Por Felipe Yapur
Hay por lo menos dos docenas
de cajas desbordadas de papeles. Pero ello no evita que estén prolijamente
rotuladas. En varias se puede leer la palabra Yoma, otra dice
Colombia. También hay carpetas que se alzan, crecen,
sobre el escritorio del reducido despacho. Por detrás, asoma Graciela
Ocaña. Se trata de la diputada frepasista que trabajó en
la investigación del lavado de dinero junto a Elisa Carrió,
de quien se hizo muy amiga. Aunque aclara que no está
por abandonar el Frepaso, reconoce que hubo cambios en su vida. Dice que
nunca fue tanto a misa como en estas últimas semanas, cuando acompañaba
a Carrió. Pero no me volví mística, advierte
entre risas. Para demostrarlo, señala que la única estampita
de su oficina es el retrato de Eva Perón, último resabio
de su simpatía con el peronismo. Mientras Ocaña habla, se
destaca por detrás un blanco con media docena de dardos sosteniendo
papeles con varios nombres: Menem, Cavallo, Colombo. ¿Por qué
el jefe de Gabinete?. Porque fue partícipe del Estado mafioso,
responde, seca.
La reacción al informe preliminar fue una serie de críticas
a la metodología de trabajo y nada se dijo del contenido. ¿Cómo
lo tomó?
En principio me pareció lógico, por el impacto que
causó. Pero cuando a lo largo de la semana continuaban con el mismo
tema, la verdad que me sentí sorprendida. Pensé que algunos
colegas y compañeros míos podían ser consciente o
inconscientemente funcionales a los sectores del poder que quieren evitar
que se hable y se conozca el contenido del informe.
Los movimientos y negocios del Estado mafioso están registrados
en el informe. ¿Hay uno que sea el más importante?
No hay un caso paradigmático. Todos demuestran de alguna
manera cómo operó la mafia y dan pistas de la vinculación
entre el poder económico financiero y el político. Podemos
decir que esto comienza con el gobierno de Raúl Alfonsín
y que se generaliza con Carlos Menem.
¿Entonces, todos los partidos políticos son culpables?
No generalizo, pero atraviesa a los partidos políticos. No
hay uno bueno y uno malo. Todos estuvieron implicados de una manera u
otra. Y el mejor ejemplo es el BCCI que al instalarse en el país
recurre primero al financiamiento espurio de la política. Se nota
en el dinero otorgado para conseguir la patente del banco durante el gobierno
de Alfonsín. Después llegó Alberto Kohan, el operador
del gobierno de Menem.
Se habla tanto de Kohan en el informe que da la sensación
que es mucho más importante que Menem. ¿Es el jefe del ex
presidente?
No. En realidad se necesitaban uno a otro. Y en esto pienso de manera
diferente que la diputada Carrió. Ella considera a Kohan prácticamente
como el jefe. Yo no lo veo así, creo que los dos eran piezas importantes
en este entramado como también lo era, por ejemplo, Emir Yoma.
¿Lo que dice Carrió modificaría la estructura
de la asociación ilícita por la que se juzga a Menem?
No se modifica, porque creo que estamos frente a una organización
que tiene varios jefes. Algunos en el exterior y otros en el país.
Pero todos son corresponsables: Kohan, Menem, Emir y el mismo (Monzer)
Al Kassar.
El informe hace hincapié en la complicidad del poder político
con el poder económico. Nada se dice de la responsabilidad de la
Justicia. ¿Es un tema pendiente?
Está pendiente, pero sin duda todos sabemos lo que ocurrió
con la Justicia en la Argentina durante el anterior gobierno. Creo que
éste es un mérito del gobierno de la Alianza. Uno de los
pocos. Yo respeto a Jorge de la Rúa, creo que es incapaz de llamar
a un juez para presionarlo. Esto le permitió a los jueces avanzar
en algunas causas aunque todavía resta que lo hagan en otras.
¿De quiénes por ejemplo?
Y como estos sectores financieros que nunca fueron afectados. Lilita
lo ejemplifica bien. Una cosa es que el corrupto fuera (Víctor)
Alderete yotra cosa que sea un banquero reconocido. De esos que nos dicen
a los políticos qué hacer y que debemos tener mano dura
con los pobres.
¿A quién se refiere?
