Por Victoria Ginzberg
El 13 de julio de 1976 la uruguaya
Sara Méndez fue secuestrada en Buenos Aires con su hijo Simón,
que tenía apenas veinte días. Estuvo en el centro clandestino
Automotores Orletti y luego fue trasladada a su país. La mujer
recuperó su libertad pero en Argentina le arrebataron a su bebé.
Sólo tres madres de niños desaparecidos sobrevivieron en
los campos de la dictadura y Sara es la única que todavía
no se reencontró con su hijo. Durante quince años creyó
estar cerca de Simón, pero seguía una pista falsa. Los militares,
que lo sabían, callaron y la Justicia prolongó su angustia
al no permitir, hasta principios de este año, que se realizaran
los estudios de sangre. Sara juntó fuerzas y retomó la búsqueda
de su hijo. La semana pasada estuvo en Buenos Aires después de
contar su historia en seis países europeos. Como víctima
del Plan Cóndor es querellante en la causa que lleva adelante el
juez Rodolfo Canicoba Corral quien ordenó la captura internacional
de los represores uruguayos responsables de su secuestro y el de su bebé
y planea abrir otra investigación en Uruguay.
La semana pasada la Comisión para la Paz (creada por el gobierno
de Jorge Batlle para investigar el destino de los desaparecidos) cumplió
un año y presentó su informe. ¿Cuál es su
evaluación del trabajo de la Comisión?
Pienso que está todo muy pautado por el hecho de que la Comisión
no tuvo facultades para investigar ni tampoco se obligó que los
militares que conocen los hechos o están sindicados como responsables
de los hechos tengan que declarar. El trabajo se hace sobre documentos
que existen y que en general son aportados por el lado de las víctimas.
Se hizo una identificación de cuerpos que estaban como NN en Argentina,
que fueron encontrados muchos años atrás, pero no hay nueva
aparición de cuerpos. Creo que sigue habiendo una decisión
de los que tienen la información de no hablar.
¿Y hay una decisión del Gobierno de no forzarlos a
hablar?
Llegaron los pedidos de extradición que mandó el juez
Canicoba Corral en la causa del Plan Cóndor. Si la justicia argentina
quiere investigar y no se le da la posibilidad, queda muy claro cuál
es la decisión del Gobierno en esta materia. En Uruguay hubo un
ordenamiento del tema de los desaparecidos, que hasta ahora no se había
hecho porque no se habían reconocido oficialmente las desapariciones.
Pero el avance es el ordenamiento de los documentos ya existentes.
Después de la recuperación de la nieta de Juan Gelman,
Batlle se comprometió a impulsar la búsqueda de los niños
apropiados.
Justamente esa es la gran omisión de la comisión.
Cuando asume Batlle plantea su compromiso en particular con el caso de
los chicos desaparecidos y hasta ahora no hemos sabido absolutamente nada.
Más allá de ser la madre me parece que el caso de Simón
es muy representativo porque nosotros sabemos quiénes lo secuestraron,
fueron procesados en Argentina y tuvieron que ser indultados por Menem
porque no estaban cubiertos ni por las leyes de Punto Final y Obediencia
Debida ni por la ley de caducidad de Uruguay. Lo más grotesco de
esta situación es que los secuestradores están viviendo
libremente en el país y no hay voluntad evidente de que esa situación
cambie. El Gobierno uruguayo está perdiendo la gran oportunidad
de esclarecer esta situación. Yo pienso presentar una causa penal
en Uruguay. La ley de caducidad plantea en uno de sus artículos
que el Ejecutivo debe informar sobre el paradero, el destino de las personas
desaparecidas y en el caso de los niños en especial porque ahí
estamos buscando personas vivas.
A mediados de la década del `80 los uruguayos votaron a favor
de la ley de caducidad (que impidió el juzgamiento de los militares
uruguayos) ¿Cree que el resultado cambiaría si el referéndum
se hiciera hoy?
Creo que el resultado no sería el mismo pero de todas formas
estos temas aún están muy pautados por el miedo. Lo más
tremendo de estasociedad es que el terrorismo de Estado dejó una
cuota de terror muy grande en la población y ese miedo no puede
revertirse justamente hasta que la gente no vea indicios de cambios, que
significa el juzgamiento de esos hechos.
¿Recibió por otras vías alguna pista del posible
paradero de Simón?
Nunca fui llamada por la Comisión. La única vez que
me recibió un miembro fue porque yo pedí una entrevista.
