Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


UN ACCIDENTE EN LA RUTA 9 DEJO 18 MUERTOS Y 16 HERIDOS
“Vi que el fuego se me venía encima”

El ómnibus, que iba de Resistencia a Retiro, chocó, cayó en una zanja y se incendió velozmente. Los cadáveres quedaron calcinados. Se cree que el conductor pudo haberse dormido.

El micro cayó en una zanja y de inmediato el fuego lo devoró. La
empresa dijo que el ómnibus había pasado los controles técnicos.

Los cadáveres quedaron calcinados y en general irreconocibles. La identificación se hizo en base a objetos y a las listas de pasajeros.

“Rompí una ventanilla con una patada y una piña y me tiré a la zanja. Se me venía el fuego encima. Revolcándome zafé para arriba. Ahí vi cómo se prendió fuego el ómnibus. Vi a otros pasajeros que se tiraban. Después no recuerdo más. Al rato llegó la ambulancia...” El relato pertenece a uno de los sobrevivientes del accidente del micro que se incendió en la madrugada de ayer en la ruta 9, a la altura de la localidad bonaerense de San Nicolás y provocó la muerte del conductor y de 17 pasajeros. El ómnibus, que había partido de Resistencia y se dirigía a Retiro, chocó con la parte trasera de un camión de cereales, se cruzó al carril contrario y cayó en una zanja de más de dos metros de profundidad que no tenía agua. Inmediatamente se prendió fuego desde el frente y en pocos minutos quedó reducido a una carcaza de hierros retorcidos. Hubo 16 heridos –entre ellos, otro conductor que descansaba al momento de la tragedia y un adolescente de 15 años– que sufrieron quemaduras y fracturas de distinta gravedad, pero anoche ya se encontraban fuera de peligro. Los cadáveres quedaron calcinados, irreconocibles. Al cierre de esta edición habían sido identificadas 15 de las víctimas fatales en base a las listas de pasajeros. Aunque todavía no se determinaron las causas del accidente, una de las hipótesis es que el chofer pudo haberse dormido, ya que a pesar de que la tragedia se produjo cuando aún era de noche, la visibilidad en la ruta era buena. Según señaló el jefe de la Departamental de San Nicolás, el micro se desplazaba a más de 100 kilómetros por hora, cuando la velocidad máxima para un vehículo de sus características es de 90.
El ómnibus pertenecía a la empresa El Norte Bis, de Resistencia, con 65 años de antigüedad en el negocio del transporte. Uno de sus directivos, Marcelo López, relativizó la hipótesis del sueño. Ambos conductores, dijo, “habían tenido sus 24 horas de descanso” como exigen los reglamentos para los choferes de larga distancia. También aseguró que la unidad “estaba habilitada por la Comisión Nacional de Regulación del Transporte” y “tenía hechos los controles técnicos” requeridos. López insinuó la posibilidad de que el accidente haya sido originado por la falta de luces del camión. En época de cosechas –contexto en el que ocurrió la tragedia– “muchas veces andan sin luz o con las luces tapadas de tierra, lo que aumenta el riesgo de accidente”.
