La
aparición del empresario Abraham Awada, sano y salvo, en la madrugada
de ayer, gatilló una andanada de allanamientos policiales en la
zona norte del conurbano bonaerense, en busca de sus secuestradores. Hubo
más de 15 operativos, en los que intervinieron cerca de cien hombres.
Se detuvo a tres personas, dos mujeres y un hombre, quienes, según
fuentes policiales, habrían participado directamente en el delito.
Se estima que la familia pagó el rescate a los secuestradores,
aunque se ignora si llegó a los 300.000 dólares que éstos
habían exigido. La mayor parte de la banda está prófuga
y se prevé que hoy continuarán los procedimientos. Tanto
los detenidos como la víctima declararán hoy ante el juez.
Abraham Awada, a los 78 años, no se aburría. Permanecía
al frente de su empresa de venta de ropa femenina, con locales en los
principales shoppings de Buenos Aires y venta mayorista a todo el país.
Seguía cultivando sus relaciones sociales, entre ellas el ex presidente
Carlos Menem, de quien su sobrino, Alejandro Tfeli, es médico personal.
Awada también conservaba la elegancia y el cuidado por su aspecto
personal que lo caracterizaron durante toda su vida. Y, distanciado de
su esposa, sostenía un vínculo estable con una mujer de
33 años. También le gustaban los placeres sencillos, como
el de jugar al truco con sus amigos del Golf Club de San Andrés.
De allí había salido a las ocho de la noche del lunes de
la semana pasada, en su automóvil Mazda. Iba a su casa en Avenida
del Libertador y Salguero, e ignoraba que tardaría más de
cinco días en llegar.
A las 20.10, en Rivadavia y Ayacucho, localidad de San Martín,
un Ford Escort gris se le cruzó. Tres hombres bajaron, le apuntaron
a la cabeza con un arma y lo obligaron a ir con ellos. En la madrugada
del martes, los familiares de Awada recibieron el primer llamado de los
secuestradores: pedían 300.000 pesos. La familia avisó a
la policía.
La investigación quedó a cargo del juez federal de San Martín
Hugo Gurruchaga y el fiscal Jorge Sica. Intervino también la División
Delitos Complejos de la Policía Federal. Se atuvieron a la metodología
que esa división viene utilizando con éxito en estos casos:
aceptar y monitorear las negociaciones de la familia con los secuestradores,
obtener información y abstenerse de efectuar operativos hasta que
la víctima haya sido liberada.
El protocolo de las negociaciones en secuestros extorsivos establece que
la familia tiene derecho a una prueba de vida de la persona
secuestrada. Los raptores se negaron inicialmente pero el jueves se supo
que habían accedido a hacer escuchar a los familiares la voz de
Awada. Jadiye Awada, hermana de Abraham, había advertido públicamente
que su hermano sufría problemas cardíacos por los cuales
necesitaba tomar medicación.
Entretanto, circulaban versiones de que una entregadora había
hecho posible el secuestro: probablemente respondían a maledicencias
familiares en relación con la actual pareja de Abraham. En todo
caso, el viernes, su novia se presentó con un abogado ante la Justicia
para aclarar su situación.
El sábado, Jadiye Awada afirmó que los hijos de Abraham
estaban dispuestos a pagar lo necesario para recuperar al padre con vida.
La negociación entraba en sus horas finales. Fuentes policiales
señalaron que efectivamente se habría pagado rescate por
la vida del empresario, sin precisar su monto.
Finalmente, a la 1.50 de la madrugada de ayer, Abraham Awada pudo completar
el regreso a su casa que había iniciado el lunes. Los secuestradores
lo habían liberado en la zona norte del Gran Buenos Aires; el empresario,
por sus propios medios, llamó un remís que lo llevó
hasta su departamento, en Avenida del Libertador 4612, en Palermo.
Según
fuentes policiales, Awada pasó gran parte de su cautiverio en uno
de los monoblocks del barrio Santa Rita, en la localidad de Boulogne,
pero varias veces habría sido llevado a otro lugar, cuya localización
se desconoce. La mayoría de los allanamientos de ayer se efectuaron
en ese barrio. Intervinieron cerca de cien efectivos policiales de las
direcciones de investigaciones de San Isidro, San Martín y Quilmes,
de comisarías zonales y de la División Investigaciones Complejas
de la Federal. Se capturó a dos mujeres, que se apellidarían
Roldán y Loza, quienes quedaron detenidas en la Brigada Femenina
de San Martín. También fue apresado un hombre, cuyo apellido
sería Contreras, quien quedó alojado en la comisaría
1ª de San Martín. Hoy serán indagados por el juez Gurruchaga,
quien también tomará declaración testimonial a Abraham
Awada.
Las fuentes policiales estimaban que los tres detenidos habían
participado activamente en el secuestro e integraban una banda numerosa,
responsable de la planificación y ejecución del delito.
Una versión policial afirmaba que un ayudante periférico
de la banda había buchoneado datos que permitieron
las detenciones. Los investigadores admitieron que la mayor parte de la
banda está prófuga y anticiparon que hoy continuarán
los allanamientos.
Saludá
a tu hermano
Saludá
a tu hermano, escuchó Jadiye Awada por el teléfono,
en la madrugada de ayer, y era la voz de su hermano Abraham, y ella
lloró.
La voz sonaba animada. Efectivamente, según fuentes policiales,
el empresario fue bien atendido durante los casi seis días
que duró su cautiverio: Por lo que sabemos no hubo
maltrato ni verdugueo de la víctima. El secuestrado no fue
golpeado ni maltratado y a Awada lo alimentaron bien,
según la fuente.
Los secuestradores también lo entretuvieron. Por lo menos
jugaron varias veces a las cartas con él, y, considerando
los antecedentes de Awada, tanto en las tenidas de truco del Golf
Club de San Andrés como en las apuestas de su vida en los
negocios, es probable que les haya ganado.
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