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BUSH LLAMO A DE LA RUA PARA RESPALDARLO Y RECORDARLE EL DEFICIT CERO
Apoyo con mucho gusto a presión

El Gobierno esgrimía eufórico el gesto de Bush, que se comunicó con De la Rúa tras el acuerdo argentino con el Fondo, pero quedó claro que Washington hará el control del gasto público. Un trabajo de The Economist Intelligence Unit, en cambio, dice que la sensación de alivio durará poco.

Bush y De la Rúa (detrás, la custodia
de Abraham Lincoln) en junio del 2000, época de distensión y sonrisas.

Por Martín Granovsky

George W. Bush nunca hizo publicidad, pero cualquier empresario de los Estados Unidos como él, que manejó empresas petroleras y hasta un club de béisbol, sabe pasar un aviso. Su aviso de ayer a Fernando de la Rúa fue nítido: los quiero mucho, pero mantengan el déficit cero. Bush y De la Rúa hablaron por la tarde en un tono entusiasta, muy ajeno a un documento que comenzó a circular ayer y al que tuvo acceso Página/12: “Cualquier sensación de alivio probablemente tendrá corta vida, y dejará su lugar a una sobria evaluación de los profundos problemas económicos y políticos que hay por delante”, dice The Economist Intelligence Unit.
–Qué alegría oírlo, le agradezco muchísimo este llamado –dijo De la Rúa al escuchar la voz de Bush, que discó el teléfono tras una gestión del embajador argentino Guillermo González.
–Me alegro muchísimo que haya logrado el apoyo del Fondo Monetario Internacional –dijo Bush según la transcripción oficial–. Es una circunstancia sumamente importante para ustedes y usted lo sabe. Pero también sabe bien que es muy importante ahora que el gobierno que usted lidera implemente el plan de déficit cero.
No fue el único apoyo que sonó a condicionalidad en la conversación de los presidentes.
–Siga trabajando con el plan de déficit cero –repitió Bush antes de cortar.
Y en otro tramo recordó el criterio de “sustentabilidad” (eufemismo por la viabilidad económica de la Argentina) y elogió las futuras negociaciones del esquema de cuatro más uno, por el Mercosur más los Estados Unidos. De la Rúa mencionó que había recibido a congresistas norteamericanos y que había recibido de ellos la impresión de que aprobarán la vía rápida que pide el Ejecutivo para negociar con plenos poderes la creación de un área de libre comercio.
–Fantástico. Si logramos hacer estas cosas nuestros grandes amigos los argentinos van a ver una economía muy mejorada y las cosas van a andar muy bien –dijo Bush.
Naturalmente, De la Rúa y su ministro de Economía dirán que el déficit cero no es una condicionalidad, lo cual es cierto siempre que al mismo tiempo se tenga en cuenta una cosa: el monitoreo de ese valiente ejercicio de soberanía que es deprimir el gasto público por decisión propia lo hará, soberanamente para los Estados Unidos, el Departamento del Tesoro con sede en Washington.
Menos exitista que los presidentes, el informe sobre la Argentina distribuido ayer a sus suscriptores por The Economist Intelligence Unit (EIU) dice sin vueltas que el desembolso de cinco mil millones de dólares que acaba de disponer el Fondo está supeditado “a las condiciones tradicionales de disciplina fiscal, mejoramiento de la recaudación impositiva y fortalecimiento del sistema financiero”.
En cuanto a los tres mil millones restantes, que deberían servir para que la Argentina repacte amistosamente su deuda con los tenedores de bonos, marcan una novedad. “Es la primera vez que un acuerdo con el FMI estimula alguna forma de reescalonamiento de los pagos de la deuda”, dice EIU, cuya opinión pesa mucho en el mundo internacional de negocios porque funciona como un servicio especial, de análisis país por país, anexo al grupo que edita el semanario inglés The Economist. Pero al mismo opina que “casi no hay chances de que esta zanahoria de tres mil millones de dólares lleve al gobierno argentino a buscar una reestructuración total de sus obligaciones por 128 mil millones”. Lo curioso es que, según la interpretación del trabajo, el gobierno argentino rechaza exactamente lo que los Estados Unidos querían que hiciera. Las escasas posibilidades de reestructurar la deuda por parte de De la Rúa y Cavallo se dan “a pesar de la presión norteamericana sobre el equipo negociador argentino para hallar maneras de reorganizar sus finanzas y los pagos de la deuda”. O sea: el gobierno argentino desiste de seguir un camino impulsado por conocidos izquierdistas como el secretario del Tesoro Paul O’Neill, ex número uno del gigante del aluminio ALCOA, y el mismo presidente Bush, hijo de otro marxista que fue presidente y, antes, director de la Agencia Central de Inteligencia.
Para EIU, el reescalonamiento previsto por el Fondo tiene su parentesco con el blindaje y el megacanje, pero su inclusión en el acuerdo fue una concesión a O’Neill, un escéptico de los salvatajes financieros internacionales.
El trabajo no tiene ninguna duda de que tanto el Tesoro como el Fondo actuaron para evitar un colapso argentino que arrastraría a otros países de América latina y a mercados emergentes de otras regiones. “Además, un deterioro de las condiciones económicas de América latina amenazaría con posponer cualquier progreso hacia una mayor integración regional y hacia el establecimiento del Area de Libre Comercio de las Américas que el presidente Bush ha bendecido. Si los Estados Unidos retirasen su apoyo a la Argentina, el proyecto descarrilaría completamente y las promesas de Bush de mantener relaciones más estrechas con América latina serían puestas seriamente en duda.”
Hacia el futuro, el desembolso de cinco mil millones podría servir para fortalecer las reservas, “que declinaron desde 22.700 millones de dólares a fines de junio a 15.600 a mediados de agosto debido al retiro de dinero del sistema financiero”. Si los retiros continuaran al ritmo de julio, cuando los depósitos cayeron un 7 por ciento, sería solo cuestión de semanas para que el sistema financiero “fuese incapaz de hacer frente a las demandas de dinero de los depositantes”. Por eso, “el nivel de depósitos será un indicador clave para observar lo que sucede en los próximos días y las próximas semanas”, sostiene el informe, que cumple con otra paradoja similar a la que signa la visión sobre la deuda de De la Rúa y de O’Neill: la visión de The Economist Intelligence Unit es menos fiscalista que la de Fernando de la Rúa.

