Podría tratarse de un juguete bomba, o de un simple accidente. Las versiones contradictorias en el País Vasco no permiten todavía saber exactamente qué pasó. Lo único claro es que ayer en San Sebastián una mujer de 62 murió, y sus dos nietos resultaron heridos, uno de ellos, gravemente. Y que se debe a que el juguete que estaba manipulando explotó. Si se tratara de un nuevo atentado de la organización separatista vasca ETA, esto significaría un salto cualitativo en las actividades etarras, simplemente porque expresaría la voluntad manifiesta de matar niños. Algunos políticos vascos y españoles reaccionaron como si fuera así, pero las fuentes se contradicen: algunos afirman que fue una bomba teledirigida, otros que se trataba de un juguete que contenía combustible y que fue un accidente.
La explosión ocurrió cuando el Opel Corsa de María Francisca Aranzetamurgil circulaba por el barrio viejo de San Sebastián. No se sabe exactamente cómo era el juguete, pero sí que una de sus piezas cortó el cuello de Aranzetamurgil y provocó en el niño más pequeño heridas de extrema gravedad como estallido de ambos globos oculares, fractura del hueso frontal izquierdo con salida de masa encefálica, hemorragia cerebral, múltiples lesiones postraumáticas y lesiones importantes en la mano derecha, según el parte médico emitido tras su ingreso en el hospital Donostiarre. El otro niño está fuera de peligro.
El Ministerio del Interior vasco confirmó mucho más tarde que ese juguete se trataba de un pequeño coche, y que éste contenía �un recipiente metálico con una cantidad de explosivo, probablemente pólvora�, listo para ser activado. Según fuentes policiales citadas por la agencia española Vasco Press, la carga estaría compuesta por entre 10 y 15 gramos de pólvora. Sin embargo, la Ertzaintza (policía regional vasca) aclaró que �elementos de análisis como la naturaleza y características del propio artefacto no apuntan en principio necesariamente hacia los sectores que en los últimos tiempos promueven la violencia y el terrorismo en Euskadi�, en clara referencia a la ETA. La explicación a esta contradicción aparente -es un juguete bomba, pero no lo activó la ETA� es que dicho juguete fue encontrado junto a un muñeco, el sábado por la noche, en el baño de un bar cuyos dueños son los padres de los niños. Como nadie los reclamó, se lo llevaron. Aún así, la pregunta obvia es quién, y para qué, puso pólvora en el juguete. �Todo apunta a ETA. En este país sólo pone bombas ETA�, dijo una fuente policial vasca.
Los medios vascos y españoles también recogieron otra versión: que el coche de juguete tenía un pequeño recipiente de combustible y que una mala manipulación llevó a la explosión. Pero los expertos que investigaron el Opel Corsa no encontraron ni manchas ni olor a combustible. Lo que encontraron fue una mancha negra en el techo del auto, lo que confirmaría la posibilidad de que el explosivo fuera pólvora prensada.
Algunos políticos se apuraron a condenar el atentado. Javier Rojo, senador del Partido Socialista de Euskadi, dijo que se trataba de �un atentado terrorista tremendo. Aquí se han terminado los discursos que no sirven absolutamente para nada, solamente para que cada día estemos más divididos�.
Pero el apuro parece provenir de la confusión, y la confusión de la rareza del atentado como de la falta de información que entregaron las autoridades oficiales. Sin embargo, quizás habría otro indicio de que la responsabilidad de ETA en este atentado es dudosa: la reacción de su brazo político, Batasuna. Batasuna criticó al poco tiempo de ocurrida la explosión el tratamiento que le dieron los medios a la noticia. En un comunicado, Batasuna dijo que desea la �pronta recuperación� de los heridos. �La manipulación de la información es el pan nuestro de cada día�, dice Batasuna, y señaló que parece que �todo vale� para criminalizar a la izquierda independentista vasca. Estas declaraciones serían reveladoras no por su valor de verdad sino porque Batasuna jamás condena un atentado de ETA y, es más, casi siempre los reconoce, aunque con retrasos.
La posibilidad de que la ETA haya sumado una novedad estratégica con los juguetes bomba es sólo una de las preocupaciones de las autoridades españolas. La otra es la prometida campaña etarra contra los centros turísticos españoles, atestados, como están, de gente proveniente de toda Europa, que está en verano. El sábado pasado ya estalló un coche bomba en Salou, en la Costa Dorada catalana, que dejó 13 heridos, frente a un hotel donde se alojan 600 turistas. Hace un mses, una etarra murió en un centro turístico del sur de España, mientras manipulaba una bomba que no parecía un juguete.
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