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PAGINA/12 EDITA DOS CDS CON LO MEJOR DE “RADIO BANGKOK”
Los tres kamikazes atacan de nuevo

Para coleccionar: los mejores momentos del programa de Lalo
Mir, Bobby Flores y Douglas Vinci
que marcó un antes y un después en la historia de la radio. �La idea inicial era meter AM en la FM�, recuerda Mir.

Dos postales, hoy y ayer, del trío más mentado de las mañanas de la Rock & Pop a fines de los �80: el tiempo pasa...

Por Esteban Pintos

No es un mito de una Argentina que irremediablemente se fue para no volver. Existió. “Radio Bangkok” existió: hubo un tiempo en que por la mañana, de lunes a viernes, podía sintonizarse el 106.3 Mhz de 10 a 13 y escuchar a un trío de tipos que hablaban. Finalmente eso, hablaban. Pero decían muchas cosas, se reían de la ridiculez del mundo que los rodeaba, mentían hora, temperatura y humedad, inventaban personajes, manipulaban el absurdo hasta límites casi intolerables y orbitaban en una galaxia lejana en donde cabían perfectamente la Mona Jiménez y Jim Morrison. Todo por el mismo precio. “Radio Bangkok” fue un programa de radio, exitoso y popular, al fin y al cabo. Un ciclo que se extendió por espacio de dos años y medio –desde mediados de 1987 hasta finales de 1989–, sumando oyentes y repercusión hasta conseguir el status “de culto” que hoy ostenta para seguidores nostálgicos, estudiantes de radio y periodismo con afán investigador, colegas y estudiosos de la materia. Pero fue mucho más que eso, también.
Lalo Mir en el rol de conductor, Bobby Flores como musicalizador, Douglas Vinci para lo que fuese, Enrique Prosen a cargo de la producción y el acompañamiento espontáneo y absolutamente aleatorio de otro grupo de personas que participaban del juego (entre ellos, Norberto “El Ruso” Verea, Mac Phamtom y otros tantos, un poco más anónimos), hicieron posible el establecimiento de un mito en la historia de la radio argentina. Con sus ediciones de mañana y el próximo domingo, Página/12 ofrecerá a sus lectores la posibilidad de volver a disfrutar o directamente descubrir Radio Bangkok - El mito. Vale la pena. Serán dos cds que conducirán al eventual oyente por buena parte de los mejores momentos, sketchs y personajes que hicieron grande al programa. Lalo, Bobby y el reverendo, además, introducen y contextualizan desde el 2001, como una forma de visita guiada “atendida por sus propios dueños”. El visitante se encontrará, entonces, con los muchachos de división ENTel (ah, los tiempos de las empresas estatales...), con un ferviente pedido de dinero para “el bienestar del Eterno” por parte de Douglas Vinci, el inolvidable relato del partido entre rockeros por parte de Mir (con la frase “Boy George elude un hombre... cosa rara”, como punto máximo), un solo de voz del ex presidente, hoy detenido, Carlos Menem, las irrupciones telefónicas de Cacho de Castelar, los informes de Peñarol Johnston, el reporte de Asdrubal Cacakian desde debajo de los escombros de la cárcel que se levantaba en el Parque Las Heras, el jingle grabado por Carlitos “La Mona” Jiménez, algunas canciones del efímero grupo A Mamá le dieron Dos Años, los interminables trámites de “la oficina”, el “Ortiba’s show” y otros tantos momentos que merecían una publicación para la posteridad.
Partiendo de un presupuesto básicamente inverosímil y que en aquel mundo no globalizado de fines de los ‘80 sonaba verdaderamente lejano (una radio que emitía desde la capital de Tailandia), el programa se fue haciendo con su rodaje. Lalo Mir piensa, duda y luego responde a una pregunta básica. ¿Qué fue “Radio Bangkok”? “Qué sé yo qué fue... Un programa de radio, supongo. De alguna manera y sin querer, por una coincidencia de coordenadas tiempo y espacio, fue una especie de quiebre en la programación de radio. Un antes y un después, creo. La idea inicial era meter AM en la FM y descontracturar el discurso, romper los moldes. Hasta ese momento, el modelo FM reinante era un locutor, música suave, pocas palabras. Queríamos hacer una especie de magazine, con un poco de todo, en la tradición de la radio de los años ‘60 y ‘70. Después fue saliendo lo que fue saliendo.” Así las cosas, el programa determinó el momento de esplendor de una radio que había nacido junto con la democracia, explotando al máximo las recién descubiertas posibilidades de difusión y establecimiento de una cultura rock –hasta entonces subterránea– en el mapa de los medios masivos de comunicación en la Argentina. Rock & Pop se hizo grande por sí sola, pero fue mucho más grande a partir de “Radio Bangkok” y así ha quedado en la memoria colectiva de sus oyentes. “Me parece que nació como una emulación a Radio Colonia, pero desde Tailandia, o sea la radio que nos contaba cómo era Buenos Aires desde el exterior. Siempre tenía la fantasía de Bangkok como una Buenos Aires pero al otro lado del planeta: con el mismo caos, distorsión e imprevisibilidad. Después se fue armando muy anárquicamente, cada día se pensaba algo e incluso se trabaja con una rutina, con música y efectos especiales, pero finalmente terminaba saliendo distinto. Cada uno tenía un rol determinado antes de empezar y con el correr de los programas fueron apareciendo más a menudo. Como desde un segundo plano y lentamente ocupando el primero”, resume Mir hoy, cuando ya no contempla siquiera la posibilidad de reeditar aquellas delirantes mañanas. “Nunca sentí la necesidad, y por otro lado pienso que volver a hacerlo no tendría mucho sentido. Hoy escuchás cualquier programa y son todos bien zafados. Hay gente que evolucionó después de mí. Uno es más viejo... Fue en ese momento, salió, murió y nos pareció fantástico que haya sucedido.” A su manera, “Bangkok” también se hizo a caballo de una realidad nacional que se volvía lo suficientemente rara como para ser carne de absurdo. Sin menciones específicas ni editoriales, el programa sintonizó con un momento particular. Aquellos fueron los años de la desilusión con Alfonsín, la hiperinflación y los primeros meses del jolgorio menemista. Reflexiona Mir: “Trabajábamos con eso, podría llamarse hipertexto. Eramos, tal vez, una especie de kamikazes del aire, y por eso teníamos mucha soltura para decir cosas grossas, que a veces se camuflaban desde el humor o desde la sátira”.