 

Claves

Bush recordó dos veces a De la Rúa que cumpla con el déficit cero.
El socorro para fortalecer las reservas será menor de lo esperado.
La publicación especializada The Economist Intelligence Unit reveló que en la negociación    los Estados Unidos pedían reestructurar la deuda y fue el Gobierno argentino el que no    quiso.
El informe de circulación restringida, al que tuvo acceso Página/12, plantea la inviabilidad    política de nuevos ajustes.

 

Las provincias y el mundo, en contra

Por M.G.
Para el trabajo de The Economist Intelligence Unit al que tuvo acceso este diario, un tema difícil es que el Gobierno deberá juntar 17.700 millones de dólares en el 2002 para hacer frente a sus compromisos. De acuerdo con EIU, será poco probable que los inversores aporten fondos sin calibrar primero cómo se está cumpliendo el régimen de déficit cero votado a fines de julio por el Congreso y de qué modo la Argentina retoma el crecimiento. Según EIU, si cae la recaudación nuevos recortes a empleados públicos y a proveedores serían “insostenibles”.
Otro punto débil es la situación de las provincias, a las que el Fondo les exige el mismo nivel de compromiso que al gobierno central. Allí, “los problemas fiscales son particularmente indóciles y el riesgo de una explosión social, más agudo”.
“Se incrementarán las presiones sobre las finanzas provinciales sobre la base de que la demanda mensual de fondos desde el gobierno federal, que actualmente insumen 1400 millones de dólares, se vea reducida a tono con la recaudación impositiva”, dice el texto. Y recuerda que está pendiente un nuevo régimen de coparticipación entre la administración central y las provincias.
“No hay que subestimar las dificultades políticas para realizar estas reformas”, advierte el trabajo. “El gobierno de De la Rúa es impopular, no tiene mayoría en el Senado y la oposición peronista controla las provincias más importantes.” En este marco adverso para el oficialismo se esperan las elecciones de octubre, “cuando el gobernante partido Unión Cívica Radical será castigado por los votantes y esto agregará su cuota de complicación al panorama político”.
“Dada la falta de herramientas en poder del Gobierno (para enfrentar la crisis), EIU cree que la evolución de la economía mundial será un factor crucial para ver cómo evoluciona la crisis argentina”, dice el informe.
Sin embargo, “el pronóstico de corto plazo no es optimista”, porque la desaceleración del crecimiento en los Estados Unidos “prolongará la inestabilidad de los mercados financieros internacionales, manteniendo alta la aversión al riesgo y restringiendo el flujo de capitales hacia los mercados emergentes”.