El conductor del camión embestido, de 66 años, resultó ileso y quedó ayer demorado en la comisaría 1ª de San Nicolás. Al cierre de esta edición, prestaba declaración indagatoria ante la fiscal Elena Terreno, que interviene en el caso. El chofer muerto, Rafael Franco, era padre de cuatro hijos. Trabajaba hacía 10 años en la empresa y era actualmente secretario gremial del Sindicato del Transporte Automotor del Chaco.
El accidente se produjo alrededor de las 6.15, a la altura del kilómetro 232 de la ruta 9. El micro había partido a las 20.15 del lunes de Resistencia y realizó paradas en las localidades santafesinas de Reconquista, Malabrigo, Villa Ocampo y Las Toscas. Tenía previsto llegar a Retiro a las 9 de ayer. Llevaba 32 pasajeros además de los dos choferes. De acuerdo con los peritajes preliminares, tras chocar con el camión que también transitaba hacia Buenos Aires, el micro cruzó al carril contrario, y se clavó de frente en una zanja sin agua. Por causas aún no determinadas, el vehículo se prendió fuego y quedó calcinado en pocos minutos.
El conductor y 17 pasajeros, que se encontraban en la parte delantera del vehículo, murieron quemados. La mayoría dormía. Otro chofer, Rubén Bolaños, que descansaba en un asiento de atrás, y el resto del pasaje logró escapar con vida tirándose por las ventanillas, aunque sufrió heridas de distinta gravedad y fue asistido en el Hospital San Felipe de San Nicolás. Por la tarde, seis de ellos ya habían sido dados de alta y los demás también se encontraban fuera de peligro. El más afectado fue Julio Valinoti, un adolescente de 15 años, que vive en la localidad bonaerense de Avellaneda. Resultó con quemaduras de segundo grado en la cara, el brazo y el torso y esperaba ser trasladado a un hospital delconurbano –donde se encontraría con su madre– en un avión ambulancia de la provincia de Buenos Aires. Los otros internados, tres mujeres y seis varones, eran oriundos de Resistencia, Reconquista, Villa Ocampo, Formosa y el Gran Buenos Aires.
Efectivos de la policía realizaron ayer las primeras pericias para establecer las causas del accidente. “Se había hecho la revisación técnica correspondiente, así que descartamos cualquier tipo de inconveniente mecánico que haya podido producir el accidente”, afirmó López, directivo de la empresa El Norte Bis.
Los cadáveres quedaron calcinados, lo que dificultó su identificación. Uno de ellos, de Miguel Angel Etcheverry, de 21 años, hijo de un ex comisario del Chaco, pudo ser reconocido rápidamente porque se encontró su documento de identidad y un álbum de fotos. Los demás, entre los que figuran dos hermanos de 21 y 26 años, hijos del presidente de la Sociedad Rural de Las Toscas, y una madre y su hija, de Villa Ocampo, pudieron ser identificados por deducción, al corroborarse que habían subido al ómnibus y no figuraban entre los heridos hospitalizados.

