Por Felipe Yapur
El reportero gráfico
le pide que se ubique en la puerta del Congreso por donde salen los diputados.
Un policía hace un ademán como para frenarlo pero el candidato
se le adelanta y con firmeza le dice un momento. El policía
se detiene, no entiende. Me sacan una foto y me voy, insiste
el candidato. El empleado de seguridad de la Cámara baja, sonríe
y pregunta quién es. Sin perder tiempo, el aspirante a senador
posa, erguido, serio, pero algo lo distrae. Alza los brazos y grita: ¡Qué
hacés hermano!, y se funde en un abrazo con una persona que
pasaba por allí. ¿Sabes quién es?, le
dice a Página/12 Jorge Barracchia, el flamante candidato a senador
bonaerense de Elisa Carrió. No espera la respuesta y cuenta que
se trata de un buen hombre que alguna vez hizo política
equivocadamente en el partido de Aldo Rico. Luego, ya sentado
en un bar, los saludos continúan. Se acercan amigos pero también
algunos vivillos, como él los llama. Cuando habla de
su gestión se le iluminan los ojos. Hace doce años que conduce
la intendencia de Trenque Lauquen. La primera vez, en 1987, ganó
de la mano de Raúl Alfonsín por apenas 12 votos. Después
fue más fácil, en el 99 renovó su mandato por
tercera vez con el 74 por ciento de los sufragios. Ahora, su ingreso al
ARI le valió la expulsión de la UCR pero no se arrepiente:
Yo no cambié. Ellos lo prefieren a Cavallo, señala.
Octubre lo encontrará enfrentando a quien fuera su jefe político,
Alfonsín, de quien dice tener un gran respeto, lo reconoce como
un maestro pero afirma que es un ideólogo brillante que dejó
de actuar como pensaba.
Uno de los méritos que le adjudican tanto amigos como adversarios
es su gestión como intendente que, a pesar de los tiempos de privatizaciones
y libre mercado, priorizó el rol del Estado. ¿Por qué?
Es una cuestión de convicciones. A mí me tocó
competir en la época de Eduardo Angeloz que pregonaba las privatizaciones.
Pero nosotros pensábamos diferente y cuando asumimos no cambiamos.
Siempre pensé que el Estado puede ser un buen prestador, que la
eficiencia no es patrimonio del sector privado.
¿Y cómo logró imponer su criterio?
En primer lugar, siempre creímos que tiene que haber un ida
y vuelta con la gente. Ellos nos pedían algo y nosotros, en la
medida de nuestras posibilidades, los complacíamos. También
le pedimos algún sacrificio, como el adelanto del pago de un impuesto,
pero la diferencia está en que siempre cumplimos con lo prometido.
Esto nos generó una dinámica. Empezamos a avanzar sobre
los servicios. Primero compramos energía, y ahora brindamos alumbrado
público. Nos dedicamos a finalizar las obras de potabilización
de agua y la instalación de cloacas, y quedamos como prestadores
de este servicio. También avanzamos en las obras de gas natural.
Pero acá nos ganaron.
¿Por qué?
Porque justo que terminamos la instalación, el gobierno de
Carlos Menem privatiza Gas del Estado y nos quitan el control del servicio.
Pero nos avivamos con las otras dos ciudades del municipio. Los trabajos
los hicimos a través de una ley provincial que nos permitió
hacer una cooperativa del municipio y transformarnos en prestadores. Pero
la pelea continúa. La ley de privatizaciones dice que sólo
pueden prestar el servicio entidades con fines de lucro. Y el municipio
no lo es. El Enargas nos reclama el servicio. Yo me resisto y les digo
que en todo caso nos expropien.
Para los liberales usted es un hueso duro de roer.
(Se encoje de hombros) Puede ser. Pero con los años nos fue
bien, evolucionamos y pudimos hacer viviendas. Llegamos a pelear en otros
municipios la posibilidad de inscribirnos en licitaciones para hacercloacas.
No nos permitieron porque los préstamos del BID exigen que sean
empresas las que compitan.
¿Entonces, el Estado eficiente no puede participar?
No porque no estamos inscriptos en el Registro de Comercio.
En este momento de la charla, una mujer interrumpe. Le quiere presentar
a un diputado radical. Barracchia se acomoda los lentes, aprovecha para
endulzar su café. Le pide unos minutos y le advierte: Mire
que me expulsaron del radicalismo por sumarme a Lilita Carrió.
La mujer sonríe, le dice que no importa y espera.
¿Entonces usted nunca tomó un crédito del BID?
No. Porque estos se pagan después con la coparticipación.
Es por eso que la mayoría de los municipios tiene sus cajas en
rojo.
¿Esta eficiencia no le generó conflicto con el gobierno
provincial?
