¿Una interna distrital
de un partido de Gobierno? ¿Qué puede tener de interesante
o novedoso? El decano de la Facultad de Ciencias Sociales de Suecia
sabe que su pregunta es retórica, solamente se está tomando
su tiempo. Es en la Argentina, licenciado Swonbord, le contesta
su discípulo favorito, el politólogo más promisorio
de los últimos años, ese país donde la política
parece magia y la economía magia negra. Permítame ir a hacer
un estudio de campo.
El decano recuerda su propio viaje anterior, algún tiempo atrás,
lleno de novedades científicas y también evoca bifes de
medio kilo, algunos partidos en la Bombonera y un par de mujeres algo
histéricas pero bellísimas. Está bien, le autorizaré
unas coronas. Después rememora cómo se contagian las
costumbres argentinas, que él volvió manejando como un vikingo
borracho, que hasta le retiraron el registro y algunos otros detalles.
Y agrega vaya con cuidado y no me curre con los viáticos.
Terragno conducción
Son las nueve de la noche. El Comité Capital está vacío.
Las elecciones terminan a las diez, se desayuna el politólogo,
es una tradición radical. Nuestro hombre está un poco nervioso.
Todas las estimaciones previas decían que si votaban pocos
afiliados ganaría (como ocurriría en cualquier lado)
el oficialismo. Y hete aquí que pocos correligionarios han sufragado.
Nada novedoso, ningún paper para escribir a la vuelta, se asusta.
Mas no. Argentina es Argentina, concluirá poco después.
Votaron pocos, pero igual triunfó Rodolfo Terragno. Perdió
la lista que apoyaban el presidente de la Nación, el de la Cámara
de Diputados (que incluso era candidato) y casi todo el gabinete nacional.
Es un milagro, musita, en aceptable castellano.
Para nada le explica un caballero con boina blanca y aires
de estar algo golpeado que, aún así, lo ha invitado a un
café, es consecuencia de la bronca de los correligionarios.
El Gobierno nos defraudó. A Cavallo no lo podemos digerir. Los
jubilados, que eran la base social del Presidente, no le perdonan que
les haya bajado los haberes. De la Rúa jamás confió
en el partido, se apoyó en su familia, en el grupo Sushi.
Tampoco le interesó la interna quiere mostrarse informado
el licenciado Olaf, todo el tiempo alegó prescindencia.
No, no es cierto. Las semanas pasadas, aún en medio de la
crisis económica y la visita de John Taylor, se la pasó
llamando a punteros y dirigentes para tomarle el pulso a la interna y
para ver si conseguían convencer a Terragno de que se bajara. Y
fue él quien le pidió a Coti que armara la lista oficial.
Y Nosiglia quiere lucirse el científico armó
una lista llena de delarruistas.
No se haga el gil, ¿se cree que Coti quería perder?
Armó una lista con gente de variadas líneas, algunos de
historia alfonsinista como Florentina Gómez Miranda. Y dejó
afuera a Enrique Olivera, José María García Arecha
y otros incondicionales del presi. El mismo cabeza de lista es un tradicional
antagonista de De la Rúa, Facundito, que además integra
el gobierno de la ciudad, con Aníbal Ibarra.
O sea que Ibarra quería que ganara Suárez Lastra.
No joda, déjeme seguir. El Presidente, además, le
dio a Coti una manito con la logística de campaña. Y fue
a votar como un correligionario más, con la campera de gamuza que
usaba de cábala.
Mientras anota, haciéndose el otario, la palabra cábala
para buscarla en el diccionario, Olaf repregunta:
Lo que ocurrió es que la bronca de la gente le ganó
al aparato como nunca había ocurrido en el radicalismo, algo totalmente
impredecible. Más o menos. La bronca es innegable pero la
UCR ya tuvo batacazos parecidos. Alfonsín hizo trizas al balbinismo
cuando volvió la democracia. Y el propio De la Rúa le ganó
a dos listas de la Coordinadora en el 91, cuando la Cordi tenía
el aparato y el Gobierno.
Y Jesús Rodríguez, que iba con Terragno, tiene un armado
territorial en la sexta, donde arrasó.
El sueco pide dos aspirinas y un fernet doble. El radical se apiada algo.
Bueno, tiene razón, aquí primó el malhumor
con el Gobierno. Solo pudimos ganar en casi todas las circunscripciones
del sur, las más manejables por los punteros. En las otras, las
de clase media... Si en la 20, la del Presidente y Coti, apenas sacamos
90 votos de diferencia.
Coti está muy golpeado, puso todo en esta jugada.
¿Podré hacerle una entrevista a Nosiglia?