Al banquero (Eduardo) Escasany. El banquero cuya entidad, el Galicia,
importó 700 millones dólares en oro, que dijo que era monetario
a pesar de no serlo, y que por ello pudo no pagar ni un peso de impuestos.
A pesar de todo, el Galicia nunca fue involucrado en la causa del oro,
cuando era la entidad que importaba el mineral por cuenta y orden de las
empresas que luego hacían las exportaciones. Entonces, el Galicia
sabía que no era oro monetario. Sin embargo, no se investigó
y se desvió la atención hacia la Casa Piana, que exportó
sólo un pequeño porcentaje. Esta causa en los Estados Unidos
está investigada por lavado de dinero y en nuestro país
por contrabando.
El jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, por citar un funcionario
del gobierno, le dijo a Página/12 en una entrevista que no cree
que haya un Estado mafioso sino más bien personas que cometieron
delitos, hechos aislados.
No sé por qué lo dirá. El conoce muy bien las
mafias del sector financiero, mejor que nadie porque fue partícipe
de ello, del Estado mafioso.
¿De qué manera lo hizo?
El fue un alto funcionario de Macro Valores, una subsidiaria del
banco Macro, que trianguló enormes cantidades de dinero a través
de sociedades offshore. Para nosotros, estas operaciones no tienen ningún
sentido económico porque ambas sociedades tenían sus propias
cuentas en el Citibank por las cuales directamente podían triangular
el dinero. Sin embargo, utilizaban las offshore y, después de cuatro
o cinco pases, el dinero terminaba en Buenos Aires. Nosotros queremos
conocer cuáles fueron los motivos que tuvieron para realizar movimientos
antieconómicos, según lo describieron los técnicos
del Central que colaboran en la comisión.
¿Colombo es el único funcionario del gobierno comprometido?
En primer lugar, él figura en varios capítulos del
informe. Se describe, por ejemplo, su participación en la operatoria
del Grupo Yoma cuando presidía el Banco Nación. El le otorgó
a esta familia una garantía por 10 millones de dólares para
que pudiera cobrar reintegros de IVA que estaban en la AFIP. Esta repartición
se opuso porque exigía algunas garantías reales porque el
grupo, de acuerdo a sus propios balances, tenía un patrimonio negativo.
A pesar de este antecedente más el de una auditoría que
determinaba que la garantía que tenía el Nación eran
apenas del 30 por ciento, Colombo igual les entregó 10 millones.
Evidentemente allí hay una vinculación y el propio ex presidente
Menem lo dijo en un reportaje cuando recordó que el actual jefe
de Gabinete llamaba a cada instante a Emir, quien no tenía ninguna
responsabilidad sobre el grupo.
¿Entonces allí reside la cautela de Colombo?
La Alianza dijo en un principio que aquel que estuviera sospechado
de un caso de corrupción debía apartarse del cargo. Ahora
resulta que escuchamos a los voceros del Presidente decir que si hay sospechas
hay que recurrir a la Justicia. Reaccionan al mejor estilo menemista.
Al estilo de Kohan.
Bueno, ahora es (el secretario General de la Presidencia, Nicolás)
Gallo el que lo dice. Me parece que todos debemos recordar de dónde
venimos. Y creo que hay funcionarios que el Presidente debería
apartar.
¿Cómo evaluó la reacción del Presidente?
Demostró que no lo había leído y se llevó
por los consejos de alguno de sus asesores, que hace bastante tiempo que
lo aconsejan mal. Yo le aconsejaría que lea al menos los capítulos
que tocan a sus funcionarios.
Entonces...
Entonces Colombo debería renunciar esta semana. Pero también
creo que si este informe es firmado por el resto de los miembros de la
Comisión, el Congreso debería emitir un voto de censura
contra el jefe de Gabinete.
¿Y Domingo Cavallo?
El es un personaje que participa en toda esta historia. Aparece
cuando estatiza la deuda externa privada. Luego, con Menem, cambia esa
deuda por el mecanismo de capitalización que permitió la
compra de empresas públicas con títulos de la deuda adquiridos
a un valor muy bajo, pero que el Estado argentino recibió a su
valor nominal. El fue el gran responsable de todo esto y del desfinanciamiento
del Estado al privatizar el sistema previsional. Sus últimos negocios
fueron el megacanje que le costó a los argentinos 46.000 millones
de pesos y el déficit cero.
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