Las tensiones entre Nicaragua
y Honduras están subiendo de tono. Estas dos últimas semanas
se sucedieron acusaciones entre ambos países que incluyeron sospechas
de espionaje y compra de armas, afanes expansionistas y posibles ataques
militares. La polémica diplomática entre ambos países
por la disputa de límites marítimos que parecía
resuelta después de que el 5 de junio se firmó un convenio,
con la mediación de la OEA, que establece los mecanismos de verificación
de la frontera terrestre y que actualmente se practica sin problemas
tiene ahora un particular trasfondo al que se atribuye su resurgimiento:
la campaña electoral de Nicaragua en la cual el candidato sandinista
Daniel Ortega lidera las encuestas. Ayer, el gobierno de Honduras denunció
los inventos nicaragüenses para provocar que un
incidente fronterizo pueda ser utilizado como pretexto para anular el
proceso electoral en aquel país y negó ser parte de
la operación.
Ayer, la Comisión de Soberanía y Fronteras de la Cancillería
hondureña dio a conocer un informe desmintiendo al portavoz del
Ejército de Nicaragua, Ramón Arnesto Soza, quien aseguró
la semana pasada que Honduras prepara un ataque sorpresa y que está
adquiriendo armas con un primer desembolso de un millón de dólares.
El análisis de situación hondureño subrayó:
Hemos hecho una enumeración de los inventos que constantemente
han sido lanzados por estos sectores nicaragüenses, todos falsos,
como queriendo crear una clima pre-bélico, a manera de abonar el
terreno, creando artificiosamente un estado de tensiones, fértiles
a fin de que un incidente fronterizo pueda ser utilizado como pretexto
para anular el proceso electoral en aquel país. Así
responde el gobierno de Honduras a la denuncia del comandante Ortega,
quien la semana pasada acusó a ambos gobiernos de intentar una
operación bélica para suspender las elecciones en su país,
previstas para el próximo 4 de noviembre. Está claro
que las Fuerzas Armadas de Nicaragua lo que están haciendo es detectando
e informándose de los pasos que están dando los militares
hondureños pero ¿quién está ordenando esos
movimientos? Tiene que ser el gobierno de Honduras en conexión
con el nicaragüense, había disparado Ortega.
El informe de Honduras desmiente estar en connivencia con el oficialismo
de Nicaragua y afirma que es necesario hacer públicas estas
intenciones y denunciar que esas fuerzas que conspiran contra la democracia
y la estabilidad regional, podrían lanzar un ataque para provocar
a Honduras. Y agrega: Honduras debe estar ciudadosa de que
un incidente de carácter fronterizo proveniente de Nicaragua vaya
a ser utilizado como provocación y sirva como la chispa que pueda
iniciar una cadena de acontecimientos, despegándose así
de las acusaciones sandinistas.
La semana pasada, ante la escalada del conflicto, el canciller nicaragüense
Francisco Aguirre instó a Honduras que realizará sus
elecciones presidenciales apenas 21 días después que Nicaragua
a convocar a una reunión de presidentes de Centroamérica
para resolver los conflictos militares que amenazan con desencadenar una
situación peligrosa para la región. Sin embargo,
aún no se conoció ninguna convocatoria. Quienes sí
se reunieron fueron el Comando Sur del ejército de Estados Unidos
y los comandantes de las Fuerzas Armadas y policías de Centroamérica
en la II Conferencia Anual de Seguridad en Centroamérica;
sin embargo aclararon que no abordarán temas bilaterales como los
recientes problemas entre Honduras y Nicaragua. El conflicto entre ambos
países estalló el 30 de noviembre de 1999 cuando el gobierno
hondureño ratificó un tratado de límites en el Caribe
firmado con Colombia en 1986 y que, según Nicaragua, lo despoja
de 130.000 km2 de plataforma marítima. Entonces, Nicaragua demandó
a Honduras en la Corte Internacional de Justicia de La Haya (Holanda),
la cual debe resolver el caso en un par de años y, además,
impuso un arancel del 35% a los productos hondureños que actualmente
se niega a eliminar. Las relaciones entre los dos países se deterioraron
aún más después que Nicaragua acusó a Honduras
de adquirir armamento y movilizar tropas hacia la frontera, tras lo cual
intervino lamediación de la OEA que, de todas maneras, no impide
que se agrave el conflicto.
CARTA
DE LAS FARC AL GOBIERNO
¿Todavía negociamos?
El Ejército colombiano
está desarrollando una ofensiv antiguerrillera como no se veía
desde hace mucho tiempo. Por eso, las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia (FARC) preguntaron ayer con sinceridad y con una carta si
acaso continúa el proceso de paz que ellas y el gobierno sostienen
bajo fuego desde 1998. Un funcionario de la Comisión gubernamental
de Paz dijo ayer que quizás el gobierno se pronuncie en las
próximas horas sobre la carta de las FARC y otros asuntos relacionados
con el proceso de paz.
El alto mando de las FARC cuestionó ayer al gobierno por no haber
asistido la semana anterior a un encuentro en el cual se discutiría
sobre el cese al fuego en el marco de las negociaciones de paz. Deseamos
saber con sinceridad si esta actitud corresponde a un congelamiento unilateral
de los diálogos por parte del gobierno para que tanto la opinión
pública como nosotros sepamos a qué atenernos, escribieron
los jefes de las FARC, comenzando por su número dos, Raúl
Reyes.
Pero además del plantazo del gobierno, las filas de las FARC están
soportando una ofensiva militar que el propio Ejército prometió
intensificar. Hasta ahora ha habido decenas de bajas entre las FARC y
el alto mando militar colombiano anunció su decisión de
aniquilar o lograr la rendición de más de 2000 integrantes
de las FARC que dice tener cercados en las selvas de los departamentos
de Guaviare, Guainía, Meta y Vichada. Anteayer, el presidente Andrés
Pastrana anunció en una ceremonia militar en Bogotá que
el combate contra las FARC y el ELN (Ejército de Liberación
Nacional, la segunda guerrilla del país) seguirá hasta lograr
un cese del fuego que permita plantear en otras condiciones las negociaciones
de paz.
Hace tres semanas, Pastrana había suspendido el proceso de paz
con el ELN aduciendo falta de voluntad para negociar de parte de esta
guerrilla. A su vez, este endurecimiento del gobierno colombiano está
enmarcado en la aplicación del Plan Colombia, apoyado por Estados
Unidos, y en la polémica por la conexión entre las FARC
y el IRA, la guerrilla norirlandesa, en lo que se supone que sería
el inicio de un plan de las FARC para desatar una ofensiva en las ciudades
colombianas, algo que anunció durante este año.
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