Por Verónica
Gago
Si no hay justicia, hay
funa. La consigna, aun cuando resuena conocida, revela una palabra
extraña. Funa es como le llaman en Chile al escrache
.-esa práctica de denuncia pública y popular de militares
y civiles implicados en la última dictadura. La funa está
inspirada en su par argentino pero su impulso definitivo puede decirse
que tiene fecha y hora: fue en las vísperas de los fallos londinenses
contra Pinochet, cuando se hacían largas vigilias nocturnas, que
la funa terminó de tomar forma propia. He aquí una breve
reseña de cómo la funa piensa otra justicia.
La detención de Pinochet en Londres revolvió un país
sobre el que se depositan las mejores expectativas de desarrollo de América
Latina, aún cuando ese crecimiento se sustente en un modelo neoliberal
heredado de los tiempos de la dictadura. De repente, esa misma sociedad
a la que se la piropea con el nombre de la Suecia de Sudamérica
por sus equilibrios financieros, vio cómo se oscurecía su
transición democrática. O, por lo menos, la idea de que
esa transición tenía un precio: la invulnerabilidad del
Capitán General. Las idas y vueltas del procesamiento local a Pinochet,
sus tretas infinitas para declararse demente y, finalmente,
su sobreseimiento son parte de ese escarceo que testeó los límites
de lo que se llamó una democracia tutelada. Pero, aún
más importante: el recorrido desde la detención de Pinochet
en Londres a su sobreseimiento de esta semana deja entrever, a la vez,
el recorrido de la funa.
La agrupación de hijos de detenidos y desaparecidos que formó
Acción, Verdad y Justicia (hoy AVJ-H.I.J.O.S.-Chile) empezó,
de a poco, con mesas de información en el Paseo Ahumada .-la peatonal
Florida santiaguina y allí desplegaba fotos y datos de los
campos de detención que no figuran en el Informe Rettig (el Conadep
chileno). Así, se empezaron a acercar tímidamente algunos
transeúntes que aportaban información actualizada o señas
particulares de represores a los que tenían como vecinos. Y, como
declaran sus propios integrantes, entonces, la funa se caía
de madura. Mientras tanto, el proceso a Pinochet en Londres empujaba
a trascender el simple slogan oficial de la reconciliación,
intentado por la Mesa de Diálogo, que buscó
sin éxito limpiar la imagen de las Fuerzas Armadas,
incluyendo el episodio en el que los militares falsearon información
sobre el destino de los cuerpos de los desaparecidos. Pero los debates
que se desataron en torno a la captura internacional del dictador fisuraron,
sin vuelta atrás, un aparente estado de normalidad y paz social
que convivía con su senaduría vitalicia y un continuismo
indisimulable.
La funa es una composición intensa de artistas, murgas, vecinos
junto a los grupos de la comisión que la trabaja que llega hasta
la casa o el lugar de trabajo del ex represor y, allí, se despliega
una pancarta gigante que anuncia: estás funao. Entre
los funados se encuentran empresarios, médicos, periodistas y militares
que hoy siguen en diversas funciones públicas o privadas. Entre
ellos: Manuel Contreras, Miguel Krassnoff y Ricardo Lawrence Mires, buena
parte del estado mayor de la DINA. Y, hace un mes, le tocó al empresario
Rubén Claro Valdés, accionista del cuarto grupo económico
chileno y a quien la policía defendió como a ningún
otro hasta el momento. En varios casos ha habido efectos muy inmediatos:
dos de los funados en sus propios barrios tuvieron que mudarse porque
los vecinos les hicieron sentir un repudio creciente. Otros dos funados
de la Brigada Sanidad (un médico y un psicólogo) tuvieron
que cerrar sus consultas.
