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“De niña, yo jugaba a representar
personajes de la tele y el cine”

Ana Fernández protagoniza �Una historia de entonces�, el film de José Luis Garci que se estrena mañana. Viene de rodar con Almodóvar.

La sevillana Ana Fernández, que tiene 36 años, es una estrella en ascenso del cine español.

Por Ana Bianco

Su retrato de Pilara en Una historia de entonces –la película de José Luis Garci que viene de ganar el Oso de Plata en el Festival de Berlín, y mañana tendrá su estreno local– le permite a la actriz sevillana Ana Fernández meterse nuevamente en la piel de los personajes que le gustan: mujeres comunes, con garra y humildad. La temporada pasada ya había recreado con desgarro a la protagonista de Solas, la celebrada opera prima de Benito Zambrano, y ahora impone su presencia en esta historia de otros tiempos de la que habla Garci. El film, ambientado en los años ‘40 y rodado en blanco y negro, gira en torno a la señorita Julia (Lydia Bosch), de clase acomodada, que para calmar su depresión por la pérdida de su novio, un pintor víctima del régimen franquista, llega desde Madrid al caserón familiar que está al cuidado de Tía Gala (Julia Gutiérrez Caba), en un pueblo asturiano. En la cotidianidad de la casa, el triángulo femenino se completa con Pilara, la nuera de Gala y el contrapunto exacto de Julia, una mujer de pueblo ensimismada, pero vital. Fernández, de 36 años, tan introvertida como sus personajes, es una de las figuras de Hablé con ella, el último film de Pedro Almodóvar.
–¿Cuándo supo que su vida pasaba por la actuación?
–Supongo que desde siempre: cuando yo era niña no jugaba a las muñecas sino a representar personajes de la televisión o el cine. En el colegio escribía cuentos y en el recreo los escenificaba y además los dirigía. Era muy mandona, según mis propias compañeras. Luego ingresé en la universidad para estudiar Historia del Arte. Finalmente me di cuenta de mi necesidad de actuar y me propuse estudiar arte dramático. Siendo muy joven integré la compañía de teatro La Jácara, de Andalucía, y de ahí en más sentí lo que es ser actriz. Mi vida estaba llena de altibajos. Trabajé en la televisión andaluza leyendo el reporte meteorológico y como presentadora de concursos. En la Expo-Sevilla del ‘92 hice teatro callejero. He doblado películas, series de televisión y dibujos animados, y fui camarera cuando no tenía más remedio. Para mí, nada es definitivo.
–¿Qué le sucedió después del éxito de Solas?
–Los guiones que me alcanzaban eran similares a ese personaje, a María. He rechazado varias propuestas, hasta que finalmente Patricia Ferreira me ofreció algo diferente en Sé quién eres. Paloma es todo lo contrario a una mujer frustrada y con una vida difícil. Es una chica bien educada y mimada por la vida. Paloma es psiquiatra, pero a la vez es una especie de detective y de mujer enamorada, que va abriendo las puertas del infierno en que un hombre misterioso, por una razón de enfermedad o por otra, ha mantenido cerrada. Cuando Patricia me comunicó que Miguel Angel Solá era el protagonista masculino, me dio miedo pensar si podía estar a la altura. Al conocerlo personalmente me relajé mucho, encontré al compañero y además a una persona con una sensibilidad increíble. Durante el rodaje no se apartó de mí.
–¿Cómo elige sus personajes?
–Me gustan los seres corrientes, como la María de Solas, que es una heroína de las de abajo. He llorado mucho en el cine y me gustaría hacer más personajes tragicómicos. En teatro hice comedia. En cine, lo más “cómico” fue Malefemmine, del italiano Fabio Conversi. Personifico a Candela, una persona que cualquier pensamiento triste lo evapora y sigue adelante con unas enormes tetas y un peinado importante y muy maquillada. En el aspecto exterior se apoya para sobrevivir en la cárcel. Tiene un drama tremendo porque siendo inocente está en la cárcel encubriendo a un hombre que además le es infiel. Los personajes siempre los construyo desde adentro. Es la primera vez en cine que me di cuenta de que tenía que recrearlo desde afuera y desde allí llegar al alma del personaje. Es una mujer que va para adelante, que está en movimiento y su contextura necesitaba verse pujante, y para ello engordé siete kilos. –¿La María de Solas y la Pilara de Garci tienen la misma introspección?