Con Eduardo Duhalde no. Tal vez sí con sus ministros. Con
Carlos Ruckauf tampoco. Nos aceptó que construyéramos tres
escuelas y la Dirección Provincial de Vialidad, por ejemplo, contrató
al municipio para reparar caminos. Hemos modificado el criterio de gestión
lo que nos permitió tener ahorros, aguantar esta época de
crisis y pagar los sueldos y aguinaldos en tiempo y forma.
Por lo que usted dice, su gestión se dedicó a mejorar
la calidad de vida de los habitantes del municipio.
Esto es fundamental. Y la calidad de vida no sólo es buena
iluminación y caminos pavimentados. También incluye la recolección
de residuos y su tratamiento. Fue así que a través de nuestra
planta de reciclaje hemos construido, a partir del plástico en
masa, un anfiteatro y en pocos días más inauguramos una
cancha de golf. También sirve para rellenar caminos y la materia
orgánica la utilizamos para hacer fertilizantes. En Trenque Lauquen
reciclamos todo.
Hablemos de política ¿Qué lo llevó a
aceptar la propuesta de Carrió?
Yo siempre creí en la necesidad de conformar una alianza
entre los partidos nacionales y populares para mejorar la distribución
de la riqueza de manera equitativa. Por eso fui candidato por la Alianza.
Pero cuando Fernando De la Rúa lo suma a Domingo Cavallo, sentí
la misma sensación que debe haber sentido Carlos Chacho Alvarez:
una gran desilusión. Y esto me llevó a pensar en abandonar
la política. Estaba desencantado y para salir hay dos opciones:
o te vas a la casa o te vuelves a enamorar. Y con la propuesta de Lilita
me volví a enamorar. Eso le falta a Chacho.
¿Es verdad que cuando asumió Cavallo usted pidió
públicamente disculpas por haber hecho campaña a favor de
De la Rúa?
Pero por supuesto. Yo no comparto nada con Cavallo. Además,
él es el culpable de la situación que vive el país.
El es el hombre que privatizó y que le quitó al Estado la
capacidad de poder brindar servicios al pueblo. El Presidente puso al
zorro a cuidar al gallinero. Y eso no se lo perdono. Esto provocó
mi paso al ARI, pero no soy sólo yo. Hay muchos afiliados que piensan
igual que yo. Estamos a las puertas de un cambio.
Cómo tomó su expulsión de la UCR?
No me preocupa. Yo no voy a dejar de ser radical. Además,
me gustaría que así como reaccionan ante mi decisión,
también tengan la misma actitud frente a los sobornos en el Senado,
en la entrega de los subsidios, en la ley bonaerense que crea esas cajas
negras. Ahí también tienen que poner el ojo las autoridades
radicales.
¿No le preocupa la posibilidad de incorporarse a la Cámara
de legisladores más desprestigiada del país?
Mire, ser senador es defender primero la Constitución, pero
también luchar por una distribución equitativa de la riqueza.
Esta elección no cambiará inmediatamente la vida de nadie,
pero sirve para empezar a cambiar, para terminar con la corrupción.
Estos comicios lo llevan a usted a enfrentar a su anterior jefe,
a Alfonsín. ¿Cómo se siente por ello?
Bueno, Alfonsín es un ideólogo profundo que me merece
mucho respeto. Pero que hoy está equivocado, no en su pensamiento,
pero sí en su hacer. Pero bueno, no sólo hay que pensar
sino actuar en consecuencia. Por eso creo que tiene tan poca adhesión.
Cosa de mujeres
Por Marta Dillon
No es la candidata, pero
fue en la casa de Elisa Carrió donde se terminaron de armar
las listas de candidatos que presentará su hijo natural,
el ARI Alternativa para una República de Iguales
en las elecciones de octubre. Y desde allí se lanzó
una consigna difícil de cumplir: ofrecer más candidatas
que las que exige el cupo, para así afianzar una lealtad
de género a la que apeló en su momento cumbre, cuando
presentó el preinforme sobre lavado de dinero, rodeada por
las Madres de Plaza de Mayo, por las mujeres de Memoria Activa
como se refirió a esa agrupación y representantes
femeninas de otros movimientos sociales que según su propio
discurso fueron las que aportaron verdad en los momentos
críticos de la vida política del país.
Aun cuando en las elecciones que le otorgaron su banca de diputada
no fue posible distinguir entre votos de mujeres y varones en
ambas mesas los resultados fueron parejos los guiños
son claros. Cuando Carrió dice Cavallo es como un marido,
no cambia nunca, es evidente que le está hablando a
las mujeres. No se le escapa el protagonismo que sus congéneres
están ganando en los movimientos sociales, de los que el
ARI se pretende como expresión electoral, y es allí
donde inscribe su actuación, fundándola en la resistencia
que expresaron las Madres durante la dictadura y más tarde
Martha Pelloni con las marchas del silencio, y Memoria Activa a
través de una de sus figuras visibles, Laura Ginsberg.
