Por Santiago Rodríguez
Después de varios años
de militancia en silencio, está confirmado el retorno de Luis Zamora
a las grandes ligas: la Justicia electoral concedió finalmente
la personería jurídico política al movimiento Autodeterminación
y Libertad, que en las elecciones del 14 de octubre próximo lo
llevará como primer candidato a diputado. El actor Norman Brisky
encabezará la lista de senadores de la flamante agrupación,
que reúne a intelectuales, artistas, ex militantes de partidos
de izquierda y personas con distintas experiencias en el campo social.
Seis años pasaron desde que Zamora se retiró de los primeros
planos de la política y tan sólo dos meses desde que, junto
al grupo de personas que lo acompañan, decidió empezar a
juntar avales para presentar su candidatura a diputado. Cuando fui
a ver al secretario del juzgado por primera vez, me dijo que no creía
que tuviéramos posibilidades de llegar con todos los trámites
y hoy reconoció que nunca antes se habían cumplido en tan
poco tiempo, destacó ayer Zamora a Página/12, después
de notificarse de la resolución de la jueza federal María
Romilda Servini de Cubría que habilita a Autodeterminación
y libertad a las elecciones de octubre.
Para habilitar a una fuerza a participar de un comicio, la Justicia electoral
requiere que sea respaldada con la firma de 4000 personas con nombre y
apellido, número de documento, dirección y hasta nombre
del padre y la madre. Para avalar Autodeterminación y Libertad
se consiguieron 6000 en sólo 53 días. Todo sin aparato
ni estructura, destacó Zamora, quien ya tiene confirmado
al actor Héctor Bidonde como uno de sus compañeros en la
nómina de candidatos a diputados. Zamora había hecho un
ofrecimiento al pisquiatra y dramaturgo Eduardo Tato Pavlovsky,
pero no aceptó. Pavlovsky apoyará a la agrupación
recientemente creada sin ocupar ningún cargo electivo.
La idea del movimiento o encuentro o red, como sus mentores gustan
llamarlo es funcionar de manera horizontal y que la toma de
decisiones pase por un grupo rotativo que se encargue de coordinar las
tareas que en distintas áreas desarrollan de manera independiente
las personas que lo integran.
Zamora ya estuvo sentado una vez en un banca de Diputados: como referente
del Movimiento al Socialismo que fue durante años, llegó
a la Cámara baja en 1989 bajo el paraguas de la Izquierda Unida,
que en aquella oportunidad obtuvo 600 mil votos. Nunca cobró dieta
ni solicitó jubilación de privilegio y en los años
en que estuvo alejado de la arena política se dedicó a vender
libros para lograr su sustento.
Ahora explicó a este diario decidí volver
por dos razones: frente a la crisis que vive el país, consideramos
que debíamos darle más entidad a lo que teníamos
pensado como un movimiento extraparlamentario y porque después
de varios años de estudiar y de desarrollar prácticas sociales
y políticas diferentes llegamos a la conclusión de que teníamos
algunos elementos útiles para instalar en el debate.
Entre esos elementos, se destacan un par de cuestiones que Zamora considera
tradicionales de su prédica: La denuncia de la
barbarie a la que nos lleva el capitalismo y el resistencia a la globalización,
mediante la recopilación de las experiencias registradas desde
Seattle hasta Génova. La novedad es la búsqueda
de nuevas formas de socialismo, que nada tengan que ver con lo que se
conoció como tal durante el siglo XX, y fomentar la horizontalidad
y la autodeterminación, que el pueblo deje de buscar salvadores
y tome los problemas en sus manos para solucionarlos.
OPINION
Por Gabriel Puricelli *
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Déficit 0-Puerta 12
No decimos nada nuevo, si recordamos que el pánico se ha
apoderado de buena parte de la sociedad argentina. Y como en toda
situación de pánico, hay confusión y aturdimiento.
Y las conductas que se adoptan, contribuyen a incrementarlo. En
primer lugar, el gobierno que supimos conseguir: el primero que
fue presa del pánico, allá por octubre de 1999, cuando
todos esperaban de él impulso y audacia. Pero no, por pánico
de espantar a propios, puso a un moderado heterodoxo al timón
de Economía, que por pánico de que se lo comiera crudo
FIEL, por medio de su hombre en Defensa, hizo lo contrario de lo
que se esperaba de él, profundizando la recesión con
el primer ajuste. Los socios menores del Presidente, por pánico
de pasar por testimoniales, se embanderaron en la defensa
de todos los errores de De la Rúa, durante la transición
y durante el primer año de gobierno, enajenándose
el apoyo de sus electores. En lo que creíamos era el clímax
del pánico, el gobierno llamó al verdugo para que
cosiera la cabeza que él mismo había guillotinado.
Pero sólo fue un punto de inflexión en la curva ascendente
del pánico. Buena parte de los representados, está
sumido, también, en el pánico que le transmiten sus
representantes: hace cola en consulados y en ventanillas bancarias.
Pocos no son presa del pánico. Los que ya lo perdieron casi
todo y no aceptan perder más, engrosan piquetes y manifestaciones.
Los que lo ganaron todo pero igual quieren más, pontifican
desde sus convenciones bancarias y tienen a sus escribas trabajando
febrilmente en darle pretensión científica a una medida
improbable del riesgo o a hacer como que califican la deuda, cuando
en realidad califican al ganado humano que piensan llevar al matadero.
Ante la clara coalición de la Triple D (default,
devaluación, dolarización), el gobierno y los principales
partidos políticos no atinan a organizar una coalición
contraria, entre los que perderían ante una devaluación
descontrolada y los que pierden por la falta de política
monetaria. Pero no, el pánico les susurra un conjuro: ¡déficit
cero! Y los noticieros se suman, publicando el riesgo país
junto a la sensación térmica. Nadie atina, inexplicablemente,
a decir lo que Stanley Fischer dijo a la misma convención
en la que Escasany se puso nostálgico de las botas y el orden:
que la macroeconomía argentina permitiría que el país
(si fuera europeo, claro) estuviera en el selecto club de Maastricht.
Nadie (ni Página/12) titula Argentina sobrecumplió
las metas de déficit pautadas por el FMI en el primer semestre.
Dos elementos suficientes para hacer injustificable el pánico.
Millones de compatriotas empujados al abismo por la ruleta de los
mercados financieros sin regulación deben ser ya, ahora,
la prioridad. Basta poner el necesario dinero en sus manos (del
modo, por ejemplo, que propone la CTA) para que empiece a girar
la rueda de le economía, cuya parálisis también
es fruto exclusivo del pánico que el gobierno tiene que dejar
atrás, si no quiere que la salida a la crisis sea la Puerta
12.
* Congresal Metropolitano del Frente Grande.
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