Por Ariel Greco
Siempre se dice que para aprovechar
una gran oportunidad, una persona debe estar en el lugar y en el momento
indicado. Adecuada al fútbol, la frase podría leerse como
estar en el club indicado, con el técnico indicado. En muchos casos,
una lesión, un pase no concretado, una elección equivocada
o el gusto de un entrenador, pueden incidir en la carrera de un jugador.
Así, futbolistas que atravesaron momentos similares en su trayectorias,
por distintas circunstancias, viven un presente muy diferente. Acá
algunos ejemplos muy notorios.
El caso más paradigmático lo marcan Ramón Medina
Bello y Angel David Comizzo. A principios de los 90, juntos se convirtieron
en puntales del River campeón de Daniel Passarella. Sin embargo,
sus salidas fueron bien distintas. Comizzo tuvo que dejar el club por
la puerta de atrás luego de que su pelea con Passarella. Para Medina
Bello, la despedida cuando emigró a Japón fue con todos
los honores. Claro que esa decisión conspiró contra sus
posibilidades futbolísticas. En un campeonato de menor nivel, su
rendimiento decayó y en su siguiente paso por River apenas si Ramón
Díaz le dio alguna chance. Paradójicamente, el mismo técnico
ahora propició el retorno de Comizzo, que hoy volverá a
atajar en la primera de River los 39 años. Con cuatro menos, Medina
Bello tenía previsto debutar ayer en Dock Sud, aunque no lo hizo
porque la AFA decidió suspender la fecha de Primera C por la lluvia.
Carlos Bilardo y Mauricio Macri impulsaban en 1996 su sueño faraónico
de Dream Team. Recomendados por el entrenador, a Boca se incorporaron
más de 20 futbolistas, algunos de los cuáles ni siquiera
disputaron un amistoso con la camiseta azul y amarilla. En ese grupo estaban
Diego Cagna y Christian Dollberg, ambos con un pasado común en
Argentinos. La idea de Bilardo era que Cagna fuese el volante central
de su equipo. Sin embargo, los flojos rendimientos del ex jugador de Independiente
lo relegaron de la titularidad. El reemplazante elegido fue precisamente
Dollberg, que en realidad había llegado desde el Colonia de Alemania
para jugar como marcador central. A pesar de que el equipo nunca consiguió
afianzarse, Dollberg se ganó su lugar entre los titulares. Sin
embargo, una grave lesión le quitó todas las posibilidades.
Con el correr del tiempo, mientras Dollberg no podía reponerse
de su dolencia, Cagna fue recuperando terreno. Ya con la aparición
de Carlos Bianchi como entrenador, se convirtió en el capitán
del equipo bicampeón, y luego fue transferido al exterior. Afianzado
como una de las figuras en el Villarreal y reestablecido de una fractura
de tobillo, ya está listo para iniciar su tercera temporada en
España. Muy diferente el curso que tomó la carrera de su
ex competidor. Sin chances en Boca, le inició juicio al club por
no haberlo incluido en el reparto de premios aunque estaba lesionado,
y más tarde tuvo un breve paso por el fútbol griego. Ahora
es una de la flamantes incorporaciones de Defensores de Belgrano, que
ayer debutó en la B Nacional con un derrota ante Tigre.
Otra historia particular es la que vivieron Cecilio Galeano y Claudio
Husain. Cuando el Vélez de Bianchi inició su exitosa excursión
internacional, los dos volantes comenzaron a alternar en el torneo local.
Buscando continuidad, Galeano se fue a préstamo a Estudiantes,
que tenía que disputar el Nacional B, mientras que Husain prefirió
quedarse a pelear un lugar en el plantel campeón de América.
Ya de vuelta por Liniers, Galeano no encontró oportunidades, aunque
alcanzó a completar 30 partidos en la primera del club. En cambio,
Husain se convirtió en uno de los pilares de Vélez, y sus
actuaciones le valieron la convocatoria a la Selección y la transferencia
a Italia, previo paso por River. La realidad hoy los distanció
más que nunca: Uno tiene asegurada su segunda temporada en el fútbol
europeo y el otro acaba de incorporarse a Laferrère, en la Primera
C.
En 1991, Gimnasia consiguió armar una delantera temible que le
dio muchas alegrías. De Uruguay llegó Hugo Romeo Guerra,
mientras que de lasdivisiones inferiores surgió Guillermo Barros
Schelotto. El destino los llevó a los dos, unos años después,
a Boca, aunque no volvieron a ser compañeros: El Mellizo apareció
como uno de los refuerzos en el ataque justo cuando el uruguayo se desvinculó
del club, con su nucazo ante River casi como única jornada de gloria.
El presente los encuentra aún más separados. Barros Schelotto
sigue siendo uno de los ídolos de Boca luego de ganar dos Copas
Libertadores y una Intercontinental. Guerra, en cambio, pasó con
su juego por Brown de Arrecifes y en este torneo intentará con
sus goles salvar del descenso al Torneo Argentino A a Atlético
Tucumán: ayer no pudo convertir ni uno...
Para el zaguero Javier Baena, la chance de ser transferido de Platense
a Independiente a principios de los 90 fue la más importante
de su carrera, aunque finalmente no se concretó. Al año
siguiente, Raúl Cascini tuvo la fortuna de acceder a la posibilidad
que se le había frustrado a su compañero, dos categorías
mayor. Tras una temporada inestable, el préstamo en Estudiantes
le devolvió la confianza, y en su vuelta a Independiente, Cascini
se transformó en una de las figuras del equipo. La elección
de Baena no le fue tan beneficiosa. Pasó por Colo Colo, lo repatrió
Mandiyú, estuvo en Banfield y luego continuó en equipos
del interior en el Torneo Argentino. En esta temporada, arregló
con Excursionistas. Lo de Cascini es más conocido: lo querían
de River, casi va al Betis y al final se incorporó a Estudiantes.
... Y también
al correr
La paradoja no se da sólo en el fútbol: en el automovilismo
hay casos parecidos. Pero el más conocido es extremadamente
reciente. En 1995, el arrecifeño Norberto Fontana se clasificó
campeón de Alemania de Fórmula 3, postergando nada
menos que a un piloto local, Ralf Schumacher. El coequiper de Fontana
en las últimas carreras era un italiano que estaba aprendiendo,
Jarno Trulli. Fontana venció a ambos entonces, pero ayer,
mientras Schumacher ocupaba la cuarta posición en la clasificación
del Grand Prix de Hungría de F-1, y Trulli quedaba quinto,
el argentino apenas si se clasificaba 14º en la carrera de
Fórmula 3.000, la antesala de la F1. Fontana había
partido 19º, escaló a la 12º posición, pero
fue penado con una parada de 10 segundos en los boxes porque algunos
de los integrantes de su equipo, el Prost Junior, no se retiraron
a tiempo de la grilla de partida, y volvió 20º a la
pista. La carrera fue ganada por el inglés Justin Wilson.
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