–Sí. En Pilara hay mucho de mi madre. Me permití robarle lo gestual y su mirada, que es muy alegre. Mi madre es una mujer que ha tenido una vida nada fácil. Es huérfana de la posguerra y sufrió mucho por la pérdida temprana de su hermana. Y Pilara tiene algo mío y de mi madre, esa cosa de hacerse pequeñita y de querer desaparecer o de encerrarse como los caracoles. El personaje tiene una gran dignidad y una gran valentía. El guión era importante y hermoso, pero uno ve la película y creo que Pilara fue creciendo con mi composición. Es una película muy coral, con un personaje central que es la señorita Julia y otros personajes que se mueven a su alrededor. Garci es un director que conoce a los actores de verlos trabajar. Sabe bien que el reparto convoca y además es muy respetuoso y siempre está abierto a recibir alguna sugerencia del actor.
–¿Y qué le sugirió?
–Como ya he dicho, al leer el guión de pronto se me vino la imagen de mi madre. Ella nació en el ‘39 y me habló mucho de lo que le contaba su padre y su abuelo. La posguerra en el sur fue diferente al norte. En el sur fue más duro. Luego estuve con mujeres que esperaban a sus maridos, que eran maquis. Me contaron cómo llevaban la vida en el día a día, con la sencillez propia y la sabiduría que les da la tierra: “El día a día se supera viviendo”, me dijeron y de esa frase me agarré. Pilara soporta el drama de la ausencia y el espectador, con un sola mirada de ella, lo puede adivinar. Me ayudó también el estar en Asturias. Garci escribió y agregó una escena, en la que se encuentran las dos mujeres por primera vez y se hablan de igual a igual mientras fuman. Julia se refiere a la ausencia por la muerte y Pilara a la ausencia desde la espera. Pilara es la mujer de un maquis y nunca habló de él y en esa secuencia dice: “Cuánto tiempo hace que no le veo y cómo se lo llevaron y cómo siento que está vivo porque necesito sentirlo para seguir viviendo”.
–¿Cómo fue su participación en Hablé con ella, de Almodóvar?
–Soy la hermana de Rosario Flores, una torera de la peli y tengo tres secuencias. La relación con Almodóvar fue corta, pero intensa y hermosa. Acabo de filmar hace una semana, pero no puedo comentar nada más. Me lo tiene prohibido.

 

La suegra de la protagonista

La consagrada Julia Gutiérrez Caba, que pertenece a una familia con varias generaciones de actores, interpreta en Una historia de entonces a la Tía Gala, la suegra de Pilara, trabajo por el que obtuvo el premio Goya a la mejor labor de reparto. En charla telefónica con Página/12 desde Madrid, Julia se refirió a su personaje y a su relación con Ana Fernández. “Gala es una mujer atípica en la España de 1947. Ha vivido en Cuba, de donde regresó a Asturias sin dinero. Es una vieja amiga de la familia de Julia a quien ella quiere y respeta, porque sabe de las dificultades en que su vida se desarrolla: viuda y con ingresos mínimos. En ese pequeño pueblo donde transcurre la historia, es toda una personalidad. Una mujer muy culta, pero con una faceta mágica, a la que la serenidad de los años le otorgó un cierto sentido del humor. Ana Fernández, cuyo personaje es mi nuera en el film, es una actriz muy estudiosa y concienzuda. Es tremendamente creativa y me ayudó mucho en las escenas que rodamos juntas porque sabe escuchar y mirar. Por otra parte es graciosa, divertida. Lo pasé muy bien rodando este film.”

 

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