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EL AUGE DE UNA ACTIVIDAD QUE ATRAE A GRANDES Y A CHICOS
�Los títeres no tienen fronteras�

Seis titiriteros con diversos estilos y estéticas explican por qué el género experimenta en estos tiempos un notable crecimiento, tanto en el circuito oficial como en el alternativo. �La gente perdió el prejuicio respecto del títere�, coinciden.

 
Los titiriteros reconocen que a los adultos les cuesta más incorporar los códigos de los muñecos.

Por Silvina Friera

Los mejores manipuladores logran volver invisibles sus trucos y consiguen robarle una sonrisa al público. Quizá por eso, a Javier Villafañe, un referente en el uso de esos objetos que sobre el escenario cobran vida, le gustaba comentar que �cuando los titiriteros mueren van al cielo para divertir a los ángeles�. La directora Eva Halac recuerda esta anécdota y admite que a medida que se fue acercando al universo de los títeres le costó abandonarlos. Históricos portavoces de la burla a la autoridad establecida, los títeres, siempre irreverentes, se animaron a decir lo que no se hubiese atrevido a pronunciar un ser humano. En la cartelera porteña, en los últimos años, los espectáculos con títeres se multiplicaron tanto en el circuito oficial (el grupo de títeres del Teatro San Martín, comandados por Adelaida Mangani) como en el alternativo. Página/12 reunió a seis titiriteros para reflexionar sobre el auge de los muñecos en puestas destinadas para niños y adultos. Ana Alvarado (cofundadora de El Periférico de Objetos, y directora de El detective y la niña sonámbula, entre otras), Marcelo Peralta (Amoratado), Halac (a punto de estrenar El retablillo de don Cristóbal), Miguel Rur (Pobrecitos los tramposos y Boliche, un lugar con historias), Esteban Quintana (Mano movies) y Claudio Provenzano (La China) sostienen que la gente fue perdiendo el prejuicio respecto de los títeres. 
�¿Por qué crecen los espectáculos con títeres para adultos y chicos?
Ana Alvarado: Se curó la enfermedad de creer que los títeres eran sólo para niños. El títere tiene infinitas historias para contar al público adulto. El títere va a ocupar cada vez más espacios porque tiene infinitas posibilidades. Si ahora hay muchos espectáculos para adultos a los que el público va sin preguntar si son de muñecos o de actores, es una conquista de los títeres. Se rompió el mito de que el títere estaba por un lado y el actor por otro. La gente perdió el prejuicio respecto del títere.
Marcelo Peralta: El uso en la pedagogía fue positivo porque multiplicó la llegada de los muñecos en casi todas las escuelas argentinas, pero por esta razón muchos lo consideraban un género menor, lo veían con cierto desprecio. Los títeres siempre fueron muy cuestionadores de su época, por eso el poder nunca los terminó de digerir. Los títeres para adultos ganan espacios porque todavía no se conocen fronteras en cuanto a lo que se puede hacer. A eso hay que sumarle los aportes de la fusión de títeresteatro, títeres-danza, títeres-música. El teatro de actores está atravesando una crisis que no padece el teatro de títeres. 
Claudio Provenzano: Me permití experimentar con títeres porque perdí esa �enfermedad� del títere para chicos. Aunque el público adulto se resiste un poco más a ingresar en el código del muñeco, una vez que entró, el muñeco lo absorbe por completo. 
Miguel Rur: Es bastante raro lo que sucede. Para los que venimos haciendo títeres desde hace mucho años no es nuevo que se hagan espectáculos para adultos. Me parece que hay más puestas donde se empezaron a fusionar las artes en el escenario: proyecciones, danza, músicos en escena. 
Eva Halac: Se abrió un panorama en todas las artes. Antes no existía esa separación entre el teatro para niños y para adultos. El teatro para niños trabaja con títeres porque los chicos los perciben como objetos vivos. En el caso del teatro para adultos el títere provoca emociones distintas. 
�¿Progresó la formación del titiritero?
Alvarado: Sí, es mucho más completa y multidisciplinaria. Antes nos formábamos en una única disciplina y después teníamos que incorporar otras con mucho esfuerzo.También cambió la formación de los actores, que ahora se permiten jugar con ciertas cosas que antes no hacían. 
Peralta: El títere es una forma teatral. Se entiende que un titiritero debe ser una persona de teatro porque actúa a través de los títeres. Provenzano: Mucha gente necesita expresarse y esto origina obras de teatro que tienen un sello distintivo: clown, acrobacia, títeres. Ahora los espectáculos son más polirrubros. 
Rur: Tantas imágenes nos da el cine y la televisión que la atención del público es distinta y tiene otro ritmo en la captación de lo que sucede en escena. Los espectáculos están tendiendo a generar un poco más de impacto. Alvarado: Siguiendo a mi propia hija veo lo que significa la pantalla de televisión. Los chicos pueden trabajar con dos o tres aspectos visuales al mismo tiempo y no tienen problema, siguen con el hilo de la historia.
�¿Al adulto le cuesta más?
Provenzano: El público antes era más conservador respecto a los muñecos. La diversidad de espectáculos con títeres entrena al público de otra manera. En La China hago un títere que presenta el espectáculo. Hay una especie de precaución en la gente, hasta que entran en el código.
Esteban Quintana: El chico no viene con grandes esquemas, en cambio el adulto sí, y hay que ganárselo por el lado del títere. 
Alvarado: El niño elige lo que más le gusta, es mucho más sincero. En cambio el adulto es seducido después por el muñeco. La gente está tratando de ver más espectáculos de humor. Habría que atrapar a ese público. El lugar del manipulador-manipulado es ideal para el humor porque es un mundo infinito y resulta una metáfora sobre cómo el objeto termina dominando al humano y mostrando su costado más patético.
�¿Cuándo deciden usar un muñeco o un actor? 
Halac: Depende. Trato de transmitir la estética del autor. No tengo una visión particular de lo que quiero provocar, trabajo más desde el autor y lo que quiere contar. Cualquier objeto inanimado en la acción dramática se vuelve sujeto y esto provoca en un espectador más inocente una atracción inmediata. Lo más interesante del muñeco es la mueca que tiene. Hay personajes que se prestan más para trabajar con muñecos, como los personajes antiguos, los reyes, los personajes sobrenaturales, aunque a veces puede resultar más misterioso con actores. 
Alvarado: En el Periférico de Objetos siempre decimos que �no hay nada que se vea más muerto que un muñeco muerto�. El títere cuando muere, después de haber estado vivo, tiene una fuerza dramática mayor que la del actor. Para la muerte siempre elijo un muñeco. 
Rur: Es una elección estética. Se pueden adaptar textos clásicos con muñecos. Hay una proyección de la gente que desea que el muñeco esté vivo. Cada sutileza del títere es agradecida, pero también genera algo siniestro. Cuando el muñeco gira la mirada provoca algo muy fuerte.
�¿Cómo es la vinculación que establecen con los muñecos?
Peralta: Hay un mito entorno al títere y el manipulador-manipulado. En mi caso es una relación de trabajo. Cuando los manipulo soy obsesivo, en el sentido de vivir y poder transmitir a través de ellos. Pero cuando termina la función se acaba todo. El títere es un instrumento y depende del intérprete. Si está bien manejado llega más fácil a conmover al público. 
Quintana: Suelo castigar a mis títeres. Una vez creados necesito vivir con el objeto un momento de pelea, buscarle la personalidad que no va a tener. En escena me llevo bárbaro porque ya pasé por esa contradicción.
Provenzano: Aprendí a respetarlos. Tengo una relación bastante particular con el travesti, porque mis piernas y mi brazo izquierdo son la continuación del muñeco. En las primeras funciones la gente elogiaba mis piernas. Ahora hablan del muñeco.
Rur: Hace mucho tiempo que le saqué el mito al títere. Lo tomo como una herramienta de trabajo y en esa búsqueda, cada vez que tengo un títere nuevo, empiezo a jugar todo lo que puedo para buscarle la voz, el movimiento, la mirada. Me gusta jugar con la respiración de los muñecos. Al principio era distinto, había un respeto que me alejaba de la posibilidad de jugar. Siempre cuento el caso del forzudo, un muñeco de ElCirco Criollo (1983), porque una persona dijo que vio como se le pusieron los cachetes colorados. Es un muñeco de cartapesta. Es imposible que haya sucedido. Por eso el títere es una persona completa. Los títeres de guante no tienen pie, pero el público asume que los tiene y que camina. 
Peralta: Hay una magia que necesita ser creada. Le damos vida, los hacemos hablar, moverse, mirar. 
Alvarado: Naturalizo el mundo de los objetos. He manipulado los mismos muñecos durante muchos años con el grupo de titiriteros del San Martín. Pero tengo otras etapas como directora y actriz en que el muñeco me sorprende y me obliga a indagar en mundos diferentes. En El detective... siento que aun van a pasar muchas cosas. Empecé a usar autómatas, el muñeco que habla con la voz grabada, en Monteverdi Método Bélico. El efecto de la distancia, de que viven por sí mismos, es más poderoso.

