Por
Juan José Panno
Pudo ser antes, en una jugada de flipper con el travesaño y el
poste de Córdoba; pudo ser antes, en cualquiera de las que se perdió
Romeo, que se había puesto los zapatos de Chaplin; pudo ser antes,
en el penal que pateó el Beto Acosta y atajó Córdoba.
Pudo (y debió) llegar antes del gol de San Lorenzo, pero recién
sobre la hora apareció Diego Capria que, como buen hermano del
Mago Rubén, conoce el oficio, sacó un cabezazo de la galera
y dejó a Boca mirando azorado y descubriendo a la hora de contar
los porotos que no había nada por aquí y nada por allá.
Nada la semana pasada y nada ahora, ceroooooooo...
San Lorenzo también lo pudo perder un ratito antes del final en
una monumental jugada de Pérez que salvó Saja con el pie
o en otra del Chelo Delgado que quiso cachetear la pelota y sólo
le tiró vientito. Lo pudo ganar Boca y no hubiese sido justo. Es
más: el empate le hubiera quedado un poco grande a sus merecimientos.
San Lorenzo quiso más; fue protagonista casi exclusivo en el primer
tiempo; tuvo a los mejores jugadores de la cancha; mostró fantasía
en el medio y ensambló mejor todas sus líneas. Fue lógico,
entonces, que se quedara con esos tres puntos. La punta de la tabla y
la continuación de la racha de victorias representan un bonus para
justificar el delirio de los hinchas desatado bajo el diluvio cuando el
árbitro Sánchez dijo basta.
El otro domingo, a Boca no le había ido bien con el medio campo
que juntaba a Pérez y Gaitán, y entonces Bianchi optó
por dejar al Pelado en el banco y mandó a Serna (por Battaglia,
suspendido) y Villarreal. Tres volantes para defender: Serna, Traverso,
Villarreal; uno sólo para crear: Gaitán. La conclusión
fue que en el primer tiempo Boca no quitó ni creó. De movida
fue amonestado Serna y como quedó en capilla se cuidó mucho.
Los otros sí, pegaron, pero aún así no pudieron con
el toque de Romagnoli, y los encuentros con Erviti o con Franco.
Boca volvió a ser un equipo quebrado, porque los de atrás
no anticipaban y los de adelante, Guillermo y Delgado, flotaban en otra
galaxia. Gaitán daba muestras, poquitas, de su habilidad y no alcanzaba.
Mucho menos si se comparaba su capacidad de creación con la de
Romagnoli, devastador como siempre, con su gambeta que abría espacios
a todos los demás. Fue curioso que San Lorenzo terminará
en cero los 45 minutos iniciales.
En el segundo tiempo se largó el diluvio y el agua empezó
a limpiar impurezas en la marca de los boquenses, mientras San Lorenzo
empezaba a perder precisión y caía en la telaraña
de un juego confuso y revuelto, aunque rápido y emotivo por las
situaciones que ahora empezaban a repartirse en los dos arcos.
El partido no fue técnicamente bueno en ese segundo tiempo, pero
creció en emotividad porque ya no era Córdoba el único
que pasaba angustias; Saja debía padecer lo suyo. Lo mejor del
arquero de San Lorenzo fue la tapada con el pie del remate de Pérez
en la jugada más espectacular de la tarde.
Córdoba, además del penal, sumaba varias tapadas y esa seguridad
que no había logrado transmitir Abbondancieri en la semana anterior.
En la jugada del gol no tuvo nada que ver; en realidad lo único
que vio fue la pelota... cuando ya estaba adentro.
Bianchi:
Nos ganaron bien
Carlos
Bianchi reconoció que San Lorenzo ganó bien,
y fue un digno vencedor, en especial por cómo jugó
en el primer tiempo. Para el entrenador de Boca, el campeón
jugó un primer tiempo interesante, y nos complicó
bastante, generando varias situaciones de gol. Pero en el segundo
fue más parejo. Boca tuvo tantas posibilidades como San Lorenzo,
comparó.
Para Bianchi, cuando San Lorenzo definió el partido,
fue tal vez cuando nosotros estábamos mejor. Pero en el balance
de los 90 minutos, fue un digno vencedor, sentenció
el DT boquense.
El entrenador remarcó que en el segundo tiempo, Boca
creó tres situaciones de gol, pero no las concretamos. Yo
creo que se debe a que no tenemos ese porcentaje de suerte para
definirlas. Al ser consultado sobre el arbitraje de Angel
Sánchez, ironizó: Si Sánchez siempre
dirigió bien contra Boca.... Sánchez expulsó
a Bianchi en el torneo Apertura 2000, en el 1-1 frente a River,
disputado en el Estadio Monumental, que representó la única
sanción de Bianchi por torneos locales.
|
TRECE
VICTORIAS CONSECUTIVAS Y POPULARES A 17 PESOS
Un
record que no tiene precio
Los
hinchas de San Lorenzo estaban dispuestos a todo con tal de presenciar
el momento histórico con el que soñaban: conquistar el record
de victorias consecutivas en Primera nada menos que con una victoria sobre
Boca. Estaban, incluso, dispuestos a pagar, por una entrada popular, la
impopular suma de 17 pesos... y en pesos, porque los patacones no fueron
aceptados en la mayoría de las boleterías del Apertura.
San Lorenzo superó así al Independiente de 1938/1939, con
quien compartió el record hasta la semana pasada. Había
empezado con la victoria 20 sobre Vélez, y luego siguió
con Colón (31), Central (30), Independiente (32),
Talleres (30), Los Andes (10), Estudiantes (5-0), Chacarita
(40), Boca (10), Argentinos (20), Unión (21),
Chicago (30) y el triunfo de ayer.
La prioridad era ganar, alargar la racha y conseguir el record.
Como todo eso pasó, estamos muy contentos admitió
Leandro Romagnoli, la figura del partido. Ganamos un partido complicado,
ante un rival como Boca, que juega muy bien y ganó todo.
Alberto Acosta coincidió con su compañero en la dimensión
histórica del triunfo. San Lorenzo generó situaciones
de gol muy claras a lo largo de los 90 minutos, mucho más claras
que las de Boca, que terminó sufriendo más la derrota porque
se dio en los últimos minutos, pero para nosotros fue más
importante entrar en la historia, aseguró.
Imaginando una convocatoria desbordante, la dirigencia de San Lorenzo
elevó el precio de sus generales a 17 pesos, aunque los hinchas
de Boca pagaron 12 pesos por sus populares. Y se sumaron a la corriente
generada por Gimnasia y Estudiantes en La Plata: no aceptar los patacones,
los bonos implementados en la provincia de Buenos Aires como papeles de
cambio, como pago por las entradas. Gimnasia puso las populares a 15 pesos,
mientras que a los parciales de Estudiantes les costaron 12.
En la cancha de River tampoco se aceptaron los bonos y, curiosamente,
sí los tomaron en las ventanillas de Independiente, para el clásico
con Racing, equipo del cual es hincha el gobernador Carlos Ruckauf, cuya
administración impulsó los patacones. Independiente los
tomó al cambio normal, y las populares en Avellaneda fueron las
más baratas de los clásicos: costaron 12 pesos.
|