Por V.G.
Tomás Borge es el único
sobreviviente de la terna fundadora del Frente Sandinista (los otros dos
eran Carlos Fonseca Amador y Silvio Mayorga). Fue, durante la revolución,
ministro del Interior y actualmente tiene los cargos de vicesecretario
general y presidente del Congreso del FSLN. Página/12 lo entrevistó
telefónicamente para conversar sobre la nueva campaña electoral
del sandinismo y las perspectivas de un gobierno de izquierda después
de una década de neoliberalismo furibundo.
¿Qué sucede en el escenario político de Nicaragua
que Ortega es el preferido para las próximas elecciones presidenciales?
El pueblo tiene buena memoria histórica y recuerda lo bueno
y lo malo que nosotros hicimos. Pero los aciertos superan con creces los
errores. Además, sobre los errores no sólo hemos dicho que
jamás los vamos a volver a cometer, sino que se ha pedido perdón
si es que alguna vez hemos molestado, ofendido o hecho algún daño.
La mayor parte de nuestros errores fueron fruto de cierto grado de inexperiencia
y, al mismo tiempo, de concepciones ideológicas y políticas
que en aquel momento se explicaban pero que, vistos desde esta altura,
pareciera ser que ya nunca más se pudieran volver a cometer. Por
ejemplo, nosotros limitamos la libertad de expresión en el marco
de una guerra de agresión que sufría Nicaragua. Ahora consideramos
que ni aun en guerra era aceptable establecer límites a la libertad
de expresión, la cual debe ser sagrada en todas las circunstancias.
La otra falla que cometimos fue el servicio militar obligatorio. Nos hemos
comprometido a no restablecer jamás el servicio militar obligatorio.
Claro, ya no existe la posibilidad de una guerra pero aunque teóricamente
existiera, nunca más volveríamos a haberlo. Además,
ya está prohibido por ley, por una iniciativa nuestra en el marco
de la Constitución.
¿Y cuáles fueron los aciertos que hoy vuelven a la
memoria popular?
Tuvimos grandes aciertos: la cruzada nacional de alfabetización,
haber desarrollado un sistema de salud universal, haber entregado tierras
a los campesinos y, sobre todo, haber recuperado la dignidad de una Nicaragua
que había sido ultrajada por la existencia de tiranías oprobiosas
y por el entreguismo de los gobiernos liberales y conservadores. En este
marco, vamos a reiterar nuestra vocación popular, nuestro anhelo
profundo de independencia nacional, nuestro deseo de mantener relaciones
con todos los países del mundo en igualdad de condiciones, incluyendo
Estados Unidos. Nuestro deseo es ser siempre fieles a los intereses de
los más pobres, luchar contra la desocupación terrible que
existe en nuestro país, contra el atraso, la pobreza, el analfabetismo,
la ausencia de salubridad y de vivienda. En fin, nosotros vamos a retomar
los esfuerzos que hicimos en el pasado sin cometer los errores de entonces.
Es en este marco que se ha abierto la perspectiva real de una victoria
del FSLN en las próximas elecciones.
También en el marco de este análisis sobre el presente,
¿cómo se evalúa la derrota del sandinismo en las
elecciones de los 90?
Yo creo que las perdimos como consecuencia de nuestros errores y
también por la política agresiva de Estados Unidos, que
aterrorizó a muchos nicaragüenses. Los norteamericanos amenazaron
con invadirnos, invadieron Panamá y poco después fueron
las elecciones. De tal manera que la gente tenía temor que ocurriera
aquí una agresión como la de Panamá. Además,
había una crisis económica provocada fundamentalmente por
la guerra y la gente creyó, de acuerdo con las promesas electorales
de aquel momento de nuestros adversarios y de Estados Unidos, que se abrirían
enormes recursos y apoyos económicos que después no se produjeron.
¿Cuáles son las continuidades y cuáles las
diferencias entre el Frente Sandinista que gobernó en los 80 y
el que ahora está en campaña?
Somos en esencia el mismo sandinismo pero con enormes diferencias
de carácter de adjetivo: somos más realistas, tenemos más
experiencia y no volveremos a cometer los errores del pasado; siempre
privilegiamos alpobre pero somos realistas en el sentido de entender que
hay otros sectores sociales en Nicaragua que deben ser integrados dentro
de un programa de gobierno.
¿Cuáles cree que son los márgenes de maniobra
política en el contexto nacional e internacional de hoy para una
política sandinista?
Yo creo que la actualidad no limita los márgenes; más
bien es otra realidad. Son planos diferentes. Pero hoy la prioridad por
los pobres forma parte de nuestra realidad y eso no ha cambiado.