Así pude saber que supuestamente había dos casos de chicos
que se estaban haciendo análisis de ADN en Argentina que podrían
ser Simón. Pero ahora hablé con la doctora (Ana María)
Di Lonardo (jefa del Banco Nacional de Datos Genéticos) y ella
dijo que en este momento no había ningún caso pendiente.
Hubo una versión de que Simón podría haber
muerto
Eso fue cuando pedí la entrevista con la comisión.
Me dijeron que no tenía ninguna pista salvo la versión de
que Simón habría muerto a los pocos días de haber
sido secuestrado. Cuando pedí información sobre ese dato
me dijeron que venía de fuente de represores muy próximos
al hecho acá en Argentina. Yo plantee que era una información
muy fuerte para darla si no estaba fundamentada.
¿Cree que fue para desalentar la búsqueda?
No se cuál fue la intención. Pero es sumamente cruel
que se maneje un tema así sin fundamentos. Yo saqué una
carta pública y al poco tiempo desmintieron que ese dato estuviese
confirmado.
¿Piensa que Simón está en Argentina o en Uruguay?
Con la aparición de la nieta de Juan Gelman se abre todo
un abanico. En la misma cárcel clandestina Boulevard Artigas
que estuvo María Claudia Irureta Goyena hubieron dos niños
que fueron secuestrados con sus padres en Argentina y que fueron llevados
a Uruguay. Estamos cada vez más convencidos en base a testimonios
que estamos recogiendo que hubieron más argentinos que estuvieron
prisioneros en Uruguay. Tenemos la convicción de que hubo una pareja
de argentinos en la que la mujer estaba embarazada y que estuvo en Boulevard
Artigas. En Uruguay todo ese campo está por conocerse y es muy
difícil si no hay una investigación real porque nadie se
inculpa del secuestro de menores gratuitamente.
¿Cuál es la conclusión de su gira por Europa?
Estuve 45 días, recorrí seis países y cerca
de quince ciudades. En lo personal recogí una reubicación
del tema de los derechos humanos. Los que vivimos en los países
de la impunidad y denunciamos estos hechos siempre somos acusados de intentar
subvertir el orden. Cuando llega un pedido de la justicia argentina se
dice que desestabiliza y que los militares que estaban hablando se callan.
Todo esto es un gran absurdo pero se dice y lo dicen personas inteligentes.
Los parlamentarios europeos decían: estas cosas nos hacen
bien a nosotros porque también tenemos deudas con nuestro pasado.
La conclusión de la gira en el sentido práctico fue que
quince parlamentarios europeos apadrinan a Simón, la búsqueda
de Simón. La presidenta del Parlamento Europeo me dijo personalmente
que estaba decidida a hacer todo lo necesario para ayudar e inclusive
viajar a Uruguay y entrevistarse con el presidente Batlle para pedirle
por Simón.
En Argentina muchos chicos apropiados iniciaron personalmente la
búsqueda de su identidad ¿Tiene la esperanza de que Simón
pueda estar buscando solo?
Tengo gran expectativa. Estuve muy cerca de jóvenes que se
presentaron pensando que podían ser hijos de desaparecidos. Por
eso me parece importante tratar de difundir el tema en los medios. Decir
que Simón nació en el 76 o sea que hoy tendría
25 años, que cuando nació era pelirrojo, es decir tenía
pelusita pero sí tenía la piel muy blanca de un pelirrojo
y en su familia paterna hay muchos pelirrojos. Esos quizás son
los únicos datos que tenemos...
¿Cómo es emocionalmente estar cerca de esos chicos
que fueron apropiados como Simón?
Siempre estuve con chicos. Pero simplemente el hecho de la proximidad
en edad con Simón y de estar con chicos que no saben su origen
me angustia mucho.
¿Tiene alguna fantasía sobre la vida de Simón?
Si vive con militares...
Trato de no tenerla porque es muy duro. Durante quince años
tuvimos la convicción de que Simón estaba en Uruguay y cuando
asumió Batlle y confirmó los datos que tenía Juan
Gelman sobre su nieta también nos dijeron que Gerardo no era Simón
o sea que durante todo ese tiempo sabían que estábamos tras
un dato falso. Fueron quince años de pelear el ADN en la justicia
y fueron muchos años en los que no buscamos. A mi me resulta muy
difícil empezar otra vez una búsqueda. Todavía me
resulta difícil reponerme, empezar de nuevo después de quince
años en los que se perdieron muchas pistas. Tengo la convicción
de que este es el momento para hacer el último esfuerzo, pienso
que si no lo encontramos ahora que hay una serie de condiciones reunidas,
va a ser muy difícil.
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