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“En el tango se puede jugar, no
hace falta seguir reglas rígidas”

Esteban Morgado presenta esta noche su CD �Endemoniado�, en el que a su material agrega tangos clásicos y de Astor Piazzolla.

Para este disco, Morgado armó un cuarteto que define como ideal.
En el show estarán Liliana Herrero, Lidia Borda y María Volonté.

Por Diego Fischerman

Para muchos, es una figura sin nombre. Lo conocen como “el guitarrista”. Está ahí. Toca al lado de los personajes más variados (no todos músicos y, mucho menos, cantantes). Los acompaña. A veces debe cambiar de tonalidad sobre la marcha para poder seguirlos. Y le encanta. A Esteban Morgado, tocar en televisión (en “Letra y música”, el programa de cable de Silvina Chediek), trabajar sin red y jugar a esa suerte de legalización de la estética de la guitarreada lo fascina. “Hubo momentos increíbles –cuenta-, como cuando vino Félix Luna y cantó las canciones de Mujeres Argentinas. O cuando estuvo Lito Vitale, llegó con su guitarra, que toca maravillosamente, e hicimos un dúo”. Hace nueve años había sacado un primer disco notable, en el que trabajaba con ritmos, formas musicales e instrumentaciones variadas. Acaba de publicar Endemoniado, dedicado exclusivamente al tango, y hoy a las 23 lo presenta en La Trastienda.
“Un disco implica una serie de decisiones difíciles y más en un país en que no es fácil hacerlo”, reflexiona. “El anterior respondía a un momento particular de mi carrera, en que estaba estudiando muy fuerte con Gabriel Senanes y aparecía mi preocupación por los colores orquestales, por lo tímbrico. Lo de ahora es tango, después de haber tocado mucho, de haber tocado con Goyeneche, con Antonio Agri, con Cadícamo. Y también de haber estado en el grupo de Adriana Varela. Lo que me faltaba era dar con un producto en el sentido más genuino de la palabra, con algo para decir y con poder plasmarlo en algo que funcionara. La respuesta apareció cuando armé mi cuarteto actual. Ahí había algo que me permitía elaborar un sonido que me hace bien, me gusta. No sólo es gente muy talentosa y a la que quiero mucho, sino que tengo la certeza de que si yo tocara el violín me gustaría hacerlo como Quique Condomí, si fuera bandoneonista querría tocar como Walter Castro o Carlitos Corrales y, si tocara contrabajo, como el Mono Hurtado. Tocamos mucho, tocamos en Europa, hicimos arreglos de temas de Piazzolla que nos interesaban, compusimos temas propios y llegó un momento en que el disco estaba maduro, era casi obligatorio hacerlo.” En su concierto de hoy –donde el bandoneonista oficial será Castro y Corrales estará como invitado– participarán también las tres cantantes que aparecen en el CD: Liliana Herrero, Lidia Borda y María Volonté.
–¿Siente alguna diferenciación entre componer un tema propio o arreglar uno de otro autor?
–Componer y arreglar me gusta por igual. En el disco hay cinco temas de Piazzolla, cinco míos y cuatro tangos clásicos, tres de ellos cantados y el otro en guitarra sola. Siempre me gustaron los arreglos de Sinatra y me encantaba el trabajo de Miralles con Serrat. Allí se trata de mucho más que de un mero ornamento, de una especie de revestimiento del tema. Realmente se trataba de algo que era esencial para que la canción fuera esa y no otra. Me interesa esa manera de trabajar. La de pensar el arreglo como una forma de composición. Manolo Juárez siempre decía que, en el folklore, la forma la determinaba la danza. Tuvieron que aparecer el Cuchi Leguizamón o Waldo de los Ríos para cambiar las cosas. Y en el tango creo que puede pasar lo mismo. Que se puede jugar y no hay por qué seguir reglas rígidas. En ese sentido, la música de Piazzolla es ideal porque invita a ese trabajo de armar, desarmar y rearmar. A poder, con infinito respeto, recrear el original sin intentar imitarlo, tal vez llevándolo hacia otro lado.
Como guitarrista, a Morgado le gusta lo que a otros les parece poco interesante. Ni tocar muchas notas ni hacer exhibiciones permanentes. Lo suyo, en sus propias palabras, es “quedarme en el arco, mirar desde atrás y tratar de ordenar la cancha. O, quizá, como una especie de Chicho Serna: escuchar las melodías que tocan los otros. Eso es lo que me gusta. Ser la base.”

 


 

Los Cadillacs, con variantes

Los Fabulosos Cadillacs iniciarán esta noche una serie de ocho shows en el Teatro Astral (previstos para este y los próximos dos fines de semana), titulados genéricamente Loco miedo loco. Este espectáculo se presenta con intenciones de cambio en el rumbo musical –una disección de sus viejas canciones y la incorporación de una orquesta de cuerdas– y con la confirmación de los alejamientos del tecladista Mario Siperman y el trompetista Daniel Lozano. La reducción de personal había sido anticipada por Página/12 el lunes 6 de agosto, a partir de la suspensión de dos recitales en Centroamérica, aunque mereció luego una desmentida de parte de un vocero de la banda. Finalmente, el cantante Gabriel Fernández Capello (a) Vicentico oficializó públicamente la partida de los dos músicos durante una entrevista radial. En estos shows, previos a la grabación de un nuevo disco, los Cadillacs se inclinarán hacia un formato de “fusión” jazzera-clásica de sus canciones, además de versionar autores disímiles de la música popular argentina como Pappo y Carlos Gardel.

 

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