Por Suzanne Goldenberg
*
Desde
Hebrón, Cisjordania
Horas después de que
el ejército israelí volara dos de sus escondites, los francotiradores
palestinos estaban ayer de vuelta en la estratégica colina de Abu
Sneineh, con sus rifles listos para la próxima ronda de batallas
nocturnas que han convulsionado a la ciudad. El asalto militar nocturno
a la colina, el paraíso de un francotirador debido a su vista panorámica
del enclave judío, marcó la primera entrada de Israel en
una ciudad que es una caldera del levantamiento palestino, aunque sus
tanques ahora entran y salen rutinariamente de zonas bajo control palestino
en Cisjordania y Gaza. Mientras tres helicópteros daban vueltas
sobre el lugar, proveyendo cobertura contra el fuego de ametralladoras,
un convoy de vehículos blindados trepaba el densamente poblado
barrio palestino hasta la cornisa, llenando las paredes de las casas de
impactos de bala y volando con dinamita dos casas abandonadas antes de
retirarse tres horas después. Un israelí y tres palestinos
fueron heridos en el intercambio de fuego.
El ejército israelí lanzó el ataque después
de que dos hermanos fueran heridos por fuego de francotiradores mientras
estaban sentados en el balcón de su hogar en el asentamiento judío.
Ejecutamos una operación limitada para resolver un problema
específico y mostrar que no tenemos ningún inconveniente
en subir ahí arriba cuando hay un problema que es insufrible,
dijo ayer a Radio Israel el general Moshe Yaalon, subjefe de Estado Mayor
del Ejército. El ejército calificó la operación
como un éxito. Sin embargo, los palestinos que viven en la colina
y los 400 judíos que viven en el enclave inferior no se hacen ilusiones.
Al principio, los colonos judíos celebraron la operación,
lanzando disparos al aire y publicando en Internet fotos de las casas
destruidas. Pero ayer por la tarde reiteraron su demanda de que el ejército
reconquiste la colina de Abu Sneineh en forma definitiva. Derrumbar
dos casas es lindo como un acto simbólico, pero, pero si me preguntás
si esto va a parar los disparos, te digo que no, dice David Wilder,
portavoz de los colonos. Y ninguno de los palestinos que volvieron ayer
para trepar sobre las ruinas de las dos casas cree que los disparos cesarán
mientras los colonos permanezcan en medio de ellos.
Hebrón fue cedida al control palestino en 1997, excepto por el
enclave judío que se encuentra en su núcleo, considerado
como el más extremista en Cisjordania. Sus líderes han convertido
a Abu Sneineh en un potente símbolo, demandando repetidas veces
que el ejército reconquiste las colinas. Por lo que ya son meses,
los residentes de Abu Sneineh han vivido en una virtual galería
de tiro al blanco, entrampados entre los francotiradores y los tanques
israelíes que atacan la zona de una prominencia cercana.
Ghalib Mahideen Mitheb es el vecino más cercano a las dos casas
destruidas por las fuerzas israelíes. Varias de las otras familias
en la zona han dejado el lugar hace tiempo. ¿Cree que el asalto
nocturno terminará con las batallas armadas?. Nunca
van a terminar dice. Los francotiradores seguirán combatiendo,
y así lo harán también los israelíes. Ahora
que derrumbaron las casas, los francotiradores bajarán la colina
y encontrarán otra posición desde donde hacer fuego.
* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
EL
ODIO A LOS PALESTINOS SE REFLEJA EN LAS ESCUELAS
El fin de la infancia israelí
Por Daniel Amado
Desde
Jerusalén
El odio entre israelíes
y palestinos es cada vez mayor, pero es espeluznante cuando se descubre
la profundidad que alcanza en los niños, según refleja una
investigación que dio a conocer ayer el diario Maariv de Israel.
En el marco de esa investigación, que hizo un israelí con
vistas a su doctorado en Psicología Social, se pidió a 84
niños de Israel en edad escolar, que viven en diversas ciudades,
en kibutz o en asentamientos judíos de Cisjordania
y Gaza, que escriban una carta a un palestino imaginario de su misma edad,
y que del otro lado de la hoja lo dibujen, y, como dice el propio diario,
cuando se ven los resultados dan ganas de llorar.
En una de las cartas, un niño israelí escribe: Asqueroso
Mohamed, hola; quiero desearte que te mueras. Y otro: Estúpidos
árabes, hola; queremos que se mueran y que no vivan eternamente.
Y una tercera: ¡Hola, qué imbécil que sos! Dejá
de tirarnos piedras o Sharón los va a matar a todos ustedes en
sus aldeas. Más vale que se cuiden de lo que hacen. Ya me escucharon;
estoy furiosa, caraduras. El autor de la investigación, Asi
Sharabi, un ex oficial de la unidad de lucha antiterrorista del Ejército
de Israel que estudia en la London School of Economics y estos días
se encuentra en su país, quiso saber cómo afrontan los niños
israelíes la actual situación de casi 11 meses de enfrentamientos
armados con los palestinos. Y cuenta que el resultado fue sorprendente,
no sólo por la profundidad del odio, sino también
por el hecho de que la ansiada paz, de la que todos hablan, está
vacía de contenido. El investigador, que reconoció
que cuando estaba en el ejército israelí era un insensible,
afirma que el miedo y el odio a los árabes no es genético.
Sharabi recuerda también que un niño de una ciudad israelí
dijo: Hay una cosa de los palestinos que no entiendo, ¿por
qué son tan negros y feos?, ¿por qué huelen mal y
llevan ropas que parecen harapos? Si yo viera a un palestino por la calle,
enseguida me daría cuenta de que es palestino porque olería
mal.
De la investigación se desprende que los niños de las ciudades
israelíes son los que sienten más odio hacia los palestinos,
los de los asentamientos judíos se aferran más a explicaciones
políticas o ideológicas, y los de los kibutz
muestran apertura al diálogo.
Cuando ves que niños pequeños, de tu propio país,
están tan empapados de odio, te volvés loco, comenta
Sharabi. Cuando les pedí a los escolares israelíes
que escribieran una carta a niños palestinos de su edad, y que
después lo dibujaran del otro lado de la hoja, la primera pregunta
que hicieron, enseguida, fue ¿tenemos que dibujar a un árabe
bueno o a un árabe malo?, y la segunda fue si ¿se
pueden utilizar insultos y malas palabras?.
Otro escolar israelí escribió en su carta a un niño
palestino: Aquí no hay mariposas, sólo intifada.
Ustedes de verdad, de verdad, de verdad aman las guerras. Eso se llama
odio entre hermanos puesto que todos somos seres humanos, y para mí
vos no tenés ninguna importancia. Bárbaros, estúpidos,
subnormales; nosotros los vamos a bombardear hasta que no les queden fuerzas.
Ustedes están contentos de los atentados que hacen, de nuestros
muertos. Bueno, no hay ningún problema. Los vamos a bombardear;
ustedes lo pidieron porque nosotros les propusimos mucho más
(se supone que en las fracasadas negociaciones de paz).
El investigador de Psicología Social preguntó a niños
de un asentamiento judío de Cisjordania por qué los palestinos
actúan de la manera en que lo hacen. Y cuenta que en la habitación
se hizo un gran silencio, y luego una de las niñas presentes
contestó: De verdad que no lo sé; pienso que es porque
quieren llamar la atención. Es como el niño malo de la clase
quetodo el tiempo molesta a los demás niños porque quiere
que le hagan caso. Los palestinos son exactamente iguales.
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