Ni en pedo. Coti se fue a dormir sin cenar, sufrió mucho
el resultado. Y además lo suyo es el perfil bajo.
¿Pero no apareció hace pocos días en misión
oficial viajando a La Pampa con Colombo para cerrar un acuerdo con Marín?
De paso, ¿qué cargo tiene Nosiglia en el Gobierno?
Me está gastando, se enfurruña el correligionario
y se retira sin pagar.
Cerca de la Rosada
El Presidente es un caballero. Lo llamó a Facundo
el lunes a la mañana para consolarlo un poco y pedirle que cuidara
el tono con sus declaraciones. Suárez Lastra atribuyó el
resultado al malhumor con el Gobierno y a Fernando eso le disgustó.
Olaf está dialogando con un importante funcionario, dentro de la
Casa Rosada. Mientras charla un grupo de personas, bien entrazadas, da
vueltas alrededor del Patio de las Palmeras coreando se va a acabar/
la dictadura radical. Son empleados de la casa, blanden sus recibos
de sueldo, debidamente desagiado.
¿No hubiera debido llamarlo el domingo a la noche? La gente
de Facundo se sentía algo abandonada propone el sueco, con
conocimiento del terreno.
Algo de razón tiene, no nos comprometimos a fondo con la
elección. Facundo se lo dijo al Presidente, le recriminó
amablemente la falta de respaldo.
¿Qué contestó el Presidente?
Nada. El Presidente no suele ser muy explícito se sincera
el funcionario y arranca con un toque de optimismo. De todas maneras,
estamos mejor que hace una semana. Se bajó Lilita Carrió
y puede ser que ganemos la Capital.
¿Las encuestas les dan que le ganarían al ARI?
O salir segundos vuelve a primar la autenticidad. En
todo caso, es más preocupante la situación en provincia.
¿Les preocupa el discurso antimodelo de Alfonsín?
Nos preocupa más que esté disputando el tercer puesto
con Farinello muy, muy lejos de Duhalde. Igual, nuestro panorama electoral
no es tan desalentador. Vamos a tener más senadores que ahora.
¿Y en Diputados cómo van a salir?, ¿y en el
total de votos?
Disculpe, licenciado, se me hace tarde. Tengo una cita ineludible.
El funcionario se levanta, mientras acciona el control remoto de un televisor
que tiene encendido frente a él, en un canal de noticias.
Todos los funcionarios miran tele, todo el tiempo recuerda Olaf
que le ha dicho el decano, en la Argentina la realidad cambia en
cuestión de minutos. Sale a la Plaza, minga de gente y casi ni
taxis quedan. Sólo están las palomas y hasta le parece que
hay algunas menos que un ratoantes. Son las seis de la tarde y la selección
se apresta a bailar a Ecuador.
Una tijera de derechas
Es que los radicales son así. Lo único que
les interesa es la interna y no son capaces de apañarse para ganarlas.
Eso son, mezquinos, ineficaces, obsesivos con cosas minúsculas,
carentes de ejecutividad.
El licenciado no cabe en sí de gozo, está juntando una data
asombrosa. Quien así habla no es un opositor acérrimo, sino
un integrante del Gobierno, cavallista por más datos.
¿A ustedes no los perjudica la candidatura de Terragno?
Para nada. Nos deja todo el espacio conservador de la Capital, que
no es poco. Nosotros no vamos con la Alianza explica con cierta
conmiseración sino con Daniel Scioli.
¿Scioli no era menemista? ¿Ustedes no estaban peleados
a muerte con el menemismo?
No me abrume con sutilezas europeas, licenciado. Además ¿usted
vino a verme para hablar de política?
No. El politólogo ha concertado la cita para que le hablen de economía,
de cómo piensa el Gobierno llegar al déficit cero.
Por ahora vamos mal asume el cavallo boy, la recaudación
sigue mermando. Los organismos internacionales no nos creen nada: antes
prometíamos hacer las reformas y nos mandaban la guita. Ahora las
hacemos y nos recelan igual, nos piden más. En definitiva,
se consuela, la ayuda internacional llegará. Y el gobierno de Estados
Unidos se involucrará.
Las críticas de ONeill describen un debate que hay
entre ellos, pero en definitiva nos van a respaldar. Eso sí, vamos
a tener que persistir con el déficit cero. El Presupuesto 2002
va a ser toda una batalla.
El funcionario saca una carpeta. Es el primer proyecto de presupuesto
que bosquejó la Secretaría de Hacienda para el año
que viene. Daniel Marx llevó una igual para su prolongada estadía
en Washington. Su contenido da vértigo aún al sueco, que
andando los días, se ha ido encariñando con los argentinos,
en especial con los que pueblan las calles de protesta en protesta.
