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La Reserva Federal bajó la tasa pero no se sintió

La FED de Estados Unidos ubicó la tasa de referencia en 3,5 por ciento anual, un cuarto de punto más bajo que el nivel anterior. Pero no hubo razones para festejar. Sigue la fuga de depósitos.

Alan Greenspan, titular de la
Reserva Federal de Estados Unidos.
En Economía calculan un ahorro anual
de 61 millones de dólares.

Por séptima vez en el año, la Reserva Federal (banca central estadounidense) ajustó para abajo la tasa de interés de corto plazo. En esta oportunidad el recorte fue de un cuarto de punto, ubicándola en el 3,5 por ciento anual. Esa tasa es referente para el endeudamiento de países periféricos, al tiempo que brinda un incentivo a los capitales especulativos para invertir en mercados exóticos. Ambas “cualidades” reúne la Argentina. Pero, en esta ocasión, hay poco para festejar.
Como la economía argentina está sumergida en una crisis financiera de proporciones, que la coloca en el poco alentador privilegio de estar en el ojo de la tormenta, la baja de la tasa internacional tiene un efecto nulo. Al estar en una virtual cesación de pagos, con el acceso al financiamiento externo vedado, el nivel de esa tasa pasa a ser irrelevante en estos días.
En Economía saludaron ese ajuste, destacando que genera un ahorro de 61 millones de dólares anuales en el pago de intereses de la deuda, instrumentada con títulos a tasa flotante. Pero lo cierto es que en el exterior están evaluando, y algunos analistas con influencia en el Tesoro de Estados Unidos aconsejan, la reestructuración de la deuda argentina. En ese contexto, la tasa internacional, que está en el nivel más bajo desde 1994, deja de ser una variable que impacte en las expectativas de los inversores respecto a la plaza local.
El escenario de crisis financiera es lo que define el rumbo del mercado, lo que quedó ayer en evidencia: lo que teóricamente sería una buena noticia –el recorte de la tasa internacional– quedó totalmente neutralizada por la demora en el anuncio del salvataje del Fondo Monetario. Así, el riesgo país se disparó hasta los 1651 puntos, con acciones líderes derrapando 3,5 por ciento y títulos públicos bajando en promedio el 8,0 por ciento.
Los financistas están padeciendo un deterioro de sus activos, proceso que se habría acelerado en estos días de indefinición con el FMI. Ese panorama fue descripto por un par de banqueros de primer nivel a este diario, preocupados por el ritmo creciente que nuevamente se ha empezado a verificar en los retiros de depósitos. Según los últimos datos disponibles, proporcionados por el Banco Central, el jueves pasado los depósitos totales bajaron 195 millones. Pero al día siguiente y ayer, de acuerdo a encuestas informales realizados en el sistema, la caída habría alcanzado a unos 300 millones en promedio en cada jornada.
Esa mayor intensidad de la fuga se reflejó en el repunte de la tasa interbancaria, que ayer se pactó al 45 por ciento en operaciones en pesos y al 20 en dólares. Para retener depósitos los bancos están pagando tasas muy elevadas: hasta el 35 por ciento anual por colocaciones en pesos y el 20 por imposiciones en dólares. La desesperación de las entidades para evitar esa sangría tiene su contrapartida en la demanda de fondos que realizan al Banco Central para atender los retiros: la autoridad monetaria entregó ayer asistencia por esa vía por un total de 1969,5 millones.

 


 

