Por Cecilia Hopkins
Originada en un hecho real,
La mujer en el auto es la primera de las obras del austríaco Félix
Mitterer que se estrena en la Argentina. Nacido en 1948 en el Tirol, el
autor publica piezas y cuentos desde los 22 años, tomando asuntos
vinculados al fascismo y al aislamiento de los sectores marginados (ver
recuadro). Según detalló el autor en una entrevista realizada
en ocasión del estreno de esta obra escrita en 1998, su fuente
de inspiración fue un caso de rebeldía y protesta muy singular.
Al finalizar la representación de una de sus piezas se trataba
de Estigma, cuyo estreno causó gran revuelo por tocar el tema de
la fe religiosa y la crueldad, un hombre lo condujo hasta un barrio
alejado, en Viena, para mostrarle lo que, según creía, era
un caso de injusticia mucho más impactante que los que denunciaba
el autor en su dramaturgia, y que constituía a la vez una forma
de protesta ejemplar.
Lo que el hombre le mostró al dramaturgo era su propia madre, quien,
desafiando los 14 grados bajo cero del invierno de 1982, había
elegido encerrarse en un auto a la espera de que la Justicia le devolviera
la casa de donde había sido desalojada. Pasados varios meses y
viendo que nadie ponía fin a su situación de desamparo,
la mujer comenzó siempre viviendo en el auto una huelga
de hambre que concluyó con su muerte. Una historia de la vida real
de abundantes significados metafóricos, como queda claro de inmediato.
El caso impactó al autor, pero en ese momento apenas atinó
a colaborar en la difusión del caso en la prensa local, con muy
pocos resultados. Dieciséis años después, Mitterer
encaró la escritura de la obra, cuya acción situó
en Austria, pero en 1997. Para la puesta que acaba de estrenarse en el
Teatro del Sur, la directora Teresa Sarrail contrapuso dos espacios bien
diferenciados. Ubicó en un friso las ventanas de la casa en cuestión
y la de los edificios linderos y por delante abrió un corredor,
unificando calle y veredas. Allí está ubicado el auto en
el que se atrinchera la señora Lamprecht, sólidamente interpretada
por Ana María Castel, para librar su obstinada lucha de resistencia.
Para esta viuda de guerra, la privación del derecho a disponer
de su vivienda equivale a la privación de su propia identidad,
tal es la identificación que siente por la casa que ella misma
logró levantar sin ayuda de nadie. Otra de las críticas
que se ha propuesto la obra encuentra su traducción en la zona
de las ventanas, con sus impávidos mirones, representativos de
la indiferencia general, que prestan alguna atención al suceso
recién cuando la prensa toma cartas en el asunto, con la ilusión
de lograr algún absurdo protagonismo. Refuerzan la misma idea los
adolescentes apostados en las veredas, que observan las alternativas del
caso sin evidenciar ninguna toma de posición al respecto.
El espectáculo se alarga innecesariamente en la decisión
de respetar el relato detallado de las trifulcas en casa de ambos hijos,
las idas y venidas de las autoridades y la prensa, aun cuando estas escenas
no realizan un aporte decisivo al crecimiento de la situación básica.
Lafortaleza de la mujer, su plan de lucha y las razones que lo sustentan
aparecen claramente planteados, así como quedan expuestas la ineficacia
de ciertas leyes y la insensibilidad de los poderosos, las intrigas políticas
y la burocracia de un sistema que no se moviliza para remediar su situación.
Un autor popular y
prestigioso
Félix Mitterer ha sido traducido a más de veinte
idiomas y es uno de los principales y más populares dramaturgos
de habla alemana. Además de obras de teatro y narrativa,
Mitterer es un reconocido autor de guiones para cine y televisión.
Sus obras confrontan el sufrimiento humano y la opresión
con tal honestidad y franqueza que resulta a menudo doloroso para
los espectadores, escribió un crítico. Sus obras
han sido montadas en los principales teatros de Viena, Berlín
y Zurich. Una de las más conocidas es Siberia, el monólogo
de un anciano que lucha por su dignidad en una institución
geriátrica. En Horas de visita analiza las condiciones actuales
de la Europa central desde cuatro ámbitos diferentes: una
cárcel, un geriátrico, una institución psiquiátrica
y un hospital.
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