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El Conurbano con el agua al cuello
tras el desborde del río Matanza

Los evacuados superaron los
2000. La zona más afectada fue La Matanza. También hubo problemas en La Plata, Chascomús y Luján.

El operativo rescate no fue
fácil para sus protagonistas.
La mayoría de la gente fue
trasladada a las escuelas.

Por Horacio Cecchi

“Hasta ahora son 2173”, reveló a este diario la jefatura de operaciones de Defensa Civil bonaerense. El número representa la cantidad de evacuados en toda la provincia. El momento: las nueve de la noche. “Hasta ahora”, porque minuto a minuto las estadísticas se engrosaban en relación directa con los volúmenes de agua. La Matanza, nudo sumergido y caótico, con 1899 hasta ahora, concentraba el grueso de las preocupaciones y se había transformado en un termómetro de la situación: “El mayor problema de los barrios bajos es la pobreza. A los evacuados los ubicamos en escuelas porque hay comedores y cocinas industriales. Pero también se juntan muchos que vienen sólo a pedir comida”, describió Carlos Mariezcurrena, jefe de operaciones de DC provincial. En La Plata, Chascomús, Moreno, Luján, Brandsen y Navarro las escuelas tampoco fueron escuelas sino centros de refugiados. En Santa Fe, el aeroparque de Sauce Viejo continúa cerrado. El Jorge Newbery porteño pasó por la misma situación durante varias horas y el puerto fue clausurado por la sudestada. En Córdoba sufrieron la peor de las paradojas: en medio del temporal, buena parte de la ciudad se quedó sin agua.
“Viene creciendo”, aseguraba Mariezcurrena a las cinco de la tarde. Se refería al desborde del Matanza y del Arroyo Moreno, que a esa hora habían obligado a evacuar a 1554 personas de las localidades de González Catán, Gregorio de Laferrere y Virrey del Pino. La cifra había superado los 990 refugiados durante el jueves, cuando se intentaba creer que se trataba del pico de las inundaciones por la sudestada.
A las 18, la suma seguía aumentando, y a última hora de ayer ya habían alcanzado los 1899 evacuados sólo en el partido del Conurbano sudoeste. Las perspectivas no eran gratas. “En el mejor de los casos, si para la lluvia, el número se va a estabilizar pero recién van a poder regresar a sus casas en dos o tres días, cuando el agua baje”, advirtió Mariezcurrena.
Los evacuados fueron albergados en siete escuelas. La 107, de Laferrere, parecía un barrio entero traspolado: recibió 440 personas, en su mayoría mujeres y niños. Los hombres prefieren quedarse en sus casas custodiando pertenencias. “Hay tanta hambre que no es que les roban de afuera. Les roban los mismos vecinos”, aseguran desde Defensa Civil de La Matanza.
En Chascomús, el arroyo Los Toldos que desemboca en la zona norte de la laguna aumentó su caudal pero la laguna también, al punto de transformarse en un dique líquido. Resultado, el afluente comenzó a desbordar hacia los barrios periféricos. El número de evacuados bajó engañosamente de 53 a 36. Lo que no bajó fue el agua. El registro refleja en realidad una cantidad de sumergidos que decidieron autorrefugiarse en casas de familiares. A última hora, las autoridades informaban un principio de desborde en el sistema de encadenadas que deriva el agua de los campos a la laguna.
La Plata parecía haber controlado la situación. Después de haber alcanzado el pico de 131 evacuados en Villa Elvira, City Bell y Los Hornos, fueron cerrados los centros de refugiados de la segunda localidad y parte de la tercera, después de que las zonas inundadas escurrieron. El número de personas ubicadas en escuelas y centros comunitarios alrededor de las ocho de la noche era de 78. En Luján todo quedó estacionado en 47 refugiados. Pero Moreno, que hasta el jueves había esquivado el problema, se incorporó a los registros con 63 evacuados. La lista se completa con Navarro (11) y Brandsen (25).
Desde otra perspectiva totalmente distinta, en la Capital Federal, infinidad de turistas vieron frustradas durante varias horas sus pretendidas vacaciones cortas por el cierre del Aeroparque Jorge Newbery. El puerto porteño fue clausurado por la sudestada. El aeropuerto santafesino de Sauce Viejo seguía ayer sin funcionar.
Pero el toque de dramática originalidad lo dieron las Aguas Cordobesas. La empresa privatizada, proveedora de agua potable de la capitalprovincial, recordaba hace unos días en todos los medios la excelencia de sus servicios y su extendido record sin interrupciones. Un caño maestro que provee al sur y sudeste de la ciudad se cortó igual que la racha de excelencias y sometió a unos 300 mil cordobeses a una realidad que parecía virtual: rodeados por el agua y ni una gota potable.

 

A Fossett, el temporal le pinchó el globo

El tipo pronunciaba palabras inentendibles para Cristina Domingues, la joven cocinera de la Estancia do Banhado, en un campo desolado de Rio Grande do Sul, Brasil. Pero más incomprensible era la imagen de aquella masa de tela de tamaño jamás visto desplegada entre árboles y prado. Apenas comprendió cuando Steve Fossett, el millonario de 57 años que se había lanzado a dar la vuelta al mundo en su globo “Solo Spirit”, dijo “hotel”. El inmenso globo con cabina presurizada quedó estacionado en la estancia después de partir hace 13 días desde Northam, Australia. Durante ese tiempo voló 20.302 kilómetros a 6 mil metros de altura, cruzando el Pacífico Sur, Chile, la cordillera de los Andes y Argentina. El jueves se encaminaba hacia Brasil, aunque no porque lo hubiera dispuesto su carta de navegación, sino porque una seguidilla de tormentas lo arrastraron hacia allá. Era el quinto intento de Fossett por dar la vuelta al mundo. “Esta fue la mayor desilusión de mi vida”, aseguró más tarde, aunque luego se recompuso y conteniendo un lagrimón afirmó que “ya no me afecta tanto”.
Desde el jueves, el millonario se enfrentó con formaciones tormentosas sobre los Andes. “Pensé que mi vida estaba en peligro”, pensó por primera vez Fossett. Después se dedicó al agasajo de Cristina y los empleados do Banhado.

 

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