Septicemia
Por Eduardo Pavlovsky*
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América latina tiene
una septicemia. Infección generalizada de la sangre. La Argentina
es su forúnculo gangrenoso. Pero dentro del cuadro septicémico
latinoamericano. El diagnóstico es global. América latina
es el continente de mayores desigualdades sociales del planeta. Más
que Africa, Asia y Oceanía. Las democracias latinoamericanas corresponden
a la concepción estadounidense de gobierno incuestionado de una
clase empresarial y marginación de la población general.
Desocupación, pobreza, miseria para el 60 o 70 por ciento de la
población, y concentración de la riqueza en una minoría.
La minoría nativa es socia de los grandes capitales financieros
de las multinacionales. El paradigma es Cavallo. Ellos nos gobiernan.
Deciden nuestro futuro. Como dice Petras, nos gobiernan los funcionarios
no elegidos por el pueblo. Los socios de las multinacionales. Cualquier
alteración que sufra este modelo, los yanquis invaden para defender
la democracia. Todos sabemos que invaden para defender siempre
sus intereses comerciales: Guatemala, Nicaragua, Haití, Cuba, República
Dominicana, Panamá, Granada, son buenos ejemplos. El derrocamiento
de Allende en Chile por la CIA es otro ejemplo. Vivimos en un continente
de miseria. Hay poco espacio político frente al imperialismo cultural
y financiero.
Sin embargo, han nacido en Latinoamérica movimientos insurreccionales
de gran envergadura. Chiapas; el Movimiento de los Sin Tierra brasileño;
las FARC; los movimientos indígenas de Ecuador y Bolivia y hoy,
entre nosotros, el crecimiento de nuestros piqueteros. Son movimientos
micropolíticos de resistencia. Micropolítico significa por
fuera de la representación de los partidos políticos.
Son movimientos sociales de gran complejidad en su organización.
Pero su crecimiento es paulatino en profundidad y resistencia. Nuestros
piqueteros poseen ya un grado de articulación nacional. La sociología
no los puede definir. Son incapturables. Mujeres y niños
también se acoplan al movimiento que crece día a día.
En el Senado norteamericano se discutió hace dos meses la apertura
de la Escuela de las Américas para combatir los movimientos insurreccionales
en Latinoamérica. El plan Cabaña 2000 en nuestro país,
el plan Colombia y el espionaje interno del ejército brasileño
al Movimiento de los Sin Tierra, supervisado por la CIA, según
Gelman Mauro, líder del MST, son sólo el comienzo de una
brutal represión a todos estos movimientos sociales micropolíticos
de resistencia. El imperio está siguiendo lo que ocurre con los
campesinos bolivianos, ecuatorianos, los piqueteros argentinos, las FARC
y los Sin Tierra. El plan Colombia sería el primer paso frente
a todos los demás países donde crezcan organizadamente el
descontento y la protesta social. El subdesarrollo de los recursos humanos
de la gran mayoría de la población latinoamericana es inhumano.
La desocupación, la miseria y la pobreza crecen día a día.
Son los Condenados de la tierra de F. Fanon. Los excluidos que intentan
luchar por la dignidad humana.
Por eso cuando observo a los piqueteros argentinos veo a Latinoamérica
en lucha. A los excluidos poniéndose de pie. Mientras todo esto
ocurre la concentración del capital en manos de una minoría
es cada vez más escandalosa. Procaz. Obscena. La burguesía
argentina tiene depositados en el exterior 130.000 millones de dólares
y hoy son los que están decidiendo nuestro futuro.
La Argentina es el forúnculo gangrenoso. Pero somos Latinoamérica.
Pertenecemos al continente de mayores desigualdades sociales del planeta.
Somos septicémicos. A no olvidarlo. Nuestra suerte está
ligada a nuestros hermanos latinoamericanos. No somos Irlanda. No somos
Miami. Los periodistas de la libertad deberían alguna
vez denunciar al imperialismo norteamericano como creador de las democracias
septicémicas de nuestro continente. Petras dice que gran parte
del periodismo está subsidiado porla Ford y la Rockefeller. Puede
ser. Ya lo empiezo a creer. Nuestras democracias poseen los
silencios cómplices de los subsidios norteamericanos para acallar
la palabra imperialismo.
Mientras tanto seguirán creciendo los piqueteros, surgirán
nuevos métodos represivos y como respuesta se inventarán
nuevas formas insurreccionales. De eso estoy seguro. Nadie los puede detener
porque los excluidos no tienen ya nada que perder. Luchan por su dignidad
y por nuestra dignidad. Eso es mucho. Decía Perón: el año
2000 estaremos unidos o dominados. A no olvidarlo.
* Psicoanalista. Autor, director y actor teatral.
REP
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