 

ALTERNATIVAS PARA REPROGRAMAR LOS VENCIMIENTOS
Todo vale, siempre que sea amistoso

Por C.Z.

A los 3000 millones de dólares que el FMI prometió aportar específicamente para que la Argentina los utilice en aliviar el peso de su deuda se les sumarán aportes de otros organismos multilaterales. De esta manera, la masa de recursos destinada a ese fin será superior a la originariamente anunciada, permitiendo que el plan de alivio resulte más efectivo. En los próximos días, Economía empezará a negociar ese monto adicional –que también tendrá como objetivo garantizar parcialmente la emisión de nueva deuda– y el mecanismo que se implementará para achicar los pasivos. Pero recién se instrumentará entre fin de año y principios de 2002.
Hasta ahora, el Gobierno puso todo su empeño en aclarar que la reprogramación de la deuda será “voluntaria y amistosa”, descartando cualquier confusión al respecto que ponga nerviosos a los inversores en títulos públicos y vuelva a disparar el riesgo país. Sin embargo, todavía no se definió de qué manera se llevará a cabo la reestructuración. De hecho, en Economía analizan al menos dos posibilidades de utilizar los fondos garantizados:
Disminuir los servicios de la deuda de los próximos ocho a diez años.
Utilizar los nuevos fondos para cancelar vencimientos del año que viene.
Lo más probable es que los 3000 millones del Fondo vayan a integrar una cuenta especial (fondo de garantía). Con esos 3000 millones y con el resto del dinero que logre juntarse, Economía planea garantizar la emisión de nueva deuda. Como ocurrió con los Brady –que salieron garantizados por el Tesoro estadounidense–, el costo será mucho más bajo que si la Argentina emitiera por sí sola ya que no superaría el 10 por ciento anual. A su vez, como ya se hizo hace tres años, el lanzamiento de nueva deuda podría ser cuatro veces superior a los fondos que la garantizan.
Hasta ahora se manejan varias alternativas sobre el mecanismo a poner en práctica.
La nueva deuda se canjea directamente por las viejas emisiones que están colocadas a tasas más altas. En este caso, el atractivo para el inversor es que a pesar de que el nuevo título le dará una ganancia menor, está seguro de cobrar al menos la parte garantizada aun cuando la Argentina caiga en cesación de pagos. A la Argentina le produciría un ahorro neto.
Con los fondos recaudados con la nueva emisión se pagan vencimientos de capital e intereses de 2002. Así, se despejarían los temores a un default.
Lo más probable es que Economía se incline por hace un mix de ambas alternativas.

 


 

El seguro contra corridas bancarias
llegará finalmente, pero desinflado

El compromiso de aportes
de los bancos internacionales
para socorrer a las reservas del Banco Central será menor al calculado. Apenas podrán utilizarse 2500 millones de dólares, contra los 6700 millones que constituían originalmente el seguro.


