Las changas vuelven a ser cómodas
para los hombres y mujeres de la Policía Federal. Así es
al menos desde que ayer, el jefe de la fuerza, Rubén Santos, anunció
que el horario de los agentes volvería a ser de seis horas y no
ya de ocho, como fue durante su gestión, en los últimos
19 meses. El horario de servicio se redujo por una cuestión
estratégica, teniendo en cuenta las reducciones de sus sueldos,
dijo el comisario cuando participaba de las reuniones para definir las
nuevas medidas de seguridad en los partidos de fútbol. Sin eufemismos,
Santos explicó que la disminución de tiempo de trabajo se
realiza para que el personal, castigado también por el ajuste del
12 por ciento que sufrieron todos los estatales, complemente sus
haberes con el servicio de policía adicional.
Hace 19 meses, cuando la agenda de temas tenía en la cúspide
el drama de la inseguridad y la crisis no había explotado
hasta ocuparlo todo como un magma, un renovado jefe policial estrenó
su cargo con una medida que tendía a mejorar la prevención
del delito: aumentar el horario de los agentes de seis a ocho horas. Con
aquel cambio se pasaba también de un franco compensatorio a dos
por semana. El cumplimiento de turnos fijos posibilitará
también que los vecinos de la ciudad puedan establecer con ellos
un vínculo más estrecho, solidario y eficaz en el abordaje
de los problemas de su barrio, sostenía por entonces la Policía
como argumentos para el nuevo régimen fijo. Con el incremento horario
se pretendía aumentar el número de efectivos en la calle
y de esa manera bajar los índices de violencia en la capital. Con
la nueva medida se acorta el horario pero se mantiene el sistema de turnos
fijos.
Aquella medida no afectó tanto el interior de la fuerza como la
reducción de salarios que golpeó hace tres semanas también
las filas azules del Estado. Por eso es más comprensible la declaración
que ayer hizo el jefe Santos cuando defendió como razonable
el cambio de horario dado el recorte salarial de 13 por ciento que se
le aplicó al personal. Ayer recordó que el personal policial
contaba históricamente con seis horas de trabajo rotativo que aumentaron
a ocho fijas cuando él se hizo cargo de la institución,
pero consideró que en este momento del país,
ese turno merece una adecuación.
No creo que en ningún lugar del mundo alguien disfrute que
le disminuyan su sueldo. La Policía es una institución que
sufre y quizá sufre más que un descuento la pérdida
de sus hombres y aún sufriendo la pérdida de un hombre sigue
con la misma fuerza trabajando, dijo filas hacia adentro el máximo
jefe de la federal. Sin embargo, negó que existiera algún
tipo de malestar adentro de la fuerza por el alcance del ajuste. Y lo
mismo hizo con la lógica pregunta sobre la posibilidad de que una
disminución horario signifique un aumento de la inseguridad en
la ciudad de Buenos Aires. Más allá de que no le signifique
un agrado (el recorte de salario) el policía no tiene una disminución
en sus condiciones profesionales, dijo.
En la práctica, según explicó a Página/12
el vocero de la fuerza, comisario Daniel Rodríguez, los agentes
trabajarán igual ocho horas porque con la organización de
las comisarías durante el último período llegaban
a trabajar diez o más horas. Lo que se ha modificado
es el servicio, porque lo que la mayoría no sabe es que el personal
tiene que estar como mínimo una hora antes del servicio en la seccional
para colocarse el uniforme, recibir las novedades y presentarse en el
lugar donde le corresponde relevar al que terminó su turno,
explicó. Con el régimen de ocho horas que se cumplía
hasta ayer un agente que tenía horario de 6 a 14 entraba
a las cinco y se iba a las quince. Después del relevo, deben presentarse
en la seccional, reunirse con el oficial a cargo, dar parte de lo sucedido
y si es necesario hacer el sumario de alguna intervención.
Con ese organigrama, a un policía que luego debía cumplir
con un adicional de ocho horas, el día se le hacía poco.
Ahora, en realidad van a trabajar ocho horas porque no se cuenta
el tiempo fuera de la guardia, aclaró Rodríguez. Respecto
a los adicionales que cobran los policías, eljefe de la fuerza
dijo que todavía no está definido si éstos
también serán alcanzados por el recorte de 13 por ciento.
Pero aclaró que llevará adelante las gestiones necesarias
para que ello no ocurra.
A legalizar la prostitución
Como para ponerle un poco de calor al invierno que soportan las
trabajadoras sexuales callejeras, el jefe de policía, Rubén
Santos, volvió a atacar el uso de la vía pública
para el comercio sexual, pero esta vez desde la vereda de la prostitución
domiciliaria. En el programa de televisión Provocaciones,
de Canal 7, el jefe de la Federal no esquivó a la pregunta
de si legalizaría la prostitución, aunque como tal
no es un delito en la legislación argentina, sino cuando
se realiza explotación sexual bajo la figura del proxenetismo.