¿Tendría algún efecto particular sobre la región
un triunfo del FSLN?
Yo creo que estaría todo tranquilo. No vamos a realizar ninguna
actividad que ponga en riesgo la institucionalidad de ningún país.
Por el contrario, vamos a tratar de mantener las mejores relaciones posibles
con todos nuestros hermanos de América latina. Somos partidarios
de la integración regional y, en este sentido, mantendremos una
firme política de búsqueda de esa integración.
Se lo decía a propósito de las reacciones adversas
que ya explicitó Estados Unidos y la Iglesia nicaragüense.
El gobierno de Estados Unidos ha dicho que va a reconocer cualquier
victoria, incluyendo la del FSLN. Desde luego, consideramos un hecho natural
que un gobierno de derecha como el de (George W.) Bush no tenga simpatía
por la victoria del FSLN que es un partido revolucionario y de izquierda,
como tampoco le simpatiza la existencia de un gobierno como el de Hugo
Chávez ni les simpatizaría que ganara el Frente Amplio de
Uruguay o el Partido de los Trabajadores de Brasil. Lo entendemos perfectamente
pero nos basta saber que están dispuestos a reconocer la realidad
de nuestra victoria. Es verdad que la Iglesia Católica sacó
una pastoral donde muy subliminalmente sugieren no votar por Daniel Ortega
ni por el FSLN. La Iglesia de Nicaragua es una iglesia de derecha y también
es natural que piensen así. Nosotros, por el contrario, estamos
tratando de mantener buenas relaciones con la alta jerarquía de
la Iglesia Católica porque con las bases cristianas tanto
evangélicas como católicas tenemos las mejores relaciones.
¿Se siguen definiendo marxistas?
Nunca nos hemos definido marxistas. Alguien inventó eso aunque
la revolución nicaragüense nunca dijo que era marxista.
¿Cuál es la posición ideológica política
del Frente Sandinista hoy?
Nosotros somos un partido nacionalista, de izquierda, popular, inspirado
en el pensamiento de Augusto Sandino y de Carlos Fonseca. No hemos proclamado
ninguna concepción ideológica marxista aunque algunos de
los militantes del FSLN son marxistas, como otros son cristianos y otros
socialdemócratas. Tenemos cierta diversidad de criterios ideológicos.
Por otra parte el FSLN es un partido integrante de la Internacional Socialista
o sea de la socialdemocracia. Y quiero agregar: por un lado estaba lo
que se llamó el socialismo real, que fue destronado por sus propios
errores y por haberse enrumbado por un camino equivocado cuando cayó
el Muro de Berlín y la Unión Soviética. Creo que
el verdadero socialismo no es el socialismo real, sino que está
en proceso de concebirse y de reexaminarse.
Hace muchos años me preguntaron por la etiqueta ideológica
del Frente y yo dije que las etiquetas estaban buenas para las botellas
de whisky (risas).
¿Cree que el neoliberalismo, después de un período
de auge, está recibiendo los primeros cuestionamientos profundos?
El neoliberalismo nació enclenque y mongólico. Tiene
patologías graves destinadas a liquidarlo. Creo que no tiene porvenir
y que se imponen otras formas de ver la realidad del mundo. El neoliberalismo
no sirve para dar respuestas a nuestro pueblo empobrecido de América
latina.
¿Con qué tono encaran esta campaña electoral?
Está muy bien que me lo preguntes, porque en este momento
hay una campaña repulsivamente sucia de parte de nuestros adversarios
y, por el contrario, una campaña conciliatoria, muy transparente
y respetuosa delFSLN. Están contrastadas dos tipos de campañas:
una de acusaciones inventadas, a veces sobre la base de verdades a medias
o de mentiras completas; especialmente son acusaciones sobre supuestos
crímenes del pasado.
¿Qué significa el lema Nicaragua unida: la tierra
prometida?
Es una manera de decir que estamos prometiendo una vida mejor para
nuestro pueblo; independientemente de que también hemos dicho que
no vamos a prometer nada que no vayamos a cumplir. La tierra prometida
es una promesa objetiva y real. No es demagógica.
¿Qué pasó con el sandinismo durante estos 10
años que fue oposición?
Hemos pasado por el calvario de dos elecciones. Una la perdimos
y la otra fue dudosa porque tuvo todas las características de un
gran desorden y un fraude electoral. Ahora vendrá una nueva lucha
porque estas elecciones sean equitativas, justas, transparentes. Durante
estos 10 años hemos estado batallando por recuperar el poder.
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