 

El fuego que devora

En el accidente ocurrido ayer en San Nicolás, el micro de la firma Norte Bis se convirtió, en cuestión de minutos, en una trampa de fuego mortal. Lo mismo sucedió con el ómnibus de Micromar que la Semana Santa de 1992 se incendió a 60 kilómetros de Mar del Plata, dejando un saldo de 32 muertos. En base a los resultados de las pericias de ese accidente, la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) estableció una normativa por la cual los vehículos que transportan pasajeros deben estar elaborados con materiales antiflama, o que demoren en consumirse, y que no despidan gases tóxicos durante la combustión. “Contrariamente a lo que tendemos a pensar, las víctimas mueren por intoxicación, y no calcinadas”, explicó Eduardo Bertotti, del ISEV. “Pero aún subsisten dos obstáculos para que esta normativa se cumpla: la eterna falta de control, y la antigüedad de los vehículos de las empresas pequeñas, que no cuentan con recursos para renovarlos”, agregó.

 

El escape fue por las ventanillas

“Aparentemente, el chofer se quedó dormido”, dijo Leonardo Ferrases, de 23 años, de la localidad de Morón. Logró salvarse del fuego junto a su novia, Nancy Laliana, de 21, al arrojarse por una de las ventanillas del vehículo. La suerte quiso que algunas horas antes de la tragedia se cambiaran de lugar: dejaron sus asientos en la parte delantera del micro, donde se inició el incendio, y se trasladaron hacia el fondo, en una de las paradas. “No sé cómo hice pero rompí los vidrios de una de las ventanas y ayudé a salir a mi novia y luego nos alejamos gateando del lugar cuando el fuego había tomado todo el ómnibus”, recordó, todavía shockeado por el momento vivido.
“Yo lo único que sé es que no pudimos hacer nada más. El fuego enseguida había rodeado todo el micro”, contó Alberto Ayala, de 31 años, otro de los 16 sobrevivientes del accidente. Ayala es oriundo del norte de Santa Fe pero vive en el partido bonaerense de Ezeiza. Como la mayoría de los que lograron esquivar el voraz incendio, se despertó cuando sintió un fuerte golpe. “Una vez que reaccioné tras el ruido del golpe, me agarré fuerte, sentí que el ómnibus se estabilizaba y continuaba con la marcha, pero de pronto caímos en la banquina”, agregó el pasajero, quien fue atendido en el Hospital San Felipe de San Nicolás y dado de alta por la tarde. Consiguió escapar de la masa de fuego al romper una ventanilla. “Salimos tres muchachos y una chica. Logramos saltar y salir a la cuneta, caminamos hasta la ruta y vimos que otras personas ya habían logrado escapar”, continuó. Ayala viajaba en el asiento 17 del lado izquierdo.
Con una venda en la frente, otro pasajero relató: “En pocos segundos se clavó el ómnibus en la barranca. Apareció un humo intenso y no se podía respirar. Había una brisa en contra que hizo que el fuego se propagara con más velocidad. Rompí una de las ventanillas con el martillo de emergencias y pude zafar”.
Martín Stegman, de 33 años, había subido al micro en Villa Ocampo, y se dirigía a la Capital Federal para participar de un curso de periodismo legislativo. A raíz del impacto con el camión, relató, “las butacas se fueron para adelante” y aprisionaron a gran parte de los pasajeros. Stegman también sobrevivió arrojándose por una ventanilla. “Traté de salvar algo de mis pertenencias, pero con el impacto se fueron para adelante y era imposible avanzar por el humo y el fuego”, señaló.

 

LOS EXPERTOS Y LA POSIBLE CAUSA DEL ACCIDENTE
El sueño como señal de peligro

Durante las horas posteriores al accidente ocurrido ayer en San Nicolás, en el que perdieron la vida 18 personas y otras 16 resultaron heridas, la hipótesis del conductor dormido cobró fuerza entre los investigadores, aunque representantes de la empresa Norte Bis –propietaria del micro que se incendió– desestimaron la versión, y aseguraron que ambos choferes habían cumplido las 24 horas de descanso que establece la reglamentación. Sin embargo, los expertos en seguridad vial siguen considerando al sueño como una de las principales causas de accidentes de tránsito, en especial en la franja horaria nocturna.
“No se trata sólo de la cantidad de horas de sueño; el tema pasa más bien por la calidad del descanso”, indicó Eduardo Bertotti, titular del Instituto de Seguridad Vial (ISEV). “Aunque no existen cifras oficiales, existe la presunción de que la fatiga y el ‘sueño blanco’ tienen una alta incidencia en los accidentes en todo el mundo”, agregó. El “sueño blanco” es un estado de somnolencia en el que el conductor pierde sus reflejos y su capacidad sensorial, aunque se siente despierto.
Numerosos factores contribuyen a la aparición de la sensación de sueño en los conductores: la ingesta de alcohol o de comidas pesadas, el hecho de manejar de noche y por paisajes monótonos, y el infalible actuar del reloj biológico. “Vivimos en una sociedad que concibe el transporte como una actividad de 24 horas”, consideró Bertotti. “Por eso, es importante educar a los conductores en el conocimiento de sus tiempos biológicos: si alguien no es capaz de modificar su reloj interno y descansar fuera de la franja nocturna, no debería conducir”.
En Argentina, este tipo de capacitación se empezó a implementar recién hace un par de años. “Es fundamental controlar los hábitos alimentarios y de descanso, además de verificar que el ambiente donde descansa la persona sea silencioso y tranquilo”, concluyó Bertotti.

 

PRINCIPAL