Por Susana Viau
¿Estoy autorizado a
dar entrevistas? preguntó Jorge Tigre Acosta
Puede. La causa no está en secreto respondió
el juez federal Claudio Bonadío, francamente sorprendido por el
tipo de inquietud que mostraba el indagado.
Se lo pregunto porque si no salimos a defendernos estamos peor que
el general Mitre.
No entiendo dijo Bonadío. ¿En qué
se parece su situación a la de Mitre?
Estamos re-muertos.
El capitán Jorge Acosta, detenido desde hace tiempo por el robo
de hijos de desaparecidos, se había permitido aliviar la tensión
con un paréntesis de buen humor. Quienes lo han visto tienen la
impresión de que el ex mandamás delegado y especialista
de inteligencia de la ESMA está más allá del
bien y del mal. Curiosa personalidad la del oficial que, según
relató el sobreviviente Miguel Angel Lauletta en el marco de la
causa que investiga el desapoderamiento forzado de los bienes de Victorio
Cerutti, Horacio Palma y Conrado Higinio Gómez, al irse del tenebroso
edificio de Libertador al 8000 se llevó consigo una bolsa de documentos
de identidad en blanco. Era el Tigre quien supervisaba el sector de documentación
que la ESMA había desarrollado, independizándose así
de los pasaportes, D.N.I., cédulas verdes de automotor y permisos
internacionales de conducir que hasta entonces les proveía el Servicio
de Inteligencia Naval con el que mantenía una feroz competencia.
El propio Lauletta había sido obligado a enseñarle a la
primera mujer de Acosta el procedimiento para confeccionarlos.
De todas maneras, la broma que Acosta se permitió hacer ante el
magistrado se inscribía en la estrategia común fijada por
los cuatro detenidos de la Armada: no confesar y declararse víctimas
de una conspiración. Esa supuesta confabulación fue expresada
con todas las letras por Acosta quien contraatacó acusando veladamente
al juez de ser el as de espadas de la ingeniería judicial diseñada
por Montoneros para sentar en el banquillo a quienes combatieron a la
guerrilla. Unas pocas horas después, y siempre en línea
con lo ocurrido el martes con el teniente Jorge Radice y el capitán
Juan Carlos Rolón, el capitán William Wahmond también
se acogió al derecho de no responder a la requisitoria del Tribunal.
Por la tarde le tocó el turno al escribano Arnaldo Dardano. Dardano
y la actual jueza en lo contencioso administrativo federal Emilia Martha
García, formaban parte del equipo del escribano Ariel Sosa Moliné
y se encargaron de dar fe de la autenticidad del traspaso de los bienes
de los secuestrados Cerutti, Palma y Gómez. García, tal
como reveló este diario, fue síndico titular, síndico
suplente y accionista de las falsas sociedades formadas por el ex almirante
Massera para traspasar a nombre de su hermano Carlos y su hijo Eduardo
los terrenos de Chacras de Coria pertenecientes a Cerutti, Palma y Gómez
y valuados en 12 millones de dólares. Dardano se ocupó de
la media docena de caballos de carrera del abogado Conrado Gómez
que los marinos codiciaban y que fueron a parar a al capitán Carlos
Aurelio Zazá Martínez y en su gran mayoría
al haras La Magdalena, propiedad de Massera.
Pero Dardano, recordaba poco y nada. Lo suficiente, sin embargo, para
afirmar que ningún signo anormal le había hecho sospechar
entonces que la persona que había firmado la transferencia de los
caballos se encontrara bajo presión. Eso sí, su declaración
fue precedida por un preámbulo de 40 minutos en los que puntualizó
los datos que, a su criterio, dan prueba de su honorabilidad: estudios
cursados en El Salvador, largo noviazgo y un matrimonio más largo
aún siempre con la misma mujer. La jueza García, empleada
de Sosa Moliné, era y es hermana de Graciela La
Negrita García Romero, integrante del llamado ministaff
de la ESMA, el grupo selecto de detenidos que se habían ganado
a fuerza de dar pruebas delealtad la confianza naval. García Romero
mantenía una intensa relación sentimental con el por esas
épocas poderoso capitán Jorge Acosta.
DENUNCIA
CONTRA LA FUERZA AEREA
Compras sin licitación
La Fuerza Aérea fue denunciada
ayer por el abogado Ricardo Monner Sans ante la Justicia en lo criminal
federal por presuntas irregularidades en la adquisición de vehículos
y en la misma acción penal, que quedó a cargo del juez Rodolfo
Canicoba Corral, se pidió que se investigaran también supuestas
anomalías en la renovación de un contrato sobre seguros
de vida del personal de la fuerza.
En principio, el magistrado solicitará la opinión del fiscal
federal Oscar Amirante para determinar si corresponde la apertura de un
sumario. Por su parte, Monner Sans se comprometió a presentar ante
el juzgado, el día que sea llamado a declarar, documentación
que recibió sobre los presuntos ilícitos. El abogado aseguró
que la Fuerza Aérea compró en forma directa, sin licitación,
27 vehículos de una firma japonesa por un valor al que había
cotizado otra empresa también japonesa. Asimismo, recordó
que en marzo último, la fuerza renovó con La Caja un contrato
sobre seguros de vida, al mismo precio, pero con menos beneficios.
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