Por
Patricia Chaina
Cuando hoy a las 12 del mediodía, Mauro Viale vuelva a la pantalla
de América TV, su imagen reflejará la principal intención
de los directivos del canal: recuperar terreno en la lucha por el rating.
En ese intento, y según una consigna ya conocida en la televisión,
el fin justifica los medios. Porque si en algo creen quienes lo contrataron,
es en la quimérica idea de que su personaje será capaz de
revivir aquellas tardes en las que el conductor le daba 13 puntos de rating
por programa. Por cada fiesta de conventillo que cada día terminaba
en escándalo.
Para lograrlo, esta vez Viale Mauricio Goldfarb estará
al frente de Impacto a las 12. Compartirá la conducción
con Mariana Calabró y será apuntalado por un staff en el
que se encuentran el médico Claudio Zin (salud) y Guillermo Cherasny
(chimentos políticos), con tres móviles en vivo, informes,
noticias y opiniones. Habrá secciones especiales, como una bolsa
de trabajo, con especialistas en previsión social, y por supuesto,
con invitados comentando casos de actualidad. Pero quizá el toque
más impactante sea que la producción esté a cargo
de Daniel Hadad, también conductor de Después de hora.
Hadad intentó producir otros programas en esa emisora, como Cancheritos,
pero no logró pasar el verano.
El rating de América quedó atrás del de Azul. Permanece
en el cuarto puesto desde hace ya tres largas temporadas. Quizá
a causa del eclecticismo sobre el que se construye esa pantalla en la
que este año no cuajaron las recetas del Gato Dumas (a las 12)
ni el magazine de noticias que intentó posicionar a Oscar González
Oro como showman de la información. Ese espacio, de 12 a 14, es
el que ocupará Viale. Para dejarle a Rial una audiencia que potencie
su teleplatea cautiva. Si algo tienen los programas de chimentos como
Intrusos, o el Indomables, de Lucho Avilés
ambos de América, es fidelidad de sus televidentes.
Lo que no se le puede dejar de reconocer a esta iniciativa del canal que
hoy regentea Carlos Avila es la posibilidad de resucitar para la TV el
sabor del asombro que aportaban programas como los que se centraban en
las míticas desventuras de Guillote acosado por los
figurines histéricos de Samantha y Natalia, cuando el talk show
recién había llegado y demostraba que podía ser mucho
más que relleno en una programación que aspirara a una mejor
televisión. Podía ser una nueva televisión, corrida
del marco de mejor calidad de vida. Centrada en la fascinación
por el escándalo, como demostró Viale en sus ciclos Mediodía
con Mauro, o Fenómeno real. En una Argentina
donde la discusión del país real era opacada por la opereta
en la que Viale involucraba por igual a jueces y ladrones, a torturadores
y torturados. Cuando el rating comenzaba a mostrársele esquivo
y los anunciantes le restaron su apoyo, Viale volvió a ATC, para
dejar el canal al poco tiempo tras una batalla judicial contra el Estado,
por falta de pago a sus producciones.
Parecía que iba a volver a América en 2000, incluso como
gerente de noticias en una de las emisiones de América Informa.
Eran amagues. Pero se hizo real. Vuelve con una propuesta que sus productores
aseguran será similar a la que el conductor que hoy mantiene
un segmento informativo en Radio Colonia y otro en Canal 26 realizó
en ATC: un verdadero show periodístico de noticias e investigación.
Fue ese programa el que le permitió negociar en pleno caso Coppola
su pase a América, cuando estaba bajo la dirección de Eduardo
Eurnekian. Haciendo estallar los termómetros del rating, recuerdan
los actuales directivos intentando avalar su decisión. Se olvidan
de que el ruido del escándalo rompió el hechizo, haciendo
que Mediodía con Mauro dejara de verse como un pasaje
de humor absurdo, dentro de la TV basura, para mostrarse como lo que es,
una representación real y decididamente reaccionaria de lo perverso.
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