En un editorial publicado ayer, el diario The New York Times afirmó que la Argentina debería juzgar al represor Alfredo Astiz, quien fue liberado la semana pasada luego de que el Gobierno rechazara el pedido de extradición solicitado por Francia e Italia por la desaparición de ciudadanos de ambos países durante la última dictadura militar. �Argentina, que argumentó que los crímenes cometidos en el país deben ser juzgados en cortes argentinas, debe ahora aprovechar la oportunidad largamente aplazada para llevar a Astiz ante la Justicia�, escribió la autora del artículo, Tina Rosenberg, quien tuvo un encuentro con Astiz hace ya doce años.
El editorial del Times se llama �El rostro encantador del brutal pasado argentino�. En el texto, la autora afirma que es �improbable� que el Gobierno argentino procese a Astiz. �El Gobierno querría que Astiz permanezca callado, pero parece improbable que lo juzgue�, sostiene en su artículo Rosenberg, quien consignó además que el ministro de Defensa, Horacio Jaunarena, había asegurado que los crímenes por los que se acusa a Astiz están cubiertos por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
Rosenberg, ganadora del Premio Pulitzer y autora del libro Hijos de Caín: la violencia y los violentos en América latina, afirmó que una Corte argentina falló que estas leyes son inconstitucionales y señaló que una amnistía similar en Perú fue invalidada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Astiz estuvo detenido desde el 1º de julio hasta la semana pasada a raíz de una solicitud de extradición planteada por un juez italiano por el secuestro, tortura y desaparición de los ítalo-argentinos Giovanni y Susana Pegoraro, que estaba embarazada y dio a luz en cautiverio; y de Angela María Aietta.
Francia pidió a su vez la extradición del ex militar el 3 de julio por el secuestro y desaparición de las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet, delito por el cual fue condenado en rebeldía en 1990 por un magistrado de ese país. Suecia investiga asimismo a Astiz por el asesinato de la sueca-argentina Dagmar Hagelin, de 17 años.
Sobre la personalidad de Astiz, la autora afirma que �era un amante de la música clásica, con un buen dominio del inglés, miembro del Yacht Club, viajado, bien educado y leído. Y era un oficial del más conocido grupo de torturadores y asesinos de la Junta Militar, responsable directo del secuestro de cientos de personas que sufrieron inimaginables torturas y quedaron marcados para siempre�. Y sigue relatando: �Astiz adquirió fama internacional porque hubo muchos extranjeros entre sus víctimas. Suecia está investigándolo ahora por la muerte de una chica sueco-argentina, Dagmar Hagelin. Los testigos le dijeron a la Comisión de la Verdad que él le disparó en la cabeza�. La periodista también escribió que Astiz era, en 1977, �un joven rubio de cara angelical, de sonrisa radiante, que apareció en la Plaza de Mayo y se presentó como Gustavo Niño. Dijo que su hermano había sido secuestrado�.
Sobre su encuentro personal con Astiz, Rosenberg escribió al final del artículo que �se mostró como un hombre encantador y civilizado (...) Sin embargo, la sofisticación de Astiz �su aislamiento, su sentido de la superioridad� lo ayudaron a convertirse en un asesino, un asesino que no se ha arrepentido de lo que ha hecho y que no ha sido juzgado por los hombres de su país hasta el día de hoy�.
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