Por Eduardo Videla
Por primera vez, una ciudad
argentina consigue que la mortalidad infantil sea inferior a los dos dígitos.
Es el caso de la ciudad de Buenos Aires, donde en 2000 fallecieron 9 de
cada mil niños antes de cumplir el año de vida. La cifra
representa un descenso del 12 por ciento en la tasa, que en 1999 había
sido del 10,34 por mil. Los datos, recogidos por la Dirección General
de Estadísticas y Censos porteña, revelan las desigualdades
dentro de los límites de la ciudad: mientras que en un sector de
Belgrano y Palermo la mortalidad es del 3,88 por mil, en una franja de
Barracas, Parque Patricios y San Cristóbal llega al 13,11 por mil.
Pese a eso, fue en la zona sur donde el descenso de la mortalidad fue
mayor.
La mortalidad infantil está bajando en la Argentina, es una
tendencia, pero en la ciudad hemos llegado a la mitad del promedio nacional,
dijo a Página/12 el secretario de Salud porteño, Aldo Neri.
Las últimas estadísticas disponibles a nivel nacional, correspondiente
a 1999, la tasa en todo el país es del 17,6 por mil.
La tasa de mortalidad infantil registra los casos de niños fallecidos
antes de cumplir el año de vida, por cada mil nacidos. La situación
más crítica se da en los barrios del sur de la ciudad: desde
La Boca y Barracas hasta Lugano y Villa Soldati, las tasas son consideradas
altas, por encima del 10 por mil. (ver gráfico) En el resto de
los barrios se considera que la tasa es media (entre 7 y 10 por mil),
salvo en la mencionada franja de Belgrano, Palermo y Colegiales, donde
es inferior al 7 por mil.
Pero así como el sur es la zona más desfavorecida, es también
donde se registró el descenso de la mortalidad con más fuerza.
De acuerdo con los datos a los que tuvo acceso Página/12, comparando
las cifras de cada Centro de Gestión y Participación, la
mejora más notable se registró en el área del CGP
5 (Parque Chacabuco, Flores y Pompeya) donde en 1999 la mortalidad era
de 17,35 por mil y bajo al 9,15. En el CGP 4 (Parque Patricios, Pompeya,
Barracas y San Cristóbal) hubo un descenso del 16,38 al 13,11 y
en el CGP 8 (Villa Lugano) de 14,65 a 11,88.
Por el contrario, la situación empeoró en el CGP 6 (Almagro,
Boedo y Caballito), donde la mortalidad creció de 6,07 a 9,12,
y en el CGP 13 (parte de Belgrano y Núñez) donde subió
de 3,56 a 7,06. En menor medida, también aumentó en el CGP
2 Sur (Balvanera), en el CGP 3 (Boca y Barracas) y en el CGP 9 (Mataderos
y Liniers).
El descenso se da por muchos factores, no solo por el nivel de ingresos
sino por el nivel de educación de las madres, que va creciendo,
y por la buena cobertura en atención primaria de la salud, que
contempla el control de los embarazos y de los recién nacidos,
dijo Neri a este diario.
Por su parte, el director de Atención Primaria de la Salud de la
ciudad, Gabriel Muntaabski, destacó el énfasis que se pone
en la zona sur, donde funciona el 70 por ciento de los Centros de Salud
de la ciudad.
La tasa de mortalidad infantil es la sumatoria de dos subgrupos: la mortalidad
neonatal, que es la que se produce antes del mes de vida y por lo general
se origina en patologías congénitas, más difíciles
de prevenir; y la mortalidad posneonatal, la que se registra entre el
mes y el año de vida, donde prevalecen las enfermedades como infecciones
y diarreas, en las que intervienen factores ambientales, más fáciles
de prevenir.
La mortalidad infantil en la ciudad viene bajando en forma sostenida:
en 1996 era del 14,33 por mil y en 1998, del 12,65 por mil.
Según la Sociedad Argentina de pediatría, en la Argentina
mueren anualmente 11.000 chicos menores de un año. En un 60 por
ciento de los casos, sostiene la SAP, son causas evitables. Si bien la
mortalidad infantil en la Argentina ha bajado desde 1960 un 69 por ciento,
el ritmo es mucho menor que el registrado en Chile, donde el descenso
en el mismo período fue del 90 por ciento. Los casos más
graves se registran en las provincias del norte del país, donde
las tasas llegan al 30 por mil. En Chaco, un programa de educación
sanitaria y salud reproductiva, impulsado por la gobernación junto
a Unicef, logró reducir la mortalidad del 32,5 al 21,6 entre 1995
y 2000.
SALUD
SUSPENDIO LA MEDIDA PARA LOS CONCURRENTES
Los médicos zafan del seguro
Tras la masiva protesta realizada
ayer en la Secretaría de Salud porteña por médicos
y profesionales que se desempeñan ad honorem en los hospitales
públicos de la ciudad, en contra de la norma que los obliga a contratar
un seguro por mala praxis y pagarlo de su bolsillo, el secretario de Salud
Aldo Neri decidió suspender provisoriamente la vigencia de
la medida, hasta tanto se analicen otros posibles métodos de financiamiento
del seguro, según indicó ayer el funcionario a Página/12.
En su edición del jueves último, este diario dio cuenta
de la situación que atraviesan los 4000 concurrentes que se desempeñan
en el sistema de salud de Buenos Aires: por disposición de un decreto
firmado en 1998 por el entonces secretario de Salud porteño, Héctor
Lombardo, y reflotado durante la gestión de Neri, estos profesionales
se vieron obligados a contratar una póliza por mala praxis, bajo
la amenaza de no poder seguir trabajando.
De hecho, el director del hospital Alvear había prohibido a los
concurrentes seguir firmando la asistencia. Se veían ante una peculiar
situación: o pagaban para trabajar o abandonaban el cargo.
Lo que ocurre es que el sistema de concurrencia se distorsionó:
en un principio estaba pautado como un método de aprendizaje para
estos nuevos profesionales, pero con el aumento de la cantidad de gente
que utiliza el sistema de salud público porteño, los concurrentes
terminaron trabajando a la par del resto de los médicos,
señaló Neri. Esa equidad en las tareas justifica, para el
secretario de Salud, la existencia de un seguro de mala praxis: No
es un disparate, todos los médicos lo tienen; hay que buscar otra
forma de financiar las pólizas, explicó el funcionario.
El problema radica en que los concurrentes trabajan ad honorem, por lo
que la plata saldría de sus bolsillos; a los médicos, en
cambio, el seguro se los paga el gobierno de la ciudad.
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