Por Martín
Granovsky
George W. Bush nunca hizo publicidad,
pero cualquier empresario de los Estados Unidos como él, que manejó
empresas petroleras y hasta un club de béisbol, sabe pasar un aviso.
Su aviso de ayer a Fernando de la Rúa fue nítido: los quiero
mucho, pero mantengan el déficit cero. Bush y De la Rúa
hablaron por la tarde en un tono entusiasta, muy ajeno a un documento
que comenzó a circular ayer y al que tuvo acceso Página/12:
Cualquier sensación de alivio probablemente tendrá
corta vida, y dejará su lugar a una sobria evaluación de
los profundos problemas económicos y políticos que hay por
delante, dice The Economist Intelligence Unit.
Qué alegría oírlo, le agradezco muchísimo
este llamado dijo De la Rúa al escuchar la voz de Bush, que
discó el teléfono tras una gestión del embajador
argentino Guillermo González.
Me alegro muchísimo que haya logrado el apoyo del Fondo Monetario
Internacional dijo Bush según la transcripción oficial.
Es una circunstancia sumamente importante para ustedes y usted lo sabe.
Pero también sabe bien que es muy importante ahora que el gobierno
que usted lidera implemente el plan de déficit cero.
No fue el único apoyo que sonó a condicionalidad en la conversación
de los presidentes.
Siga trabajando con el plan de déficit cero repitió
Bush antes de cortar.
Y en otro tramo recordó el criterio de sustentabilidad
(eufemismo por la viabilidad económica de la Argentina) y elogió
las futuras negociaciones del esquema de cuatro más uno, por el
Mercosur más los Estados Unidos. De la Rúa mencionó
que había recibido a congresistas norteamericanos y que había
recibido de ellos la impresión de que aprobarán la vía
rápida que pide el Ejecutivo para negociar con plenos poderes la
creación de un área de libre comercio.
Fantástico. Si logramos hacer estas cosas nuestros grandes
amigos los argentinos van a ver una economía muy mejorada y las
cosas van a andar muy bien dijo Bush.
Naturalmente, De la Rúa y su ministro de Economía dirán
que el déficit cero no es una condicionalidad, lo cual es cierto
siempre que al mismo tiempo se tenga en cuenta una cosa: el monitoreo
de ese valiente ejercicio de soberanía que es deprimir el gasto
público por decisión propia lo hará, soberanamente
para los Estados Unidos, el Departamento del Tesoro con sede en Washington.
Menos exitista que los presidentes, el informe sobre la Argentina distribuido
ayer a sus suscriptores por The Economist Intelligence Unit (EIU) dice
sin vueltas que el desembolso de cinco mil millones de dólares
que acaba de disponer el Fondo está supeditado a las condiciones
tradicionales de disciplina fiscal, mejoramiento de la recaudación
impositiva y fortalecimiento del sistema financiero.
En cuanto a los tres mil millones restantes, que deberían servir
para que la Argentina repacte amistosamente su deuda con los tenedores
de bonos, marcan una novedad. Es la primera vez que un acuerdo con
el FMI estimula alguna forma de reescalonamiento de los pagos de la deuda,
dice EIU, cuya opinión pesa mucho en el mundo internacional de
negocios porque funciona como un servicio especial, de análisis
país por país, anexo al grupo que edita el semanario inglés
The Economist. Pero al mismo opina que casi no hay chances de que
esta zanahoria de tres mil millones de dólares lleve al gobierno
argentino a buscar una reestructuración total de sus obligaciones
por 128 mil millones. Lo curioso es que, según la interpretación
del trabajo, el gobierno argentino rechaza exactamente lo que los Estados
Unidos querían que hiciera. Las escasas posibilidades de reestructurar
la deuda por parte de De la Rúa y Cavallo se dan a pesar
de la presión norteamericana sobre el equipo negociador argentino
para hallar maneras de reorganizar sus finanzas y los pagos de la deuda.
O sea: el gobierno argentino desiste de seguir un camino impulsado por
conocidos izquierdistas como el secretario del Tesoro Paul ONeill,
ex número uno del gigante del aluminio ALCOA, y el mismo presidente
Bush, hijo de otro marxista que fue presidente y, antes, director de la
Agencia Central de Inteligencia.