Historias con muñecos 
Cofundadora del grupo de marionetas El Periférico de Objetos, la actriz Ana Alvarado dirige la obra para chicos El detective y la niña sonámbula, que se presenta en el Teatro del Pueblo (Diagonal Norte 946) todos los sábados y domingos a las 16 hs. Además de los muñecos, se proyectan imágenes. Marcelo Peralta y su agrupación teatro de títeres Harapo deleita al público adulto con la belleza singular de Amoratado (Liberarte, Corrientes 1555, domingos a las 20), en la que utiliza la técnica de manipulación directa japonesa (bunraku). Después del montaje para adultos Boliche, un lugar con historias, Miguel Rur sorprende a los chicos en compañía de los Cuatro Vientos, con Pobrecitos los tramposos (El Picadero, E.S.Discépolo 1845, los sábados y domingos a las 17). Los Quintana, Esteban y su hermana Paula, seducen con Mano movies (Centro Cultural Sur, Caseros 1750, jueves a las 20:30), un espectáculo donde los títeres son las manos de los jóvenes. La China, el títere travesti, que Claudio Provenzano compone con parte de su cuerpo y genera los comentarios más diversos en el público va los viernes a las 22 y los domingos a las 20,30 en el Auditorio U.P.B, Ciudad de la Paz 1972.

 

 

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