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La guerra que quieren crear para
que la elección no llegue a ser

Honduras advirtió ayer que el gobierno nicaragüense quiere un conflicto bélico que le permita cancelar las elecciones de noviembre, en que el sandinista Daniel Ortega es el candidato favorito.

Daniel Ortega saluda a sus simpatizantes durante una
recorrida por Managua, ayer.

Las tensiones entre Nicaragua y Honduras están subiendo de tono. Estas dos últimas semanas se sucedieron acusaciones entre ambos países que incluyeron sospechas de espionaje y compra de armas, afanes expansionistas y posibles ataques militares. La polémica diplomática entre ambos países por la disputa de límites marítimos –que parecía resuelta después de que el 5 de junio se firmó un convenio, con la mediación de la OEA, que establece los mecanismos de verificación de la frontera terrestre y que actualmente se practica sin problemas– tiene ahora un particular trasfondo al que se atribuye su resurgimiento: la campaña electoral de Nicaragua en la cual el candidato sandinista Daniel Ortega lidera las encuestas. Ayer, el gobierno de Honduras denunció los “inventos nicaragüenses” para provocar que “un incidente fronterizo pueda ser utilizado como pretexto para anular el proceso electoral en aquel país” y negó ser parte de la operación.
Ayer, la Comisión de Soberanía y Fronteras de la Cancillería hondureña dio a conocer un informe desmintiendo al portavoz del Ejército de Nicaragua, Ramón Arnesto Soza, quien aseguró la semana pasada que Honduras prepara un ataque sorpresa y que está adquiriendo armas con un primer desembolso de un millón de dólares. El “análisis de situación” hondureño subrayó: “Hemos hecho una enumeración de los inventos que constantemente han sido lanzados por estos sectores nicaragüenses, todos falsos, como queriendo crear una clima pre-bélico, a manera de abonar el terreno, creando artificiosamente un estado de tensiones, fértiles a fin de que un incidente fronterizo pueda ser utilizado como pretexto para anular el proceso electoral en aquel país”. Así responde el gobierno de Honduras a la denuncia del comandante Ortega, quien la semana pasada acusó a ambos gobiernos de intentar una operación bélica para suspender las elecciones en su país, previstas para el próximo 4 de noviembre. “Está claro que las Fuerzas Armadas de Nicaragua lo que están haciendo es detectando e informándose de los pasos que están dando los militares hondureños pero ¿quién está ordenando esos movimientos? Tiene que ser el gobierno de Honduras en conexión con el nicaragüense”, había disparado Ortega.
El informe de Honduras desmiente estar en connivencia con el oficialismo de Nicaragua y afirma que “es necesario hacer públicas estas intenciones y denunciar que esas fuerzas que conspiran contra la democracia y la estabilidad regional, podrían lanzar un ataque para provocar a Honduras”. Y agrega: “Honduras debe estar ciudadosa de que un incidente de carácter fronterizo proveniente de Nicaragua vaya a ser utilizado como provocación y sirva como la chispa que pueda iniciar una cadena de acontecimientos”, despegándose así de las acusaciones sandinistas.
La semana pasada, ante la escalada del conflicto, el canciller nicaragüense Francisco Aguirre instó a Honduras –que realizará sus elecciones presidenciales apenas 21 días después que Nicaragua– a convocar a una reunión de presidentes de Centroamérica para resolver los conflictos militares que amenazan con desencadenar una situación “peligrosa” para la región. Sin embargo, aún no se conoció ninguna convocatoria. Quienes sí se reunieron fueron el Comando Sur del ejército de Estados Unidos y los comandantes de las Fuerzas Armadas y policías de Centroamérica en la “II Conferencia Anual de Seguridad en Centroamérica”; sin embargo aclararon que no abordarán temas bilaterales como los recientes problemas entre Honduras y Nicaragua. El conflicto entre ambos países estalló el 30 de noviembre de 1999 cuando el gobierno hondureño ratificó un tratado de límites en el Caribe firmado con Colombia en 1986 y que, según Nicaragua, lo despoja de 130.000 km2 de plataforma marítima. Entonces, Nicaragua demandó a Honduras en la Corte Internacional de Justicia de La Haya (Holanda), la cual debe resolver el caso en un par de años y, además, impuso un arancel del 35% a los productos hondureños que actualmente se niega a eliminar. Las relaciones entre los dos países se deterioraron aún más después que Nicaragua acusó a Honduras de adquirir armamento y movilizar tropas hacia la frontera, tras lo cual intervino lamediación de la OEA que, de todas maneras, no impide que se agrave el conflicto.

 


 

CARTA DE LAS FARC AL GOBIERNO
¿Todavía negociamos?

El Ejército colombiano está desarrollando una ofensiv antiguerrillera como no se veía desde hace mucho tiempo. Por eso, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) preguntaron ayer con sinceridad y con una carta si acaso continúa el proceso de paz que ellas y el gobierno sostienen bajo fuego desde 1998. Un funcionario de la Comisión gubernamental de Paz dijo ayer que quizás el gobierno se pronuncie “en las próximas horas sobre la carta de las FARC y otros asuntos relacionados con el proceso de paz”.
El alto mando de las FARC cuestionó ayer al gobierno por no haber asistido la semana anterior a un encuentro en el cual se discutiría sobre el cese al fuego en el marco de las negociaciones de paz. “Deseamos saber con sinceridad si esta actitud corresponde a un congelamiento unilateral de los diálogos por parte del gobierno para que tanto la opinión pública como nosotros sepamos a qué atenernos”, escribieron los jefes de las FARC, comenzando por su número dos, Raúl Reyes.
Pero además del plantazo del gobierno, las filas de las FARC están soportando una ofensiva militar que el propio Ejército prometió intensificar. Hasta ahora ha habido decenas de bajas entre las FARC y el alto mando militar colombiano anunció su decisión de aniquilar o lograr la rendición de más de 2000 integrantes de las FARC que dice tener cercados en las selvas de los departamentos de Guaviare, Guainía, Meta y Vichada. Anteayer, el presidente Andrés Pastrana anunció en una ceremonia militar en Bogotá que el combate contra las FARC y el ELN (Ejército de Liberación Nacional, la segunda guerrilla del país) seguirá hasta lograr un cese del fuego que permita plantear en otras condiciones las negociaciones de paz.
Hace tres semanas, Pastrana había suspendido el proceso de paz con el ELN aduciendo falta de voluntad para negociar de parte de esta guerrilla. A su vez, este endurecimiento del gobierno colombiano está enmarcado en la aplicación del Plan Colombia, apoyado por Estados Unidos, y en la polémica por la conexión entre las FARC y el IRA, la guerrilla norirlandesa, en lo que se supone que sería el inicio de un plan de las FARC para desatar una ofensiva en las ciudades colombianas, algo que anunció durante este año.

 

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