Para EIU, el reescalonamiento previsto por el Fondo tiene su parentesco
con el blindaje y el megacanje, pero su inclusión en el acuerdo
fue una concesión a ONeill, un escéptico de los salvatajes
financieros internacionales.
El trabajo no tiene ninguna duda de que tanto el Tesoro como el Fondo
actuaron para evitar un colapso argentino que arrastraría a otros
países de América latina y a mercados emergentes de otras
regiones. Además, un deterioro de las condiciones económicas
de América latina amenazaría con posponer cualquier progreso
hacia una mayor integración regional y hacia el establecimiento
del Area de Libre Comercio de las Américas que el presidente Bush
ha bendecido. Si los Estados Unidos retirasen su apoyo a la Argentina,
el proyecto descarrilaría completamente y las promesas de Bush
de mantener relaciones más estrechas con América latina
serían puestas seriamente en duda.
Hacia el futuro, el desembolso de cinco mil millones podría servir
para fortalecer las reservas, que declinaron desde 22.700 millones
de dólares a fines de junio a 15.600 a mediados de agosto debido
al retiro de dinero del sistema financiero. Si los retiros continuaran
al ritmo de julio, cuando los depósitos cayeron un 7 por ciento,
sería solo cuestión de semanas para que el sistema financiero
fuese incapaz de hacer frente a las demandas de dinero de los depositantes.
Por eso, el nivel de depósitos será un indicador clave
para observar lo que sucede en los próximos días y las próximas
semanas, sostiene el informe, que cumple con otra paradoja similar
a la que signa la visión sobre la deuda de De la Rúa y de
ONeill: la visión de The Economist Intelligence Unit es menos
fiscalista que la de Fernando de la Rúa.
Las provincias y el
mundo, en contra
Por M.G.
Para el trabajo de The Economist Intelligence Unit al
que tuvo acceso este diario, un tema difícil es que el Gobierno
deberá juntar 17.700 millones de dólares en el 2002
para hacer frente a sus compromisos. De acuerdo con EIU, será
poco probable que los inversores aporten fondos sin calibrar primero
cómo se está cumpliendo el régimen de déficit
cero votado a fines de julio por el Congreso y de qué modo
la Argentina retoma el crecimiento. Según EIU, si cae la
recaudación nuevos recortes a empleados públicos y
a proveedores serían insostenibles.
Otro punto débil es la situación de las provincias,
a las que el Fondo les exige el mismo nivel de compromiso que al
gobierno central. Allí, los problemas fiscales son
particularmente indóciles y el riesgo de una explosión
social, más agudo.
Se incrementarán las presiones sobre las finanzas provinciales
sobre la base de que la demanda mensual de fondos desde el gobierno
federal, que actualmente insumen 1400 millones de dólares,
se vea reducida a tono con la recaudación impositiva,
dice el texto. Y recuerda que está pendiente un nuevo régimen
de coparticipación entre la administración central
y las provincias.
No hay que subestimar las dificultades políticas para
realizar estas reformas, advierte el trabajo. El gobierno
de De la Rúa es impopular, no tiene mayoría en el
Senado y la oposición peronista controla las provincias más
importantes. En este marco adverso para el oficialismo se
esperan las elecciones de octubre, cuando el gobernante partido
Unión Cívica Radical será castigado por los
votantes y esto agregará su cuota de complicación
al panorama político.
Dada la falta de herramientas en poder del Gobierno (para
enfrentar la crisis), EIU cree que la evolución de la economía
mundial será un factor crucial para ver cómo evoluciona
la crisis argentina, dice el informe.
Sin embargo, el pronóstico de corto plazo no es optimista,
porque la desaceleración del crecimiento en los Estados Unidos
prolongará la inestabilidad de los mercados financieros
internacionales, manteniendo alta la aversión al riesgo y
restringiendo el flujo de capitales hacia los mercados emergentes.
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ALTERNATIVAS
PARA REPROGRAMAR LOS VENCIMIENTOS
Todo vale, siempre que sea amistoso
Por C.Z.
