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Anticipos de la guerra que sigue al Plan Colombia

El ejército colombiano inició ayer
una nueva ofensiva contra las FARC. Detuvieron a otro irlandés, luego del escándalo IRA-FARC. Y el ELN lanzó una ola de bombas sobre Medellín.

Soldados colombianos
cargan a un guerrillero muerto.
Ayer comenzó la mayor de una serie
de ofensivas lanzadas esta semana.

Por Martin Hodgson *
Desde Bogotá

Miles de tropas colombianas volaron hacia la selva del este del país para hallar y destruir una columna de 1500 guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Esta parece ser la última en una serie de ofensivas militares que coinciden con informaciones provenientes de Washington, que indican una impaciencia creciente de la Casa Blanca con el presidente colombiano Andrés Pastrana y sus intenciones de llegar a un acuerdo de paz con las FARC. La operación, que comenzó pocos días antes de la llegada de una misión diplomática norteamericana a Bogotá, muestra la confianza y capacidad creciente del ejército colombiano, que se sostiene en los helicópteros y la ayuda extramilitar aportada por Estados Unidos. Por otro lado, las autoridades colombianas anunciaron la detención de otro ciudadano irlandés que estuvo en la zona desmilitarizada que controlan las FARC. Hace dos semanas, tres integrantes del IRA norirlandés fueron detenidos y acusados de colaborar con la principal guerrilla del país. La que le sigue en importancia, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), lanzó una ola de nueve bombas pequeñas sobre Medellín y puso un coche bomba en el pueblo de Marinilla. El saldo es de un muerto y 25 heridos.
Los helicópteros dejaron a los 6000 soldados a lo largo del río que divide los departamentos de Guaviare y Meta. El objetivo es impedir a la columna de las FARC su llegada a la zona desmilitarizada que el gobierno de Pastrana cedió a la guerrilla en las conversaciones de paz de 1998. “Esto terminará en una rendición masiva de la guerrilla, si es que antes no nos traemos a sus efectivos en bolsas de cadáveres”, dijo el jefe de la Fuerza de Despliegue Rápido (FUDRA), general Carlos Fracica. “Dejaremos la región recién cuando todos los rebeldes sean aniquilados”, agregó. La columna de las FARC salió de la zona desmilitarizada el mes pasado, y sus objetivos eran ciudades y bases militares alrededor de la frontera con Venezuela. El 10 de agosto, la columna atacó el pueblo de La Cooperativa, destruyendo docenas de casas con morteros de cilindros de gas. Pero dos días después el ejército colombiano respondió con una de sus mayores operaciones militares en años. Después de dos semanas de duros enfrentamientos, la columna de las FARC se habría dividido en unidades pequeñas para poder volver a refugio seguro. Los desertores dicen que recibieron varias heridas al atravesar la selva, y que además estaban con pocas municiones y víveres. El ejército lanzó volantes por la región llamándolos a rendirse. A principios de esta semana, 1000 guerrilleros salieron de la llamada “zona de distensión” para cubrir la retirada de esta columna, pero fueron interceptados por helicópteros artillados equipados con equipos de visión nocturna.
El miércoles próximo, funcionarios de alto rango del Departamento de Estado llegarán a Bogotá, en la primera misión diplomática a Colombia desde que el presidente George Bush asumió el poder, en enero pasado. Aparentemente, Washington se están poniendo impaciente respecto del uso militar que hacen las FARC de la zona de distensión. Funcionarios colombianos y norteamericanos dicen que las conversaciones de paz están prácticamente suspendidas y que las FARC están utilizando esta zona para entrenar terroristas, encerrar a las personas secuestradas y lanzar ofensivas militares. Los norteamericanos quedaron especialmente ofuscados cuando la semana pasada tres supuestos integrantes del IRA norirlandés fueron detenidos, acusados de entrenar a las FARC en operaciones de guerrilla urbana y fabricación de bombas.
Las conversaciones del gobierno con la segunda guerrilla del país, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), habían sido suspendidas a principios de este mes. El diario New York Times citó a un alto funcionario de la Casa Blanca diciendo que “no hay razón para creer” que habrá algún acuerdo sustancial con alguna de las dos guerrillas en un futuro cercano. Crecen las especulaciones de que Washington estápresionando a Pastrana, quien en un año abandonará el poder, para que adopte una posición más dura frente a las guerrillas.
La administración Clinton aprobó el año pasado una ayuda para Colombia, básicamente militar, de mil millones de dólares, con la condición de que sea utilizada estrictamente en la lucha antinarcóticos y no en contrainsurgencia. Ninguna de las tropas entrenadas bajo el régimen del Plan Colombia están implicadas en la ofensiva actual, y funcionarios norteamericanos han insistido en que los helicópteros Black Hawk que se están utilizando fueron comprados por Colombia, no incluidos en los helicópteros que Estados Unidos debe donar según el Plan Colombia. Sin embargo, un funcionario de alto rango del Departamento de Defensa planteó dudas respecto del foco puesto en la lucha antidrogas. “Pienso que nosotros, como país, no estamos seguros hacia dónde estamos apuntando”, dijo el secretario adjunto de Defensa, Peter Rodman, quien agregó que hay preocupación por la posibilidad de que Estados Unidos esté entrando en un conflicto cada vez más profundo.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

 


 

ENCUENTRO EN GUATEMALA
Sandinismo y Somoza Jr.

Hace veinte años hubiese sido impensable, pero corren tiempos de reconciliación. El candidato a vicepresidente de Nicaragua por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el socialcristiano Agustín Jarquín, ofreció “concordia” y “perdón” a Anastasio Somoza Portocarrero, hijo del dictador Anastasio Somoza Debayle, derrocado por la revolución de 1979.
Jarquín reveló a una radio local que viajó días atrás a Guatemala, donde radica Somoza hijo, y se entrevistó con él para hablar en términos de “reconciliación nacional” en caso de un triunfo sandinista el próximo 4 de noviembre. “Fue un encuentro semicasual”, explicó Jarquín. Somoza Portocarrero, conocido en Nicaragua como “el Chigüín” (hijo menor), fue el jefe de la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI), cuerpo de elite de adiestramiento militar al que se acusó de múltiples crímenes durante el régimen militar de su padre. Mientras tanto, un sondeo divulgado ayer por la firma costarricense Borge & Asociados ubicó a Daniel Ortega –quien venía liderando las encuestas– en segundo lugar, detrás del candidato liberal Enrique Bolaños.

 

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