LA RECAUDACION CAERIA ALREDEDOR DEL 10% EN AGOSTO
La caja del fisco sigue vacía

A pesar del aumento en la tasa del Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF), la recaudación de agosto caería alrededor del 10 por ciento, un resultado peor al ya malísimo de julio. Con ese saldo, el Gobierno se vería obligado a profundizar la baja de salarios y jubilaciones en el último trimestre para mantener la pauta de déficit cero.
Fuentes del sector privado aseguraron a Página/12 que con la información disponible hasta el momento, la proyección de caída en los ingresos se ubica en torno a los 10 puntos. En la DGI nadie contradijo esa estimación. A lo sumo aclararon que aún es prematuro para arriesgar una cifra, pero el propio Héctor Rodríguez admitió que sería iluso esperar mejoras en la recaudación en medio de una situación tan crítica como la actual.
Desde ayer y hasta el fin de esta semana los mayores contribuyentes de IVA harán sus liquidaciones ante la DGI. Una vez que se conozcan los datos de esas presentaciones se tendrá una perspectiva más clara de qué ocurrirá con la recaudación este mes. Sin embargo, en los principales estudios contables estiman que habrá un fuerte declive en los pagos, manteniendo la tendencia de los últimos meses. En julio, la recaudación de IVA cayó un estrepitoso 22,4 por ciento contra igual mes del año pasado. Y los ingresos totales bajaron 8,7 por ciento.
En la presentación de esos datos, el secretario de Ingresos Públicos, José María Farré, explicó que la contracción se produjo “por las altas tasas de interés y por la retracción del crédito en el sector privado”. En lo que va de agosto, las tasas no bajaron y a las empresas no se les facilitó el acceso al financiamiento. Siguiendo a Farré, no habría por qué esperar mayores cambios en la recaudación tributaria respecto al mes pasado. En Economía esperan que la suba a 0,6 por ciento en el ITF amortigüe la caída de ingresos de otros gravámenes. Igualmente, en la DGI afirman que en el mejor de los casos, la recaudación descendería no menos de 5 por ciento contra agosto de 2000.
El propio Rodríguez señaló que la DGI no puede hacer demasiado para cortar la sangría de ingresos, descargando la responsabilidad última de lo que pasa con la recaudación en el Palacio de Hacienda. Mientras allí no den con las soluciones a la crisis económica, muchas empresas se seguirán financiando con la postergación del pago de impuestos. Otro problema que carga Rodríguez son los conflictos laborales con los empleados de la AFIP. Cuando el Gobierno más necesita del aumento de la recaudación, la rebaja del 13 por ciento en los salarios de empleados públicos llevó a que los agentes de la DGI y la Aduana realicen medidas de fuerza. En la mayoría de las agencias de la DGI se atiende al público sólo hasta las 13, y trabajan una hora menos por día, en compensación por el recorte salarial. Todavía más grave para el desempeño de la recaudación es que las inspecciones cayeron drásticamente por la falta de presupuesto.

 


 

Chevallier arroja nafta

Por Julio Nudler

Mientras el Ministerio de Economía lucha para frenar la fuga de capitales, un organismo dependiente de él, y más exactamente de la Secretaría de Finanzas, que conduce Daniel Marx, acaba de emitir una resolución que acentuará la salida de fondos. Respondiendo a la presión de las compañías extranjeras, a varias de las cuales representó antes de asumir la Superintendencia de Seguros de la Nación, Juan Pablo ChevallierBoutell resolvió elevar del 25 al 50 por ciento la proporción del capital y de las reservas técnicas que las firmas que ofrecen seguros de vida pueden mantener colocados en activos externos. En principio, este cambio puede dar lugar a la liquidación de activos locales –entre ellos títulos de la deuda– por más de $600 millones, aunque de manera gradual.
La medida puede respaldarse con el argumento de que el espectro de inversiones posibles dentro de la Argentina es hoy escaso y riesgoso. En el caso de los seguros de vida con capitalización, las compañías atraen clientes tentándolos con rendimientos superiores a los de una inversión convencional, para lo cual les muestran lo que rindieron sus pólizas en los últimos años, además de garantizarles una renta mínima. Pero, de hecho, es difícil que puedan cumplir con las expectativas del asegurado si los valores en los que colocan capital y reservas están expuestos a bruscas caídas.
Los críticos del nuevo criterio más liberal adoptado por Chevallier- Boutell indican que a la SSN le resultará muy difícil verificar que los activos que las compañías digan tener en el extranjero realmente existan. También sospechan que éste es sólo un primer paso, que irá extendiéndose a otros rubros, para los cuales sigue rigiendo un techo del 20 por ciento integrable con activos externos. Desde este punto de vista, la decisión de la Superintendencia aviva la polémica sobre la extranjerización del mercado asegurador, dado que pone en desventaja a las compañías nacionales.

 

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