A los 3000 millones de dólares
que el FMI prometió aportar específicamente para que la
Argentina los utilice en aliviar el peso de su deuda se les sumarán
aportes de otros organismos multilaterales. De esta manera, la masa de
recursos destinada a ese fin será superior a la originariamente
anunciada, permitiendo que el plan de alivio resulte más efectivo.
En los próximos días, Economía empezará a
negociar ese monto adicional que también tendrá como
objetivo garantizar parcialmente la emisión de nueva deuda
y el mecanismo que se implementará para achicar los pasivos. Pero
recién se instrumentará entre fin de año y principios
de 2002.
Hasta ahora, el Gobierno puso todo su empeño en aclarar que la
reprogramación de la deuda será voluntaria y amistosa,
descartando cualquier confusión al respecto que ponga nerviosos
a los inversores en títulos públicos y vuelva a disparar
el riesgo país. Sin embargo, todavía no se definió
de qué manera se llevará a cabo la reestructuración.
De hecho, en Economía analizan al menos dos posibilidades de utilizar
los fondos garantizados:
Disminuir los servicios de
la deuda de los próximos ocho a diez años.
Utilizar los nuevos fondos
para cancelar vencimientos del año que viene.
Lo más probable es que los 3000 millones del Fondo vayan a integrar
una cuenta especial (fondo de garantía). Con esos 3000 millones
y con el resto del dinero que logre juntarse, Economía planea garantizar
la emisión de nueva deuda. Como ocurrió con los Brady que
salieron garantizados por el Tesoro estadounidense, el costo será
mucho más bajo que si la Argentina emitiera por sí sola
ya que no superaría el 10 por ciento anual. A su vez, como ya se
hizo hace tres años, el lanzamiento de nueva deuda podría
ser cuatro veces superior a los fondos que la garantizan.
Hasta ahora se manejan varias alternativas sobre el mecanismo a poner
en práctica.
La nueva deuda se canjea directamente
por las viejas emisiones que están colocadas a tasas más
altas. En este caso, el atractivo para el inversor es que a pesar de que
el nuevo título le dará una ganancia menor, está
seguro de cobrar al menos la parte garantizada aun cuando la Argentina
caiga en cesación de pagos. A la Argentina le produciría
un ahorro neto.
Con los fondos recaudados con
la nueva emisión se pagan vencimientos de capital e intereses de
2002. Así, se despejarían los temores a un default.
Lo más probable es que Economía se incline por hace un mix
de ambas alternativas.
El
seguro contra corridas bancarias
llegará finalmente, pero desinflado
El compromiso de aportes
de los bancos internacionales
para socorrer a las reservas del Banco Central será menor al calculado.
Apenas podrán utilizarse 2500 millones de dólares, contra los 6700
millones que constituían originalmente el seguro.
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Por Claudio Zlotnik
Finalmente, el
seguro contra corridas del Banco Central se activará a principios
de setiembre. Pero no se utilizarán los 4700 millones de dólares
que conforman el total de la línea sino tan sólo 2500 millones.
Este dinero también pasará a engrosar las reservas del Banco
Central, al igual que el desembolso inicial de 5000 millones del Fondo
Monetario. De esta manera, Domingo Cavallo podrá cubrir aproximadamente
la mitad de los 13.000 millones que huyeron del Central en los últimos
seis meses, buscando recrear la confianza de los ahorristas que siguen
sacando el dinero de los bancos.
En un principio, la línea Repo contaba con 6700 millones
de dólares. Pero debido a que hubo bancos que disminuyeron su exposición
o directamente renunciaron al seguro como el Credit Suisse First
Boston de David Mulford o el también estadounidense Merrill Lynch,
sólo quedaron 4700 millones, en los que están incluidos
los aportes del Banco Mundial y del BID, por un total de 1000 millones.
Justamente, según comentó a este diario Mario Blejer, vicepresidente
del Central, aún no se definió la manera en que se utilizarán
estos 1000 millones.
En todo caso, la línea contingente quedó parcialmente destrabada
después de arduas negociaciones de los funcionarios del Central
ante algunos bancos que se resistían a intervenir en el salvataje
por el cual vinieron cobrando, en conjunto, unos 22 millones de dólares
anuales para mantener vigente el seguro. El funcionamiento de la línea
Repo puede resumirse de la siguiente manera:
Aquellos bancos del sistema
financiero con problemas de liquidez reciben el apoyo financiero a cambio
de entregar bonos, principalmente Brady, en garantía.
