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Cuando la intelligentzia deserta del Partido Socialista francés

Terminados los tiempos de Sartre y de Foucault, los intelectuales franceses se inclinan a la indiferencia o bien hacia la extrema izquierda. El resultado es que el socialismo (en el poder) queda huérfano.

Corrimiento: �Como la tendencia política se ha corrido tanto hacia la derecha, no me queda otra alternativa que correrme hacia la izquierda�, dice Corcuff.

Por Jon Henley *
Desde París

Probablemente no importaría en ningún lado, excepto en un país que le da a sus pensadores el status que otros países les dan a sus estrellas de rock, pero parece que el Partido Socialista francés perdió el apoyo de algunos de sus más preciados aliados: los intelectuales. “Puede ser que cantantes, actores y directores de cine apoyen nuestra elección presidencial el año que viene –se lamentaba Jean–Christophe Cambadelis, un miembro socialista del Parlamento de París y miembro del consejo nacional del partido–, pero no habrá escritores o académicos. Esos días se acabaron.” No es, insisten los funcionarios del partido, que los herederos espirituales de Rousseau, Zola, Voltaire y Sartre hayan perdido la fe en el partido del primer ministro Lionel Jospin. Es sólo que los intelectuales de hoy apoyan la causa en forma distinta.
“Los intelectuales franceses siempre tendieron al extremismo –explica Henri Weber, director de la Revista Socialista y jefe de la unidad de asuntos culturales del partido–. Debemos reconocer que eso no mejora precisamente sus relaciones con la socialdemocracia.” Weber sostuvo que el “intelectual profético” estilo Sartre había cedido lugar al “intelectual específico” estilo Michel Foucault, discutiendo con el partido “no en nombre de algún mundo perfecto e inaccesible sino por problemas individuales y particulares”. Tales pensadores, dijo, a menudo eran consultados por los políticos por su sabiduría o por sus consejos en áreas políticas concretas.
Mentes más radicales, sin embargo, dijeron que la ruptura de la corriente principal de la izquierda con las clases más reflexivas es más profunda. Sostienen que los intelectuales de hoy no tienen tiempo para debates sobre la exportabilidad de una Tercera Vía o la responsabilidad moral de una semana laboral de 35 horas. “El candidato socialista del año que viene simplemente estará montando sobre cualquiera de los temas políticos que esté de moda ese mes”, dijo Marc–Olivier Padis, editor de la revista Esprit. “Cuando uno está dirigiendo una campaña de cinco semanas, que promete ser encantadora y vulgar, no hay mucho espacio para el verdadero intelectual.”
La nueva generación de pensadores franceses, ilustrados por el joven cientista político Philippe Corcuff, ha llegado al punto de abandonar el mundo estéril del socialismo contemporáneo por las aguas mucho más radicales de la Liga Revolucionaria Comunista, presidida por Alain Krivine, una de las últimas figuras que quedan del levantamiento de Mayo de 1968 que permanece fiel a sus ideas. Corcuff dice que él no es ni marxista ni trotskista sino que “como la tendencia política se ha corrido tanto hacia la derecha, no me queda otra alternativa que correrme hacia la izquierda”. Corcuff participó de sentadas por los desempleados hizo huelga de hambre por los inmigrantes que soportaban un trato injusto. Su último artículo fue provocativamente titulado “Corramos el riesgo de equivocarnos”, constituyéndose en un llamado para que todos los intelectuales pensantes de derecha (o sea, inclinados a la izquierda) no voten por Jospin en la segunda vuelta en la contienda del año que viene.
Todo es muy diferente de los días de “Yo acuso” de Zola, del “Discurso de los orígenes de la desigualdad entre los hombres” de Rousseau, la “Crítica de la razón dialéctica” de Sartre o aun de la exitosa campaña que un número de intelectuales llevaron a cabo a comienzos de la década de 1990 con la política de inmigración del gobierno de aquel momento. Pero un escritor e intelectual, Philippe Sollers, cree que sus colegas se han desencantado no sólo con el socialismo sino con el debate político en su totalidad. “Los políticos de hoy son mucho más modestos y mucho menos románticos que los de antes”, dijo. “Nos enfrentamos a la incómoda convicción de que los políticos no necesitan más de los filósofos. Todavía vivimos en el siglo XIX si pensamos que sí los necesitan.” La política hoy es una cuestión de management. “Lo que cuenta es el dinero: lo que es, ¿adónde está yendo, cómo está distribuido? No creo que sea una cosa mala que haya menos sueños y más pragmatismo en la política. Lo que es deprimente para los intelectuales franceses es que sus meditaciones no están a la altura de tratar problemas concretos.

* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

 


 

LA GENTE QUIERE MAS REPRESION
Sharon cuestionado

Los israelíes están perdiendo su fe en la capacidad del primer ministro Ariel Sharon para poner fin a casi 11 meses de conflicto con los palestinos, según un sondeo publicado ayer. La encuesta de Gallup para el diario Maariv muestra que el 70 por ciento de los entrevistados no cree que el general nacionalista retirado, al que sus seguidores apodan “Señor Seguridad”, vaya a tener éxito en acabar con la Intifada, un 29 por ciento más que en la consulta anterior.
Mientras tanto, Jerusalén y todo el norte de Israel fueron puestos ayer en máximo alerta ante el temor de nuevos atentados suicidas, y se arrestó a dos palestinos con una bomba que planeaban hacer estallar en un concurrido lugar de Haifa. A todo esto, la política de incursiones israelíes puntuales en los territorios autónomos prosiguió con una entrada militar en la ciudad de Jan Junes en Gaza, donde un palestino fue muerto y 10 resultaron heridos. La posición de Sharon es cada vez más incómoda, ya que los crecientes llamados de su frente interno a endurecerse contradicen fuertemente con la presión de la comunidad internacional a moderar sus respuestas a los atentados: algo más de la mitad de los interrogados respondió que Sharon no estaba empleando suficientes medidas de fuerza para acallar la revuelta palestina.

 

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