OPINION
Recuperar
el sentido
Por
Washington Uranga
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En
esta sociedad argentina en crisis las urgencias -.impostergables casi
todas ellas motorizan debates sobre la coyuntura y dejan de
lado
las discusiones de fondo, esenciales, aquellas que refieren al sentido
y a las utopías y, en definitiva, abren o cierran al bienestar
y a la felicidad de las personas. Entre la maraña de intereses,
de injusticias, de atropellos, de reivindicaciones, de medias verdades
y de mentiras, es difícil discernir que la discusión
de fondo tiene que ver con los derechos humanos, con la calidad de
vida de la gente, con las relaciones comunitarias y ciudadanas, con
el derecho al trabajo, a la educación, al futuro. Por otra
parte, la misma ideología neoliberal impulsa, aún a
quienes no lo desean, a encerrarse en la agenda pragmática
que todo lo reduce a la eficacia inmediata. Es así que hasta
los trabajadores dudan en ejercer su derecho al paro un derecho
constitucional y una herramienta legítima que le está
reconocida en defensa de sus intereses evaluando si su lucha
será o no eficaz. ¿Eficaz en vista de qué?
El pragmatismo neoliberal del que se hacen eco muchos medios de comunicación
que actúan como profetas del discurso hegemónico,
sostiene que si no existen posibilidades de triunfo inmediato no tiene
sentido adoptar medidas de fuerza. Otros derraman vinagre en la herida
martillando sobre el miedo a consecuencias peores. Se pretende desacreditar
a los piqueteros porque su lucha no logrará cambiar nada, a
los maestros porque el Gobierno no echará atrás el recorte,
a los empleados públicos por la misma razón y a los
que defienden la educación pública porque la privatización
y el arancelamiento universitario ya están acordados con el
FMI. ¿Quién dijo y quién puede demostrar
que la eficacia se mide sólo en el corto plazo y por la certeza
de un triunfo? Si así fuera nada habría cambiado en
la historia de la humanidad, porque ninguna lucha social y política
tuvo de antemano asegurada la victoria. Por el contrario las grandes
victorias en función de los derechos fundamentales, de la justicia
y de la equidad, siempre se iniciaron con pronósticos funestos
y se construyeron también en base a batallas perdidas. Los
piqueteros, los trabajadores que han sido despojados de sus salarios,
los que reclaman por el presupuesto de salud y de educación,
están dando una lucha por cuestiones más esenciales,
que tienen que ver con la dignidad, con la justicia y con los derechos
fundamentales. Una pelea que incluye todas las demandas salariales,
pero que se sitúa por encima de ellas. Allí se ubica
su fuerza y no en el cálculo mediocre de una victoria inmediata,
por más justa y necesaria que ésta sea. |
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