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Cuando la guerra de Medio Oriente
se empieza a librar en Sudáfrica

El sionismo y las indemnizaciones por esclavitud a los negros dividen a una conferencia sobre racismo antes de que comience.

Blanco: �Hemos sido muy claros en el sentido de que no enviaremos a ningún representante si (la con-ferencia) tiene por blanco a Israel�, dijo Bush.

Jonathan Sacks, rabino inglés.
Una eminencia que se retira.

El conflicto de Medio Oriente amenaza con copar la Conferencia Mundial contra el Racismo que tendrá lugar este fin de mes en Durban, Sudáfrica. Estados Unidos amenazó con boicotearla si se convierte en un foro antiisraelí. Más precisamente, fue George W. Bush quien no dudó en anunciar que su país no asistiría si el encuentro se utiliza para aislar a Israel: “nuestro aliado y amigo”. También el principal rabino de Gran Bretaña, Jonathan Sacks, anunció ayer públicamente que suspendió su viaje a Sudáfrica pues la Conferencia “corre el riesgo de ser utilizada como parte de un intento internacional de deslegitimizar las aspiraciones nacionales del pueblo judío”. Al mismo tiempo, un abanico de grupos pro-palestinos convocan a manifestaciones en contra de Israel, país al que acusan de preservar el apartheid al no admitir que se igualen los términos racismo y sionismo.
“Hemos sido muy claros en el sentido de que no enviaremos a ningún representante si (la conferencia) tiene por blanco a Israel, y si se continúa identificando sionismo con racismo”, declaró Bush desde el rancho donde pasa sus vacaciones de verano. Washington se opone a dos cosas: primero, a que se apruebe un proyecto de resolución de los países árabes que asimila al sionismo con el racismo y, segundo, a los pedidos africanos de indemnizaciones para los descendientes de las víctimas de la esclavitud y el colonialismo. Tanto la administración Bush como la Unión Europea han expresado su oposición a la iniciativa de que se indemnice a los descendientes africanos de las víctimas de la esclavitud y se emita una condena general al colonialismo, tal como lo reclaman más de 40 organizaciones no gubernamentales (ONGs) africanas.
A su vez, el rabino británico Sacks, quien debería participar en la Conferencia como miembro del Grupo de Personas Eminentes, que preside Nelson Mandela y que tiene por objetivo dar mayor peso moral al evento, dijo que no estaba dispuesto a dar apoyo moral a la Conferencia “hasta que la ecuación de sionismo con racismo, la denigración del Holocausto y la condenación de Israel sean sacadas del borrador” de la declaración. El director general del Ministerio de Relaciones Exteriores de Sudáfrica, Sipho Pityana –quien encabezó la última ronda de negociaciones en Ginebra– intentó aplacar la situación y dijo que “las posiciones rígidas de alguno de los participantes claves fueron erosionadas durante la tercera revisión del comité preparatorio y se logró un acuerdo amplio de sacar la referencia que igualaba el sionismo al racismo del texto”.
Sin embargo, diversos grupos pro-Palestina han empezado a organizar actos a lo largo de Sudáfrica en contra de Israel. El Consejo Judicial Musulmán (CJM), una de las entidades que agrupa el mayor número de musulmanes en Sudáfrica, movilizó este último martes en Ciudad del Cabo a más de 15.000 seguidores en una marcha convocada para exigir que el gobierno de Sudáfrica rompa relaciones diplomáticas con Israel y se declare en apoyo de una Palestina libre. “Las Naciones Unidas y los Estados Unidos quieren preservar el apartheid en Israel al decir que el sionismo no es igual a racismo. Pero nosotros en Sudáfrica sabemos más. Nosotros hemos experimentado más de medio siglo de racismo bajo el apartheid”, dijo el presidente del CJM, Sheik Ebrahim Gabriel. Durante la semana que pasó, los países de la Liga Arabe realizaron múltiples seminarios para extender esta posición. Entre tanto, la portavoz del Consejo Judío de Sudáfrica, Rachel Shapiro, dijo que las marchas son “irresponsables” y que el CJM está ensanchando las diferencias entre judíos y musulmanes en Sudáfrica.

 

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