Por Fernando DAddario
Pablo Tozzi se fue a vivir
la semana pasada a Barcelona, y se llevó debajo del brazo su flamante
cd solista, Ceremonias adentro. El (ahora ex) contrabajista de El Terceto
minimiza el costado nostálgico que se desprende de la situación,
y prefiere encomendarse a la sensación de incertidumbre que implica
todo viaje y, por qué no, todo primer disco. Me voy a ver
qué pasa, le dijo a Página/12 antes de viajar. En
España no tiene perspectivas de trabajo seguro, pero en su decisión
de irse pesó la experiencia de unos cuantos colegas que viajaron
así, como él, y les está yendo bien. Según
parece, un buen músico argentino siempre es requerido en España.
Tozzi dice que, a falta de Fútbol de Primera espera
ver a Saviola y, en un futuro mediato, a Riquelme. Y que en su exilio
voluntario no hay quejas. De qué me puedo quejar yo, si veo
cómo está el resto de la gente. No me voy envenenado, ni
pienso otro argentino que se va. Pero estaría bueno
que este país funcionara aunque sea un poquito, ¿no?.
Ceremonias adentro sí funciona, más allá de la respuesta
comercial que pueda tener. Es un disco que tiene una concepción
muy definida: se trata de duetos, diálogos entre el contrabajo
y otro instrumento, que puede ser la voz. Invitó para ello a distintos
músicos. Un disco solo de contrabajo no tenía sentido,
y si hacía otro terceto o un cuarteto, se iba a diluir. El dúo
me pareció una opción interesante. Es un formato que te
da una intimidad y al mismo tiempo una variedad del carajo, explica
el músico, que se despidió de El Terceto con un emotivo
recital en Notorious.
El repertorio, muy cuidado por un tratamiento instrumental que priorizó
la sobriedad y el buen gusto, incluye clásicos de la canción
popular argentina y latinoamericana. La Milonga del fusilado
es uno de ellos. Un tema fuerte, recitado por una Madre de Plaza de Mayo,
Línea Fundadora. Es que no lo podía recitar yo. Necesitaba
alguien que tuviera el peso necesario para decir esas palabras,
señala. El compromiso político no abunda en el ambiente
jazzero, pero El Terceto siempre mostró una preocupación
por el tema, empezando por Norberto Minichilo. Tozzi viene de aquella
canción comprometida: En mi adolescencia escuchaba los discos
de Viglietti, Los Olimareños, todo eso. Después descubrí
la música instrumental, improvisada, jazz, por decirlo de algún
modo. Y luego El Terceto. Este cd es producto de todo eso. Traté
de que hubiera coherencia en lo ideológico, pero sumado a un interés
por la música, porque muchas de las canciones que me gustaban,
con la onda latinoamericana, ponían mucho peso en las letras y
no tanto en lo interpretativo.
No es común que un contrabajista saque un disco solista.
Es verdad, casi no hay discos de contrabajistas. Por eso traté
de sacarle el jugo al instrumento, y no quería que saliera algo
aburrido. Quería poder ir a Santiago del Estero el día de
mañana y no tener que estar temblando esperando el veredicto...
¿Siempre tocó el contrabajo?
No, de adolescente tocaba el bajo. Era la época en que todos
estaban fascinados con Jaco Pastorius. Tiene un poco esa cosa de héroe,
se pueden tocar muchas notas, ser muy rápido. Pero para mí
no pesa como el contrabajo. Yo siempre vi en el contrabajo
algo así como una visión más madura de la música.
Y menos cómoda...
Sí... Es un instrumento extraño. Es casi cómico,
por lo atípico, por su tamaño. En la casa molesta, es un
trastorno para llevarlo a cualquier lado. Ahora para viajar, si quería
comprarle un estuche, me salía 3 mil dólares. Una locura.
Pero bueno, es así: en la banda, los guitarristas se llevan a las
minitas y los contrabajistas se van con su instrumento.
¿Qué le pasó por la cabeza en el último
show con El Terceto?
Lo que viví en Notorious fue muy fuerte. Y también
viene bien vivir esas cosas, porque es como que te sacuden. Hace 12 años
que toco con Hernán (Merlo) y 6 o 7 con el viejo (Minichilo), que
es un fenómeno, yaunque era súper creativo todo lo que veníamos
haciendo con el trío, a veces es necesario cambiar un poco. No
es casual que me esté yendo, ni que tenga un disco flamante para
llevarme. Y si tengo que volver a Buenos Aires, vuelvo, está todo
bien.
EL
REGRESO DE LA COMPAÑÍA TANGO X 2
Ahora, en Buenos Aires
La compañía Tango
x 2, dirigida por el bailarín Miguel Angel Zotto, vuelve a Buenos
Aires luego de haber girado por Europa. El espectáculo, denominado
Una noche de tango, se presentará a partir del 6 de
setiembre, de miércoles a domingo, en el Teatro Astral. Tiene la
particularidad de recrear la estética y el espíritu de la
danza tanguera en dos de sus ámbitos emblemáticos: la milonga
y el cabaret de lujo. Participan cinco parejas de bailarines, una orquesta
y dos cantantes, Ricardo Marín y Cecilia Casado. Durante tres meses,
Tango x 2 realizó actuaciones en Roma, Bologna, Florencia y Milán,
ciudades donde el baile porteño por excelencia viene manifestando
un notorio crecimiento. Luego, la compañía se presentó
por cuatro semanas en el Peacock Theatre de Londres y actuó en
festivales veraniegos en Manchester, Innsbruck, Verona y Evian. En Buenos
Aires tienen previsto concretar una temporada de presentaciones que abarcará
seis semanas. Por otra parte, Zotto está trabajando en una nueva
versión de María de Buenos Aires, la operita de Astor Piazzolla
y Horacio Ferrer. El trabajo será estrenado en la Opera de Ravena
y Bologna en la próxima temporada, con dirección de Pablo
Ziegler.
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