Por Carlos Rodríguez
En junio pasado, una empleada
de Telefónica de Argentina fue puesta de patitas en la calle
(la frase, de antiguo cuño hispano, fue utilizada por un gerente
de la compañía para definir la situación de despido)
por enviar un e-mail a sus compañeros de trabajo, en adhesión
a la lucha contra el cierre de Aerolíneas Argentinas. Ahora, la
empleada recibió un dictamen favorable en el que se considera que
la primera de las firmas de capitales españoles ha violado
los términos de la ley antidiscriminatoria. La opinión favorable
a Laura Karina Greppi fue firmada por el asesor letrado del Instituto
Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI),
Juan Carlos Pellanda, quien consideró que del análisis del
caso salta a las claras la práctica desleal de Telefónica,
su actitud persecutoria y el acto de discriminación. Greppi
ratificó a Página/12 que su despido fue por cuestiones
ideológicas y que su postura es la de demandar, ante el Ministerio
de Trabajo, su reincorporación.
Con el despido, Greppi abogada de profesión vio como
se terminaba una relación laboral de 12 años que había
comenzado en la ex ENTEL, a la que ingresó como auxiliar administrativa,
hasta alcanzar el cargo de secretaria de uno de los directores del área
de mantenimiento de redes, que funciona en Defensa y Belgrano. Las desventuras
comenzaron a partir del 14 de junio, cuando Greppi recibió, en
su oficina, un e-mail que le había enviado una compañera,
que antes lo había recepcionado por medio de una empleada de la
firma Telecom.
El texto se refería a la necesidad de apoyar la lucha de
Aerolíneas, sin hacer ninguna alusión xenófoba hacia
los españoles. A la versión original le agregué un
párrafo que decía que los trabajadores y los desocupados
debían luchar por sus lugares en las empresas, para que no los
ocuparan los delincuentes, precisó Greppi. Desde ese momento
comenzaron los problemas: Mi jefe, aunque dijo que él no
estaba de acuerdo, me comentó que el director general, Rodolfo
Holzer, le había dicho que yo estaba boicoteando a los capitales
españoles, que tendría que tener otra actitud y que me quería
`de patitas en la calle`.
Luego de diez días de incertidumbre, el 25 de junio recibió
de la empresa una propuesta formal para que firmara el retiro voluntario
y aceptara una indemnización algo mayor a la que le
correspondía, a manera de compensación. En todo
momento le dieron como argumento el de una reestructuración
del personal. El paso siguiente fue prohibirle el ingreso a la planta
y el envío, por parte de la empleada, de una carta documento rechazando
el despido y denunciando que era víctima de una actitud discriminatoria
y de persecución ideológica.
El 5 de julio mantuvo una entrevista con el gerente de Recursos, Daniel
Pascal. Fui con un grabador y aunque insistió en que el despedido
sólo obedecía a una simple reestructuración, terminó
por aceptar que era una medida dispuesta como represalia por el e-mail,
explicó Greppi. La grabación quedó incorporada como
prueba, ante la posibilidad de que se realicen juicios laborales y civiles.
La presencia del grabador oculto agravó la situación: Me
acusaron de no haber jugado limpio y mi respuesta fue decirles si esperaban
que los hiciera jurar sobre la Biblia.
Luego de rechazar varias veces la indemnización, Greppi hizo una
presentación ante el INADI, en la que intervino directamente el
titular del organismo, Raúl Zaffaroni. Al mismo tiempo, logró
la firma, por parte de diez diputados nacionales, entre ellos Marcela
Bordenave, de un proyecto de declaración y otro de resolución.
La semana pasada, el INADI, luego de analizar el caso, concluyó
que el e-mail en cuestión no puede ser tomado como un ataque
a la empresa Telefónica en sí y que la sanción
contra Greppi fue un gesto de autoritarismo a ultranza porque
la más mínima señal de independencia
de pensamiento fue cortada por lo sano.
El jueves se realizará la segunda audiencia de conciliación
entre la empresa y la empleada que se resiste al despido. Lo que
quiero es lareincorporación y el dictamen del INADI certifica que
fui víctima de una persecución ideológica que debe
ser reparada, sostuvo Greppi.
UNA
ABUELA MUERTA POR LADRONES
Secuestro, robo y muerte
Tres ladrones tomaron como rehenes
a dos mujeres, una abuela de 80 años y su nieta de 29, y luego
de obligarlas a acompañarlos en un extraño raid delictivo,
asesinaron a la anciana cortándole el cuello. En el suceso, que
comenzó en el barrio de Flores y finalizó en Palermo, murió
Isabel Aido de Maza, la abuela, y salió herida en un brazo la nieta,
Carolina Maza.
La policía no tenía explicación para justificar el
asesinato. La nieta aportó poca información porque después
de lo ocurrido sufrió un shock nervioso. Carolina Maza fue obligada
a manejar el vehículo, de su propiedad, en el que iba con su abuela.
Después de sacar dinero de un cajero automático con la tarjeta
Banelco de Maza, la utilizaron como chofer para cometer otros robos, entre
las 19.30 del viernes y las 10 del sábado.
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