Diría que debe legalizarse esta situación porque
lo que nosotros rechazamos es la exteriorización pública
del problema, dijo.
Si cualquiera de esas personas por quienes ofrecen servicios
sexuales desarrollan su actividad en un ámbito privado
donde no generen daño a la sociedad..., lanzó
Santos en una parte de la entrevista con el periodista Pepe Eliaschev.
¿Quiere decir la prostitución legalizada?,
le preguntó. A lo que Santos sugirió: Yo le
diría que por qué no puede instalarse en un domicilio
o en un local. Y puesto a definir si hablaba de prostíbulos,
contestó: Póngale el nombre que quiera. Yo le
pondría un nombre más elegante... casa de citas.
Así, con el modelo de las casas que funcionaron en Buenos
Aires durante las primeras décadas del siglo pasado, el jefe
exteriorizó su posición de no exteriorizar
el problema.
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INAUGURARON
UN CIRCUITO TURISTICO EN MENDOZA
Ser San Martín por un día
No será montado en un
imponente caballo blanco, como creen los niños, ni enfermo y en
camilla, como sostienen los revisionistas, pero para cualquier mortal
es posible, por un momento, sentirse como el Padre de la Patria y reconstruir
el camino que recorrió el general San Martín, cuando cruzó
la cordillera de los Andes en su gesta de liberación panamericana.
Ayer, precisamente 17 de agosto, se inauguró en la ciudad de Mendoza
la señalización turística histórica de las
rutas sanmartinianas, que permite a los turistas desandar los pasos del
Libertador sin la necesidad de contar con un guía que los desasne.
El Plan Nacional de Señalización de atractivos históricos
culturales es un programa que la Secretaría de Turismo de la Nación
puso en marcha el año pasado, e invita a los turistas a recorrer
algunos circuitos, con una cartelería especialmente diseñada
en cuatro idiomas diferentes: castellano, inglés, francés
y portugués. La señalización de una parte del cruce
de los Andes realizado por San Martín y sus tropas en febrero de
1817 se suma a otros circuitos turísticos que ya están funcionando,
como el circuito religioso de Itatí, el de la ciudad histórica
de San Fernando del Valle de Catamarca y el de Yapeyú, entre otros.
El secretario de Turismo de la nación, Hernán Lombardi,
se mostró orgulloso por el programa y destacó la importancia
de los valores históricos del país, para que los argentinos
conozcamos donde se desarrollaron los principales hechos que dieron origen
a nuestra nación. Por su parte, el presidente del Centro
de Estudios e Investigaciones Libertador General San Martín, Daniel
Dueñas, explicó que los sitios sanmartinianos se mostraban
totalmente descontextualizados, la gente iba a diferentes lugares y se
repetían las explicaciones y los visitantes no se llevaban una
idea cabal de San Martín.
Ahora, aunque sin mulas, caballos ni 5 mil soldados a su mando, cada viajero
que llegue a Mendoza podrá sentirse San Martín por unas
horas, y seguir el camino y la historia, paso a paso, de la epopeya del
cruce de los Andes. El circuito arranca en el centro de la ciudad con
la visita a las ruinas de San Ignacio y la casa natal de Merceditas, la
hija de San Martín.
Saliendo de la ciudad y siguiendo el camino de la gran Mendoza, el turista
podrá pisar el campo de El Plumerillo, y allí pasar lo que
se llama Un día en el campo histórico, un día
en el Ejército de los Andes: haciendo las veces de soldado
de San Martín, el visitante podrá disparar un cañón
similar a los de la época, ponerse una réplica del uniforme
que usaba el ejército y hacer charqui, la carne disecada que comía
el Ejército de los Andes.
Desde allí la señalización marca la ruta exacta seguida
por San Martín hasta el Monumento de la Canota, que indica la bifurcación
de los caminos: hacia el oeste, el valle de Uspallata, y hacia el norte
la ruta del valle del río de Los Patos. El turista va escalando
la cordillera, y ya en la alta montaña aparece el Fortín
Picheuta, que fue el puesto de observación instalado por el ejército
para detener el paso de los realistas, y el lugar donde se construyó
el puente sobre el río Colonial y el Puente del Inca, que fue utilizado
por el ejército sanmartiniano.
El punto más alto del recorrido recuerda la marcha militar nocturna
comandada por Juan Las Heras por los pasos de Iglesias y Bermejo, a 3832
metros de altura, donde se encuentra el Cristo Redentor y punto final
del tour.
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