Por Claudio Zlotnik

Finalmente, el seguro contra corridas del Banco Central se activará a principios de setiembre. Pero no se utilizarán los 4700 millones de dólares que conforman el total de la línea sino tan sólo 2500 millones. Este dinero también pasará a engrosar las reservas del Banco Central, al igual que el desembolso inicial de 5000 millones del Fondo Monetario. De esta manera, Domingo Cavallo podrá cubrir aproximadamente la mitad de los 13.000 millones que huyeron del Central en los últimos seis meses, buscando recrear la confianza de los ahorristas que siguen sacando el dinero de los bancos.
En un principio, la “línea Repo” contaba con 6700 millones de dólares. Pero debido a que hubo bancos que disminuyeron su exposición o directamente renunciaron al seguro –como el Credit Suisse First Boston de David Mulford o el también estadounidense Merrill Lynch–, sólo quedaron 4700 millones, en los que están incluidos los aportes del Banco Mundial y del BID, por un total de 1000 millones. Justamente, según comentó a este diario Mario Blejer, vicepresidente del Central, aún no se definió la manera en que se utilizarán estos 1000 millones.
En todo caso, la línea contingente quedó parcialmente destrabada después de arduas negociaciones de los funcionarios del Central ante algunos bancos que se resistían a intervenir en el salvataje por el cual vinieron cobrando, en conjunto, unos 22 millones de dólares anuales para mantener vigente el seguro. El funcionamiento de la “línea Repo” puede resumirse de la siguiente manera:
Aquellos bancos del sistema financiero con problemas de liquidez reciben el apoyo financiero a cambio de entregar bonos, principalmente Brady, en garantía.
La operatoria es un pase entre entidades, a través del Central.
Los bancos internacionales que otorgan el dinero fresco son: JP Morgan Chase, Société Générale, Deutsche, Dresdner, UBS, Lehman Brothers, HSBC, Tokio Mitsubishi, ING Baring, Paribás, Crédit Agricole y Citibank. Los aportes no son homogéneos y dependen del contrato rubricado, en su momento, por cada entidad con el BC.
Estos bancos del exterior aceptan casi exclusivamente bonos Brady porque son los garantizados por el Tesoro estadounidense. El problema es que después del megacanje, quedaron pocos Brady. Y los bancos aseguradores se resisten a aceptar otros porque rechazan asumir más “riesgo argentino”. Este fue otro de los motivos que achicó el monto del seguro.
Uno de los riesgos que corre el Central es que los bancos internacionales salgan a vender los bonos que reciban en garantía. De esta manera, se produciría una caída en los precios. Y los bancos reclamarían más títulos para cubrir esa baja, con lo cual se retroalimentaría el derrumbe, impulsando el riesgo país y, por lo tanto, la sangría de depósitos.
Para evitar el círculo vicioso, en caso de que los bancos vendan los bonos en garantía y éstos se desvaloricen, el BC compensará las pérdidas con el efectivo que aporten el Banco Mundial y el BID.
Los bancos locales tendrán la obligación de recomprar los bonos en garantía en un máximo de dos años. Mientras tanto, pagarán un costo de un 6 a 6,5 por ciento anual.
La esperanza de Domingo Cavallo es que el socorro del Fondo Monetario junto a la activación del seguro anticorridas ponga fin a la hemorragia de los depósitos. Desde el último 4 de julio, cuando se inició la corrida en medio de versiones de renuncia de Fernando de la Rúa, las colocaciones bancarias cayeron en 9333 millones, el 11 por ciento del total. El dato es más que preocupante. Durante el Tequila, la huida llegó al 18 por ciento del total pero a lo largo de tres meses. Frente a esta cruda realidad, el propio Cavallo ya pidió a los ahorristas que retornen los fondos alsistema financiero. El seguro que está a punto de activar ayudará a que ese reclamo se vuelva realidad.

 

El rebote de los eufóricos

Con una leve baja de 23 puntos, lo que indica los límites de la euforia gubernamental tras el salvataje acordado con el FMI, el riesgo país quedó ayer en 1427 puntos. En lo que fue definido por los operadores como una “toma de ganancias”, las acciones líderes agrupadas en el Merval cayeron el 2,8 por ciento, en el contexto de un bajo volumen de operaciones de 14 millones de pesos. Los depósitos en los bancos, aunque no se recuperaron, detuvieron su salida del sistema.
Entre el último viernes y el martes, el Banco Central mostró una pérdida de reservas internacionales de 332 millones. Ese mismo día, previo al anuncio del acuerdo con el Fondo, no se renovaron 668 millones de los 2000 millones de pesos y dólares que vencieron en plazos fijos. Pero este tercio de los depósitos a plazo no salió del sistema, pues se registró una suba neta de 10 millones, lo que indica un freno al drenaje experimentado hasta entonces.
En el circuito mayorista de dinero, los operadores destacaron una mayor liquidez, aunque destacaron que se necesitará más tiempo para recuperar la confianza de los ahorristas y que vuelvan los depósitos a los bancos. Por eso, tras la fuerte caída del miércoles las tasas interbancarias quedaron, a 24 horas, en el 13 por ciento anual, aunque alcanzaron para las entidades de menor patrimonio el 15 por ciento.
En similar tónica se movieron los rendimientos que se ofrecen a grandes inversores a través de depósitos a plazo fijo. Por sumas de dinero de gran volumen se pagó una tasa promedio del 1,8 por ciento mensual, equivalente al 21,1 por ciento anual, mientras que los certificados en dólares lograron una tasa anual del 12,2 por ciento.

 

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