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ESTRENOS DE LA SEMANA
�Sexto sentido�, a lo Lía Salgado

Dirigida por el experto en terror Sam Raimi, �Premonición� resulta un buen exponente del género, pero ofrece un final decepcionante.

Cate Blanchett, la medium con conciencia social de “Premonición”.
El elenco incluye a Keanu Reeves, en un atípico papel de malvado.

Por Martín Pérez

Mitad vidente, mitad psicóloga. Esa es la clase de ayuda que Anne les da a los clientes que se le acercan para que vea su futuro en las cartas. Mitad don, mitad maldición. Esas son las dos caras de la particular habilidad con la que la protagonista de Premonición –titulada originalmente The Gift, o sea “El don”– se gana la vida. Curtida pero frágil, sensible pero decidida, generosa pero trágica, Anne debe criar a sus tres hijos sólo con la ayuda de su extraño talento. Y la generosidad de sus clientes, gente de bajos recursos, que busca en sus cartas algún alivio para sus difíciles vidas.
Entre los clientes de Anne está Valerie (interpretada por Hillary Swank), una joven que es brutalmente golpeada por su marido. Cuando Anne le aconseja que lo deje de una vez, se asegura al instante un enemigo, encarnado por un feroz y atemorizante Keanu Reeves barbado. Y es en la brutal actuación de Keanu, pero principalmente en el sólido eje brindado por la protagonista Cate Blanchett, que este thriller socio-sobrenatural escrito por Billy Bob Thornton y rodado por Sam Raimi mantiene su equilibrio narrativo y emocional, hasta su decepcionante desenlace. Pero, hasta entonces, las pinceladas descriptivas de aliento costumbrista con las que Raimi y Blanchett conducen sensible y sutilmente la trama, llevándola gentilmente de un golpe de efecto a otro, no hacen más que hacerle honor al retrato social que yace detrás del don que da nombre a esta historia, al menos desde su título original.
Con un buen timming y la ayuda de la contundente presencia actoral de Blanchett, Raimi ahorra cada uno de sus golpes mientras se dedica a darle lugar a la pareja Reeves/Swank, y a la aparición de otra pareja, la de un profesor sensible y su prometida ligera de cascos, encarnados por Greg Kinnear y Katie Holmes, respectivamente. A ellos se le suma el desequilibrado de todo film de Thornton –interpretado por el habitual tartamudeo de Giovanni Ribisi, que debería ya estar para otras cosas– y la intrincada trama de Premonición se irá hilvanando con amenazas y premoniciones varias, un cadáver y hasta un juicio con las pruebas bien a la vista.
Suerte de Sexto sentido, pero protagonizado por un personaje que bien podría sentarse en el panel de Lía Salgado, semejante recorrido es muy bien llevado por Raimi –con algunos sustos muy bien repartidos– hasta el último de los giros de su trama. Allí el gótico sureño rizará el rizo, y cuando uno de los protagonistas se queje en voz alta porque la historia no ha terminado, tal vez en la platea haya quienes hagan el mismo reproche. Pero a pesar de esa excesiva cocción, que hace que la receta de sensibilidad sin lugar para el cinismo de este Raimi tan social termine fuera de punto, Premonición hace buen honor a su género, lleno de escalofríos, pero a la vez sin escaparle al entorno social. Y a esa pizca de humanidad que permite que a ese género no sólo lo disfruten los entendidos.

PUNTOS

 


 

“BRILLO DE LUNA”, UNA ABSOLUTA RAREZA
El cine de Tadjikistán

Por Luciano Monteagudo

Actualmente un Estado independiente del Asia central, Tadjikistán es una de la ex repúblicas soviéticas, lindante con Afganistán, Uzbekistán, Kirguistán y la República Popular China. De esa región proviene el director Bakhtiyar Khudojnazarov, un graduado de la escuela de cine de Moscú radicado en Europa occidental, que volvió a su tierra para rodar Brillo de luna, su tercer largo. Si algo es evidente desde el comienzo es la intención de Khudojnazarov de dotar a sus imágenes de un exótico color local, de lo que se supone un espectador ajeno espera encontrar en un film proveniente de una zona remota y desconocida. Para facilitarse la tarea, lo primero que hace Brillo... es acudir a la coartada de la fábula, donde todo es posible. Una muchacha de 17 años, que ambiciona ser actriz y vive en una aldea con su padre y su hermano, queda embarazada una noche, cuando vuelve de una representación teatral. La seduce una voz, una sombra, unas caricias que pueden ser las del viento, pero a partir de allí la chica no dejará de buscar al padre de su hijo... que se toma la molestia de narrar los acontecimientos desde el seno materno.
Si el director Aktán Abdykalykov, de Kirguistán, tenía como modelo de El hijo adoptivo el rigor y el despojamiento del cine iraní, en Brillo... el camino a seguir es el del realismo mágico balcánico de Emir Kusturica, con sus excesos y desbordes. Da la impresión de que todas las imágenes están compelidas a llamar la atención, ya sea por la angulación de la cámara o simplemente por el capricho de hacer atravesar regularmente la pantalla a un rumoroso avión que sobrevuela toda la historia a baja altura. Los ocasionales destellos de estas imágenes no ocultan la impostura del proyecto.

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