La operatoria es un pase entre
entidades, a través del Central.
Los bancos internacionales
que otorgan el dinero fresco son: JP Morgan Chase, Société
Générale, Deutsche, Dresdner, UBS, Lehman Brothers, HSBC,
Tokio Mitsubishi, ING Baring, Paribás, Crédit Agricole y
Citibank. Los aportes no son homogéneos y dependen del contrato
rubricado, en su momento, por cada entidad con el BC.
Estos bancos del exterior aceptan
casi exclusivamente bonos Brady porque son los garantizados por el Tesoro
estadounidense. El problema es que después del megacanje, quedaron
pocos Brady. Y los bancos aseguradores se resisten a aceptar otros porque
rechazan asumir más riesgo argentino. Este fue otro
de los motivos que achicó el monto del seguro.
Uno de los riesgos que corre
el Central es que los bancos internacionales salgan a vender los bonos
que reciban en garantía. De esta manera, se produciría una
caída en los precios. Y los bancos reclamarían más
títulos para cubrir esa baja, con lo cual se retroalimentaría
el derrumbe, impulsando el riesgo país y, por lo tanto, la sangría
de depósitos.
Para evitar el círculo
vicioso, en caso de que los bancos vendan los bonos en garantía
y éstos se desvaloricen, el BC compensará las pérdidas
con el efectivo que aporten el Banco Mundial y el BID.
Los bancos locales tendrán
la obligación de recomprar los bonos en garantía en un máximo
de dos años. Mientras tanto, pagarán un costo de un 6 a
6,5 por ciento anual.
La esperanza de Domingo Cavallo es que el socorro del Fondo Monetario
junto a la activación del seguro anticorridas ponga fin a la hemorragia
de los depósitos. Desde el último 4 de julio, cuando se
inició la corrida en medio de versiones de renuncia de Fernando
de la Rúa, las colocaciones bancarias cayeron en 9333 millones,
el 11 por ciento del total. El dato es más que preocupante. Durante
el Tequila, la huida llegó al 18 por ciento del total pero a lo
largo de tres meses. Frente a esta cruda realidad, el propio Cavallo ya
pidió a los ahorristas que retornen los fondos alsistema financiero.
El seguro que está a punto de activar ayudará a que ese
reclamo se vuelva realidad.
El rebote de los eufóricos
Con una leve baja de 23 puntos, lo que indica los límites
de la euforia gubernamental tras el salvataje acordado con el FMI,
el riesgo país quedó ayer en 1427 puntos. En lo que
fue definido por los operadores como una toma de ganancias,
las acciones líderes agrupadas en el Merval cayeron el 2,8
por ciento, en el contexto de un bajo volumen de operaciones de
14 millones de pesos. Los depósitos en los bancos, aunque
no se recuperaron, detuvieron su salida del sistema.
Entre el último viernes y el martes, el Banco Central mostró
una pérdida de reservas internacionales de 332 millones.
Ese mismo día, previo al anuncio del acuerdo con el Fondo,
no se renovaron 668 millones de los 2000 millones de pesos y dólares
que vencieron en plazos fijos. Pero este tercio de los depósitos
a plazo no salió del sistema, pues se registró una
suba neta de 10 millones, lo que indica un freno al drenaje experimentado
hasta entonces.
En el circuito mayorista de dinero, los operadores destacaron una
mayor liquidez, aunque destacaron que se necesitará más
tiempo para recuperar la confianza de los ahorristas y que vuelvan
los depósitos a los bancos. Por eso, tras la fuerte caída
del miércoles las tasas interbancarias quedaron, a 24 horas,
en el 13 por ciento anual, aunque alcanzaron para las entidades
de menor patrimonio el 15 por ciento.
En similar tónica se movieron los rendimientos que se ofrecen
a grandes inversores a través de depósitos a plazo
fijo. Por sumas de dinero de gran volumen se pagó una tasa
promedio del 1,8 por ciento mensual, equivalente al 21,1 por ciento
anual, mientras que los certificados en dólares lograron
una tasa anual del 12,2 por ciento.
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