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Con los senadores a salvo, llegó
el turno de Santibañes y Flamarique

El juez Cavallo revocó el llamado a indagatoria que pesaba sobre el ex titular de la SIDE, Fernando de Santibañes, el ministro Alberto Flamarique y el senador José Genoud. La causa de los sobornos se
diluye sin culpables.

Por Adriana Meyer

Pocas horas antes de abandonar el país, el juez Gabriel Cavallo revocó el llamado a indagatoria del ex jefe de la SIDE Fernando de Santibañes, del ex ministro de Trabajo Alberto Flamarique y del senador radical José Genoud en la causa por los sobornos en el Senado. Los tres funcionarios habían sido convocados a dar explicaciones en calidad de sospechosos por el ex juez Carlos Liporaci, quien nunca puso fecha a esa medida que su reemplazante suspendió apenas asumió. Sin embargo, en la misma resolución Cavallo ordenó la investigación de un eventual incremento en el patrimonio de todos los imputados, incluidos Flamarique, De Santibañes y Genoud. La fiscalía se quejó por la primera parte de la medida.
“Técnicamente esto exculpa al Poder Ejecutivo, acusado en este caso de pagar las coimas a los senadores”, comentó con bronca una fuente cercana a la fiscalía que ocupan Eduardo Freiler y Federico Delgado. La revocatoria del llamado a indagatoria no es apelable.
Cavallo firmó su resolución el viernes 17, antes de partir a España donde dictará cursos universitarios sobre derechos humanos. Sus argumentos tienen base en la reciente resolución de la Cámara Federal que confirmó la falta de mérito de los senadores dictada por Liporaci, en una presentación espontánea de Santibañes, y en un peritaje contable realizado por la Oficina Anticorrupción (OA). Ese informe analizó los comprobantes de gastos realizados con dos cheques que la SIDE sacó de sus cuentas, por 6,5 millones de pesos, en fecha muy cercana a la aprobación de la Reforma Laboral. El perito contable de la OA concluyó que “las extracciones efectuadas por la SIDE el 11 y 13 de abril de 2000 se hallan justificados documentalmente, por lo menos en forma contable”.
Allegados a Freiler y Delgado confiaron a Página/12 que los fiscales cuestionaron la decisión de Cavallo por sostenerla en un peritaje “parcial y formal”. De hecho, quedaron fuera de la consideración del magistrado varios otros informes que detectaron irregularidades en el manejo de los fondos de los espías durante la gestión de De Santibañes, algunos elaborados por la Sindicatura General de la Nación. Además, fuentes del juzgado habían dejado trascender que el informe de la OA debía ser completado con un peritaje que comprobara si los gastos se habían producido “de hecho” en aquellos rubros que figuran en los papeles de la SIDE. Y fuentes de la OA también se mostraron en desacuerdo con la evaluación del juez.
El 19 de abril, De Santibañes cuestionó ante Cavallo que no hubiera “una imputación concreta en su contra”, criticó a los fiscales y admitió que recibió una partida extraordinaria de 30 millones de pesos, pero negó haberlos gastado en coimear legisladores.
Sobre Flamarique pesaba la acusación de un grupo de sindicalistas que declararon haberlo escuchado decir que “para los senadores tengo la Banelco”, para que aprueben la Reforma Laboral. El juez entendió que esto carece de peso para sostener su citación a indagatoria. Pero, además, indicó que “los informes respecto de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN)” también lo desvinculan.
En la segunda parte de la resolución, el juez pidió las declaraciones juradas de 1999 y 2000 de De Santibañes, Flamarique y Genoud. Al tiempo que aclaró que no se los investiga por enriquecimiento ilícito, señaló que sí están sospechados de haber incrementado sus patrimonios durante el período investigado. Los involucrados son Ramón Ortega, Emilio Cantarero, Eduardo Bauzá, Javier Meneghini, Alberto Tell, Angel Pardo, Raúl Galván, Ricardo Branda, Augusto Alasino, Alcides López, Remo Costanzo, Mario Pontaquarto y Martín Fraga Mancini. El decano de los peritos contadores de la Corte Suprema, junto a otros dos técnicos, deberán completar su trabajo en treinta días.
A poco más de un año del inicio del escándalo, la investigación que suma 34 cuerpos y 180 anexos documentales, camina rumbo a la extinción.

 

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