Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


Un hospital semidestruido por
una demorada obra de ampliación

El Santojanni, dependiente del gobierno porteño, está casi fuera de servicio. Los trabajos para remodelarlo lo dejaron en ruinas. Allí, las parturientas comparten la sala de partos con los baleados. La Legislatura interpelará a los responsables de la obra.

El Santojanni, del barrio de Mataderos, funciona actualmente al 25 por ciento
de su capacidad.

Por Eduardo Videla

Una obra destinada a ampliar un hospital terminó dejándolo casi fuera de servicio, con sectores en peligro de derrumbe. Es el caso del Hospital Santojanni, en el barrio porteño de Mataderos, que recibió como premio un préstamo que nunca había pedido para su ampliación. El resultado fue una película de terror para pacientes y médicos: el hospital está funcionando hoy al 25 por ciento de su capacidad, tiene la mayoría de sus servicios cerrados, incluidos los quirófanos, por lo que las urgencias deben atenderse en la sala de partos, donde conviven baleados con parturientas, según la descarnada descripción que realizaron los médicos a Página/12. La Legislatura aprobó anoche una citación a los funcionarios porteños responsables de la obra, sobre la cual pesan sospechas de irregularidades.
La ampliación del Santojanni es parte del denominado proyecto PRESSAL (Programa de Reforma del Sector Salud) mediante un préstamo de 101 millones otorgado por el Banco Mundial y destinado a varios hospitales. El PRESSAL, impulsado en 1995 por el gobierno de Carlos Menem, fue cuestionado por imponer el modelo de autogestión, que ponía en riesgo la gratuidad en la atención. Ni los peores pronósticos vaticinaron los efectos devastadores que tuvo para el Santojanni.
Los profesionales nucleados en la Asociación de Médicos Municipales del hospital presentaron el miércoles un informe del caso ante la titular de la Comisión de Salud de la Legislatura, Clori Yelicic. Según el documento, las obras debían estar finalizadas en diciembre de 2000, con un presupuesto de 7,1 millones de dólares. Sin embargo, los trabajos recién se iniciaron en junio de ese año, a ritmo lento. Como el plazo no se cumplió, se pidió una prórroga del Banco Mundial por seis meses. “Pero la única forma de cumplir ese plazo era desactivar todas las áreas en que debían hacerse reformas, para romper todo y construir rápido, y no en forma progresiva, como se había prometido en un principio”, dice el informe.
En febrero de 2001 se liberaron las áreas requeridas y el hospital perdió los quirófanos centrales y el 40 por ciento de las camas de internación. Pero la obra tampoco avanzó: la empresa constructora descubrió que la estructura de la planta baja –un edificio construido en 1981– no soportaba una construcción en planta alta y era necesario reforzarla. Por eso hubo que pedir una segunda prórroga hasta diciembre de este año. Pero ahora, la empresa exigía que debían desactivarse otros sectores: los consultorios externos, hemodinamia, medicina nuclear, tomografía computada y ecografía. La razón: había que trabajar con martillos neumáticos sobre el techo y había riesgos de desprendimiento del cielorraso.
Como consecuencia, desde mayo de este año, el Santojanni funciona con 120 de sus 490 camas de internación y redujo los consultorios en más de un 30 por ciento. Las cirugías programadas fueron suspendidas y solo se atienden urgencias en la sala de partos. El ritmo febril que se le imprimió desde entonces a la obra no será suficiente para cumplir con el nuevo plazo, el último según se estima, por lo que el crédito se caerá en diciembre de este año con el hospital a medio terminar. El secretario de Salud porteño, Aldo Neri, admitió a Página/12 que hasta el momento “se ha cumplido un 32 por ciento de las obras”. El funcionario prometió que si expira el crédito “la ciudad se hará cargo de la finalización de la obra”. La preocupación de los profesionales llegó a la Legislatura, que aprobó un proyecto para citar, para el miércoles próximo, a los miembros de la Unidad Ejecutora del PRESSAL de la Ciudad de Buenos Aires, para que den explicaciones sobre la situación del hospital. Un sector de la oposición propuso interpelar a Neri, pero la iniciativa fue rechazada. “Sabemos que Neri asumió el cargo hace dos meses y heredó esta situación. Primero debemos escuchar a los que ejecutaron el programa”, dijo a Página/12 la diputada Juliana Marino (peronista independiente). El proyecto mayoritario fue presentado por la diputada Beatriz Baltroc (Alianza), acompañada por Marino, Yelicic, Delia Bisutti y Julio Vitobello. Los diputados, además, aprobaron un pedido de informes para saber por qué se adjudicó la obra a la empresa Calcaterra, segunda en la lista de oferentes; por qué se hizo el proyecto de construcción sin tener los planos del edificio original, y la razón por la que se compró el equipamiento del hospital en 1998, cuando las obras ni habían empezado. “Los equipos están en un depósito, por el que se paga un alquiler, y cuando se pongan en funcionamiento van a tener un atraso tecnológico de tres años”, dijo a este diario Jorge Iapichino, secretario general de la AMM.

 


 

UNA PERICIA QUE BENEFICIA AL MARIDO DE TALLARICO
Sábanas con sangre infantil

La investigación sobre el asesinato de la bailarina Liliana Tallarico, cometido en 1994 y por el que se encuentra detenido el ex esposo de la víctima, José Luis Jara, tiene nueva tela para cortar: un estudio de ADN determinó que una de las manchas de sangre halladas en las sábanas utilizadas por Valeria, la hija de ambos –que entonces tenía 11 años–, para escapar del lugar del crimen, corresponden a la propia chica. Al no aparecer rastros de Jara, la nueva pericia puede beneficiarlo. De todos modos, los investigadores tratan ahora de establecer si Valeria sangró antes o después de descolgarse por la ventana.
Liliana Tallarico fue hallada asesinada el 4 de febrero de 1994, en su casa del octavo piso de un edificio de la ciudad de La Plata. Su hija Valeria había quedado encerrada en una de las habitaciones, de donde escapó descolgándose por la ventana con una soga hecha con sábanas anudadas, en las que quedaron los rastros de sangre analizados.
El estudio de ADN determinó que el material genético recuperado pertenece a la hija de Tallarico, que recientemente cumplió 18 años. Los peritos cotejaron los restos de sangre de la sábana con las muestras de ADN extraídas del epitelio bucal de la joven y del de su padre, José Luis Jara, de 42 años, que se encuentra detenido desde febrero de este año.
Luego de siete años de silencio y tratamiento psicológico, Valeria se presentó a principios de este año a declarar ante el juez de transición Horacio Nardo, e involucró a su padre en el asesinato, lo que motivó su detención. “Está loca”, afirmó entonces Jara sobre su hija.
La situación procesal de Jara podría cambiar en los próximos días si se realizan las pericias a los restos de sangre y pelos encontrados en las uñas de la bailarina y en el dispositivo intrauterino que tenía en el momento del asesinato. Por falta de fondos, la Justicia no pudo realizar aún esos estudios. Los abogados defensores de Jara presentaron un escrito donde rechazan la prórroga de las pericias alegando que “el imputado se encuentra detenido desde hace más de seis meses en base a una prisión preventiva que no se encuentra firme”.

 

PRINCIPAL