Por Inés
Tenewicki
Es poco frecuente para el habitué
de teatro para chicos asistir a espectáculos en los que el conjunto
de los elementos guión, ritmo, actuaciones, puesta en escena,
música, manejo de títeres y demás recursos- se conjuguen
con equilibrio y con tan alta calidad como la que consigue Me Río
de la Plata, el nuevo espectáculo del grupo Caracachumba. Sobre
todo si se tiene en cuenta el origen amateur del grupo, fundado en 1993
por un grupo de músicos y docentes.
Desde entonces, Caracachumba no sólo demostró un buen nivel
musical sino que también se animó a practicar un difícil
tratamiento teatral, y a explorar recursos como títeres y objetos
que fueron transformando su repertorio musical en un espectáculo
completo. Después de Se me lengua la traba y Chumban los parches,
Caracachumba insiste en su incursión por la música rioplatense,
a la vez que profundiza la línea teatral. En eso tuvo que ver también
la convocatoria al director Claudio Hochman, un trabajo conjunto que mixtura
bien la experiencia de Hochman en el género y la intensa convicción
del grupo. El resultado es una obra que trasciende el mero recital, y
aún el amplio género del show musical.
Pero Me Río de la Plata sorprende también por las aptitudes
actorales, en registro cómico, de los músicos Fernando Gedacht
y Marina Sauber. La titiritera Itatí Figueroa, por su parte, se
destaca en una puesta en que los títeres y muñecos adquirieron
mayor protagonismo, y resultan ser los personajes con mayor dramatismo.
El títere Roque (ya presente en espectáculos anteriores),
por ejemplo, es el personaje bisagra, quien está de
viaje y escribe cartas desde distintos lugares del mundo, contando los
diversos ritmos que compone. Esta situación da pie a la presentación
de los números musicales, atravesados por el juego, la picardía
y la complicidad con el público. Otras breves e imperdibles piezas
titiriteras son La maga, una encantadora historia de amor,
y la de un malevo luchando contra la tentación de una torta, acosado
por un ángel y un demonio.
Entre las propuestas de mayor originalidad, hay utensilios de cocina transformados
en instrumentos musicales; un número de danza en el
que tres pares de zapatos de malambo, tap y clásico
son manipulados como títeres; una guitarra tocada a cuatro manos
y tres trabalenguas dichos en canon. La riqueza de sonidos
es evidente si se tiene en cuenta que el grupo hace uso de instrumentos
como el acordeón, violín, guitarra, piano, tambores, flauta,
sikus, quena, bajo eléctrico, silbatos, bombo, redoblante. A través
de ellos, Caracachumba deja caer milongas, tangos, candombes y murgas,
en una obra disfrutable, que no ahorra en variedad, talento y creatividad.
Ocho años bien
llevados
El grupo Caracachumba fue fundado en 1993 por su directora Florencia
Steinhardt. Su primer espectáculo Se me lengua la traba,
recibió mención especial en el II Festival Internacional
de Títeres Con ojos de niño y fue seleccionado para
participar en el II Certamen Metropolitano de Espectáculos
para Niños. Es miembro fundador del MOMUSI (Movimiento de
Música para Niños), entidad responsable de organizar
el I y II Encuentro Nacional de Música para Niños.
Su segundo espectáculo, Chumban los parches, fue nominado
a los Premios ACE en el rubro Mejor Espectáculo Infantil
de la temporada 1999. En 1996 editó su primer CD, con las
canciones de Se me lengua la traba, su primer recital; dos años
después repitió con Chumban los parches.
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