesto de acuerdo
aún en la participación que tendrán en el auxilio
financiero. Esa participación se divide en dos: el monto que se
aportará a la Argentina y la manera en que se hará.
Un clima más
respirable
La certeza de que el desembolso del Fondo Monetario se hará
realidad tranquilizó a los financistas. El riesgo país
cayó a 1391 puntos, ante la suba del 3 por ciento en los
títulos públicos, y las acciones avanzaron 2,4 por
ciento. En este clima más aliviado, se ha detenido la fuga
de depósitos. El martes pasado, los depósitos bancarios
totales crecieron 25 millones. Mucho más amplio fue la mejora
en los plazos fijos, que ese día crecieron en 116 millones.
También hubo un aumento de las reservas de 76 millones y
una caída al 14,5 por ciento en pesos en la tasa interbancaria,
un referente para el resto del sistema financiero.
Si bien la recuperación de depósitos aparece como
mínima frente a los 390 millones que habían subido
el viernes, lo cierto es que el dato alegró a los banqueros
porque la mejora en el último día hábil de
la semana pasada se debió a que el Gobierno depositó
el pago del vencimiento de una Lete. La suba del martes, en cambio,
se explicó por un cambio de expectativas de los ahorristas
particulares, se entusiasmaron ayer en las entidades financieras.
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Ayuda, antes de que
sea tarde
Los presidentes de Chile y México reclamaron, en una declaración
conjunta, que la comunidad internacional se involucre de manera
rápida y efectiva en la solución de la crisis
económica argentina. Los presidentes de ambos países,
Ricardo Lagos y Vicente Fox, se reunieron ayer en forma previa al
inicio de la Cumbre del Grupo Río, que juntará a las
autoridades de 19 países de Latinoamérica y el Caribe
en Santiago mañana, viernes. Es cierto que lo que puede
detonar es Argentina, pero lo importante es preservar la existencia
de los mercados emergentes a nivel internacional, dijo Lagos
tras reunirse con Fox. El comunicado conjunto destaca los esfuerzos
fiscales realizados por Argentina e indica que el país necesita
de manera esencial el respaldo de los organismos financieros.
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LA
PRODUCCION CAYO EL 4 POR CIENTO EN JULIO
La industria se derrumba
La producción industrial
retrocedió en julio 4,1 por ciento en relación a igual mes
del año pasado, con lo cual acumula una caída del 2,5 por
ciento en los primeros siete meses del año. Son los datos oficiales
distribuidos ayer por el INdEC. Peor aún, de la encuesta de expectativas
surge que sólo el 14 por ciento de los empresarios prevé
una mejora de la demanda en los próximos meses, mientras que el
86 por ciento restante dice que disminuirá o se mantendrá
en los deprimidísimos niveles actuales.
El INdEC difundió ayer dos indicadores que, aunque no sorprendieron
a nadie, cayeron como un balde de agua fría entre los funcionarios
del ala política del Gobierno. Al impresionante incremento de la
pobreza (ver página 4), se le agregó la fuerte caída
de la producción manufacturera durante el mes pasado.
El Estimador Mensual Industrial (EMI) del organismo experimentó
en julio una baja de 2,1 por ciento, en términos desestacionalizados,
en relación a junio, lo cual muestra que la recesión sigue
profundizándose. Las ramas más afectadas por la depresión
fueron la metalmecánica, automotores, materiales de construcción
y aluminio. Mientras que la producción de petróleo fue una
de las pocas áreas que se salvó de la debacle.
En el Ministerio de Economía apuestan a que en agosto la historia
empiece a cambiar. Sin embargo, hay dos datos que juegan en contra de
esa ilusión. Por un lado, como informó ayer este diario,
la recaudación durante los primeros diez días hábiles
del mes siguió en el tobogán, lo cual es un indicador indirecto
del nivel de actividad. Por otro lado, la propia encuesta del INdEC, que
mide las expectativas de los empresarios, revela que no hay elementos
para entusiasmarse. Los resultados son los siguientes:
El 26,2 por ciento de los encuestados
prevé una baja de la demanda interna, el 60 por ciento no espera
cambios, mientras que sólo un 13,8 por ciento anticipa un aumento.
El 19,7 por ciento de los importadores
adelanta una baja en la compra de insumos, el 72,1 por ciento no prevé
cambios es decir, que se mantendrían los ajustados niveles
actuales y sólo un 8,2 por ciento confía en que aumentará.
El 27,7 por ciento de las empresas
prevé una baja en la utilización de la capacidad instalada
para los próximos meses, el 60 por ciento dice que no variará
y sólo el 12,3 por ciento adelanta una suba.
Sólo los exportadores
se muestran más optimistas. El 28,8 por ciento espera un incremento
de sus ventas, el 64,4 por ciento no anticipa cambios y el 6,8 por ciento
afirma que sus ventas al exterior disminuirán.
EL
ACUERDO LLEGA, PERO NO TODAS SON BUENAS NOTICIAS
Los analistas ya prevén mayor recesión
Mientras los mercados
empiezan a preparar la nueva zanahoria tras la cual correrá la
política económica oficial una vez superado el capítulo
del paquete de ayuda del FMI, los afamados analistas
y estrategas para mercados emergentes de los principales bancos
de inversión ya empiezan a avisar que el salvavidas en curso no
será suficiente para salvar al ahogado.
A través de la opinión de tres diferentes analistas de Wall
Street ayer, quedó claro que la recesión que se viene con
el actual ajuste no podrá sorprender a nadie. Un cuarto, incluso,
fue más allá, al señalar que ni siquiera bajará
en forma sustancial el riesgo país. Lo curioso es que, de todas
maneras, los cuatro aplauden la llegada del mal llamado salvavidas.
Pablo Goldberg, de Merril Lynch, afirmó que la asistencia crediticia
del FMI será importante para preservar la solvencia del sistema
financiero, pero no significará la reactivación de la economía.
Fernando Losada, del ABM-Amro Bank, sostuvo que el recorte que el Gobierno
debe hacer en salarios y jubilaciones para cumplir con el déficit
cero en los próximos meses será mayor al 13
por ciento aplicado en julio, y ello actuará en forma negativa
sobre la actividad económica.
Walter Molano, del BCP Securities, señaló que el monto de
plata fresca que recibiría Argentina, 6000 millones sobre
un paquete global de 15 mil millones de dólares de apoyo, no
cambia el panorama y que el mercado lo va a ver como
una forma disimulada del gobierno de Estados Unidos para no dar
un apoyo más fuerte. En Washington la gente está
un poco cansada de recibir tantas delegaciones, muchas promesas y siempre
una falta de cumplimiento en lo que se promete, advirtió.
Jaime Valdivia, de Morgan Stanley, pronosticó que la asistencia
financiera extra no reducirá el riesgo país más
allá (por debajo) de los 1350 puntos básicos. Asimismo
advirtió que el ajuste sobre sueldos, jubilaciones y transferencias
a las provincias para alcanzar el déficit cero puede atentar
contra la recuperación de la economía.
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