La justicia ni se toma ni se da ni se quita; es una práctica
que se construye, un acto permanente afirman los integrantes de
la Comisión funa, un espacio que, desde su inicio, aglutinó
a distintos y variados grupos políticos, sociales y culturales
y que hoy no se restringe a perseguir y escrachar dónde
viven y qué hacen los genocidas sueltos, sino que .-desde las últimas
dos funas realizan un intenso trabajobarrial. Veíamos
que la funa foquista, esa de toco y me voy, tenía límites:
quedaba en un hecho mediático. Ahora la apuesta es otra. Creemos
que la impunidad que se vive en un barrio es más cotidiana y que
el trabajo con organizaciones locales y vecinos gana en impacto y participación
y recrea hoy los espacios de lucha; por eso las funas son ahora una suerte
de foros públicos en acto, analizan los H.I.J.O.S. chilenos.
Así, los funeros piensan su actividad como otra justicia que irrumpe
en el barrio y que escapa a las idas y vueltas tribunalicias. Aún
así, evitan caer en la ingenuidad de decir ¿vieron
que no hay justicia y que los tribunales no sirven para nada?. En
cambio, explican a Página/12: Nosotros repudiamos las negociaciones
que hay detrás de cada fallo a favor de Pinochet. Pero para nosotros
esto no está en el centro: encontramos un camino de producción
participativa y alternativa de justicia y nos parece que es en el trabajo
de las funas donde la lucha contra la impunidad encuentra el cauce más
potente e irreversible. Los funeros invierten la relación:
si hay juicios aquí o allá es porque hay lucha popular
y no al revés. El movimiento de derechos humanos no tiene, como
aspiración, finalizar en un juicio.
EL
IRLANDES DETENIDO ANTEAYER FUE LIBERADO
Indiana Jones dejó Colombia
Finalmente, no era más
que un aventurero bohemio y lo dejaron ir. Así lo resolvieron
las autoridades de seguridad colombianas tras mantener arrestado por tres
días a Kevin Noel Crennan, un irlandés sospechado de mantener
vínculos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Ayer, Crennan debió abandonar Colombia con rumbo a Venezuela luego
de que fuera liberado, pero también suspendido su permiso de estadía.
Así concluyó un episodio menor que, sin embargo, tiene lugar
en medio de la gran ofensiva que el Ejército colombiano lanzó
contra la guerrilla más poderosa del país y a pocos días
que fuera descubierta la cooperación IRAFARC.
Con el precedente de apenas hace unos días, cuando otros tres irlandeses
Martin McCauley, James Monaghan y Niall Connolly fueron detenidos
tras comprobarse que eran miembros del Ejército Republicano Irlandés
(IRA) y que habrían estado un mes asesorando a las FARC sobre el
uso de explosivos, Crennan no pudo eludir las sospechas al ser capturado
cuando abandonaba la zona desmilitarizada que controla la guerrilla. Si
bien este ingeniero electrónico de 37 años admitió
que estuvo en la región, negó haberse entrevistado con algún
miembro de las fuerzas rebeldes y dijo que sólo se dedicó
a dictar cursos de inglés a los campesinos del lugar. Los organismos
de seguridad no lograron precisar qué tipo de nexos mantuvo Crennan
con las FARC, por lo que se decidió ordenar su salida del país
por razones de seguridad; pero sí se certificó
que no tenía vínculo alguno con sus compatriotas del IRA.
¡Este irlandés tiene todas las características
de un Indiana Jones! Quería enseñar inglés a los
campesinos y conocer la vida de los guerrilleros sin preocuparse por los
riesgos. Es un aventurero bohemio, como testimonian, según Interpol,
sus múltiples viajes por América Central, Europa, y Venezuela
en los últimos años, concluyó un portavoz del
Departamento Administrativo de Seguridad (servicios secretos colombianos).
Al irlandés se le prohibió la entrada al país por
conducta inadecuada pero, al despedirse, gritó: ¡Regresaré
a Colombia!.
Tras estos episodios y en el marco del endurecimiento militar del gobierno
contra las FARC, Colombia anunció ayer que tomará medidas
para unmayor control y vigilancia en el ingreso de extranjeros. El ministro
de Defensa y también vicepresidente, Gustavo Bell, explicó
que los inmigrantes deben ser controlados porque traen nuevas formas
de terrorismo. Y aclaró: con las que ya tenemos es
suficiente y basta.
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