Entregar el informe a esas mujeres fue una forma de reconocimiento
a su lucha, consciente del riesgo personal que estaba corriendo
en esta tarea. La experiencia de las Madres y las Abuelas minimiza
ese riesgo y le da aliento, explica Marcela Rodríguez,
asesora de la diputada chaqueña y flamante candidata a diputada
por la provincia de Buenos Aires, que ve la identificación
de las mujeres con Carrió como un acto espontáneo,
ligado al mundo de los afectos. Rodríguez, una feminista
de reconocida trayectoria en el movimiento de mujeres y de fuerte
gestión en el área mujer en la Municipalidad de Vicente
López, es quien escribe buena parte de sus discursos y quien
diseñó un plan de igualdad de oportunidades entre
los géneros. Carrió tiene un compromiso fuerte
en estos temas y establece vínculos políticos no partidarios
con movimientos sociales signados por una línea de género.
No es nuevo que reconozca lo que aportaron las Madres y las Abuelas
de Plaza de Mayo en la construcción de ciudadanía.
El protagonismo de las mujeres en los movimientos sociales es grande
pero todavía falta aceitar los mecanismos para que ese liderazgo
acceda al poder político dentro de los partidos, asegura,
señalando una dificultad que se hizo evidente en la confección
de las listas.
Esto ocurre tal vez porque todavía no se ha contestado una
pregunta histórica que la socióloga Elizabeth Jelín,
investigadora del Conicet, encuentra en una cita clásica
del movimiento de mujeres, planteada por la italiana Rossana Rosanda:
Las mujeres pueden combatir ardientemente en una causa o en
otra y actúan sobre todo en momentos de crisis, pero después
parecen ser más débiles en la administración
de la paz civil. Ha habido cambios en los últimos treinta
años cuando esa frase fue lanzada, pero todavía no
vemos de qué manera esa presencia emocional de la resistencia
puede o no transformarse en una presencia más cotidiana,
de gestión y administración, explica Jelín.
Administradoras hubo y hay, pero todavía son pioneras las
que han construido su propio liderazgo y Carrió, además,
pone un acento particular en su condición de género.
Para Jelín, una de las características de la
entrada de las mujeres al mundo público es que son muy visibles,
no pueden equivocarse porque se carga el error a todo el género.
O no tiene nada que ver o para Carrió su condición
de mujer actúa a favor de su liderazgo, dada la sensibilidad
actual de la opinión pública frente a la política
y los políticos, dice el semiólogo Oscar Landi.
Si en algo coinciden las encuestas es en la gran cantidad de votantes
que no saben, no quieren elegir una boleta o directamente apuestan
a depositar unsobre vacío en las urnas de octubre. Una mujer
podría aparecer como una extranjera en el territorio de la
despreciada política tradicional. Pero la idea de que
hasta ahora nos gobernaron los hombres y que se fracaso implica
el turno de las mujeres es simplificadora para un fenómeno
complejo.
Para Landi ellas no aparecen como reemplazo sino como creadoras
de una nueva relación entre lo público y lo privado.
De hecho las mujeres sobre las que Carrió se apoya irrumpieron
en el espacio público expulsadas por un quiebre familiar,
que, por supuesto, es también social. Lo que sin duda
demuestran es tener unas bolas que los hombres no tienen,
dice Landi olvidando la corrección política y poniendo
sobre la mesa las limitaciones del lenguaje corriente para nombrar
el coraje, la valentía, la perseverancia y la capacidad
para adaptarse a situaciones cambiantes que los hombres no demuestran
y que a veces siguen caminos más lineales, concluye
el semiólogo. Capacidad que queda demostrada en los cortes
de ruta en los que la mayoría son mujeres a pesar de
que las voces de los dirigentes siguen siendo masculinas,
en la organización de movimientos barriales y de derechos
humanos.
Siempre fue más fuerte la presencia de las mujeres
en el repudio a la injusticia, somos las que nos hicimos notar con
más fuerza, y ahora se avanzó muchísimo en
los debates políticos, dice Nora Cortiñas, integrante
de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, organismo del
cual salió una candidata para las listas de Carrió,
Laura Bonaparte. Creo que hay un cambio de actitudes en el
movimiento de mujeres, en el último Encuentro -en La Plata
el tema del ajuste y el genocidio económico atravesó
todas las discusiones, algo que antes no pasaba. La mujer siente
dentro suyo el deseo de libertad y eso significa reconocerse como
género y expresarse sin temores. Algo que nos costó
mucho, reflexiona Cortiñas. Lo cierto es que las voces
de las mujeres se escuchan en los momentos emergentes, y éste
es uno de esos momentos. Lo que queda por verse es si Carrió
insistirá en recuperar lo bueno de lo viejo o si podrá
abrir un espacio distinto, manteniendo el compromiso que hizo explícito
cuando buscó para presentarse las lealtades de género
dentro de los movimientos sociales autónomos.
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