Para llegar al déficit cero la Alianza proyecta surtidas podas,
en especial vinculadas a prestaciones sociales y educativas:
600 millones en asignaciones
familiares.
300 millones en remesas a la
Universidad.
660 millones del Fondo de Incentivo
docente.
¿Van a discontinuar el Fondo?
No queda otra. Es mucha plata. Si quieren, las provincias podrán
mantenerlo.
Yo leí los otros días un reportaje de Página/12
a Daniel Filmus, el ministro de Educación de la Capital. Dijo que
ningún distrito (ni siquiera el suyo, que es el más rico)
podrá pagarlo y que a esta altura suprimirlo equivaldría
a una reducción salarial.
Todos debemos hacer sacrificios. La medida es legal, el incentivo
estaba garantizado solo hasta fines de 2001. Y todavía nos falta
pagar la mitad. Es una sangría de guita.
Franqueándose aún más, el homo economicus asume que
tal vez no se pague en este año la segunda mitad del Incentivo.
Eso sería ilegal. Incluso, hilando fino, ¿no es especialmente
salvaje reducir el presupuesto de educación básica más
que el de la educación superior?
Usted no tiene idea del lío que nos van a armar las universidades
cuando las empujemos a arancelar. No sea Gata Flora.
El licenciado no replica, entre otras cosas porque no sabe qué
diantres es ser Gata Flora. Pero vuelve a la carga. Y por el lado
de los ingresos fiscales ¿qué?
Es una asignatura pendiente (metáfora que fascina a los nativos,
registra Olaf). Nos va a ser cuesta arriba, sobre todo porque también
la AFIP va a ser ajustada. Mire muestra, vamos a mocharle
180 palos al Fondo estímulo. ¿Sabe qué es?
...
Es el fondo que se utiliza para premiar a quienes consiguen más
recursos para Impositiva. Se les mejoran los salarios.
¿No es un disparate suprimir el aliciente para que se consigan
mayor recaudación?
El funcionario mira el reloj, se le hace tarde. Hasta luego, licenciado.
Entre corchetes
El visitante sueco es imaginario. Pero son reales todos los datos mencionados
en esta nota. Los referidos a la interna radical, los diálogos,
incluido el diagnóstico del cavallista sobre los radicales. También
es un dato el proyecto de presupuesto proyectado por Hacienda. A ver si
se entiende:
El Gobierno viene de perder
una interna en su principal distrito, en la que jugó fuerte y se
encamina a una casi inexorable paliza electoral.
El déficit cero es,
hasta ahora, una quimera.
La ayuda económica del
FMI y de Estados Unidos está atada al cumplimiento de metas que,
a ojímetro, parecen incompatibles no solo con la plataforma de
la Alianza sino aún con un mínimo de legitimidad democrática.
Frente a esto la principal
respuesta oficial es doblar la apuesta, avanzar sobre gastos sociales
y educativos (incluso algunos tan emblemáticos como el Fondo y
los de la Universidad) acicateando un escenario de escalada de conflictos
gremiales y políticos.
¿Puede sostenerse una situación de creciente pérdida
de prestigio del Gobierno y de aumento de las restricciones? La respuesta
es un enigma. Un enigma que mete miedo, y que justifica recurrir a argucias
más o menos imaginativas para no abrumar. Volvamos con el sueco.
Un par de meses más
¿Existe algo aún más delirante que
la Argentina?, se pregunta Olaf y se responde presto: la provincia
de Buenos Aires. El estado asistencial- punteril que urdió Duhalde
se desmigaja por la carencia. Escuelas sin maestros, comedores populares
sin suministros, jueces que hacen piquetes. Como parodiando a un viejo
chiste, la mala noticia de los patacones es eclipsada por que los patacones
no entran en circulación.
La Provincia no paga sólo la carestía nacional, también
la insustentabilidad de su administración. Duhalde la dejó
exangüe en pos de su candidatura presidencial, Ruckauf la dejó
casi sin gobernador en aras de la suya y ahora las llagas brotan en tropel.
Así y todo Duhalde es un candidato de fierro. Y hasta en el Gobierno
se urden mesas de arena pensando qué lugar darle después
de octubre cuando se diseñe la unidad nacional.
Hay mucho para estudiar. Tengo que quedarme más tiempo,
piensa el licenciado. Y decide abultar sus facturas de gastos, dibujarse
unos viáticos y permanecer unos días más. Una sonrisa
le ennoblece el rostro, mientras se encamina a la Bombonera, masticando
un choripán, envuelto en un trapo azul y oro. Azul y oro, recuerda
patriótico, son también los colores de la bandera sueca.
|