 

Nacidos para ser salvajes *

Recuerdo claramente cuál fue, por decisión de Lalo, Quique y yo, la primera canción de “Radio Bangkok”, la que abriría el ciclo. Algo demasiado importante para nosotros. La primera debería ser una canción de estos tiempos. Nueva para nosotros, pero de probada eficacia. Debía ser lo suficientemente efectiva como para convertirla en bandera y casi declaración de principios. La primera fue “Born to be wild”, original de Steppenwolf, pero en la versión de The Cult. Nacido para ser salvaje por The Cult; ésa era, y detrás de ella aparecimos nosotros, sin proponérnoslo, nacidos para ser salvajes. Y vaya que lo fuimos. No hubo en mi vida años más salvajes. Fuimos libres por primera vez. Como tantos argentinos. Fuimos absolutamente conscientes desde el inicio de que con la democracia solamente no se curaba, ni se educaba, ni todas esas boludeces que nos gritaban desde los balcones de la Rosada. Por nuestra parte, creímos ser marginales y fuimos parte del sistema. Creímos vivir en los excesos y solamente estábamos en el primer bonus del juego. Creímos ser importantes y sólo fuimos parte de un montón que hoy somos clase dirigente, reunión de padres, catedráticos, tránsfugas, maestros, padres que ya no somos hijos y ciudadanos que ya no somos sólo habitantes. Lo único que nos diferencia es que nosotros no nos encontramos en el ministerio, en la oficina, en la marcha o en la trinchera.

* Texto escrito por Bobby Flores para el primer compact, que aparece mañana
con la edición de Página/12.

 

La comedia *

Uno había llegado del interior, mecido por el vaivén de las olas y el canto de los sabaleros, otro sin ser Cabral conoció a San Martín como la palma de su mano. Otro leyó esa mano con el precioso esplendor de las revelaciones cuya fuerza ilógica iba a crecer hasta hacerse fe. Otro les puso música a las fieras y fue productor de iniquidades. Hubo un quinto que fue un jinete y sacudió con el sonido las vísperas de una nueva creación. Y así fue pasando a lo largo de las callejuelas y de las avenidas inmensas la maravillosa criatura que creció con el amor de pie y entre comillas. Aire al aire entre cronopios y cafieros, reino de lujo en los vaivenes democráticos y terribles ciclones sobre los tejados, sacudiendo los comfer muy empolvados por años de óxido y olvido. Avalanchas sobre el Riachuelo mientras las parroquias atestadas de vírgenes lloronas tiraban a la parrilla los trozos de ternera y la música a lo lejos sin encontrar la fórmula para quebrar el mito y reduciendo a la nada esta comedia.

* Texto de Douglas Vinci que acompaña el segundo CD, que se publica el domingo 26.

 

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