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Un comando central para los impuestos al trabajo

Dan los últimos toques al proyecto de crear un banco de datos gigante para centralizar la determinación de contribuciones y aportes. Las empresas deberán depositar los salarios brutos.

Evasión: Giordano se pregunta por qué no se evade mucho más, dada
la exigencia administrativa de los actuales mecanismos, especialmente a las empresas pequeñas.

Osvaldo Giordano,
laboralista de la Novum Millenium.
La pregunta no es por qué se evade tanto sino tan poco.

Por Julio Nudler

Con la llegada de Armando Caro Figueroa a la AFIP ganará impulso el proyecto de cambiar radicalmente el mecanismo por el cual se efectúan todos los aportes y contribuciones que se realizan sobre la nómina salarial, y que suman hasta un 44 por ciento de los haberes brutos, aunque si se les añaden otros conceptos, incorporados en algunos convenios colectivos, puede llegarse a un 52 por ciento. La novedad respecto de los aportes patronales consistirá en quitarles a los empleadores la determinación de los aportes y contribuciones, encargándole la compleja tarea a una Administradora de la Base de Datos (ABD), que concentraría toda la información sobre trabajadores y remuneraciones, y les indicaría a los bancos cuánto debitar de cada salario y a qué organismo, público o privado, acreditarle las sumas que correspondan.
En relación a las contribuciones patronales, la ABD les señalaría a las empresas los montos a depositar, por encima de cada sueldo bruto. Osvaldo Giordano, quien está terminando de diseñar el sistema desde la Fundación Novum Millenium, presidida por Adolfo Sturzenegger y craneoteca paralela a la Fundación Mediterránea, aseguró ayer a Página/12 que la implantación de esta mecánica no requiere de una ley y que reduciría sensiblemente la evasión porque el sistema dejaría de basarse en las declaraciones juradas de los empleadores y porque no habría forma para éstos de omitir o demorar la acreditación de los importes declarados. Hoy el pago de sueldos ya está bancarizado, pero las firmas depositan los haberes netos.
Giordano recuerda que en su momento decidió estudiar el sistema de aportes y contribuciones para entender por qué se evadía tanto, y que después, una vez que vio cómo era el régimen, empezó a preguntarse cómo era que no se evadía mucho más, dada la abrumadora exigencia administrativa que plantean los actuales mecanismos, especialmente a las empresas pequeñas. Para él, por otra parte, son tan altas la evasión y la mora que todo el sistema previsional y asistencial se ha tornado inviable, ya que por cada aportante hay otro que no aporta pero igualmente tiene derecho a la cobertura.
Lo cierto es que el propio Giordano admite que poner en marcha el método que él propone y está terminando de afinar es muy complejo por la cantidad de información a concentrar en la ABD, porque ésta no puede permitirse errores y porque debe transcurrir el menor tiempo posible entre el momento en que una empresa deposita en el banco los sueldos brutos de sus asalariados y aquél en que éstos tengan disponibles los montos netos. Cada mes la ABD debería indicarles a los bancos cuánto deducir de cada salario bruto por aportes personales (11% previsional –para las AFJP o el reparto–, 3% para la obra social y otro 3% para el Pami), además de la retención de Ganancias cuando quepa (en cuyo caso habrá que conocer, caso por caso, los rubros deducibles). La Administradora debería además precisar el 16 ó 20% (si es una empresa del sector servicios) de contribución patronal, el 5% para la obra social y la cuota para la ART, que oscila en el 2%.
A todo esto se añaden los rubros sindicales, que en el caso de los mercantiles, por ejemplo, pueden deglutirse otro 8% del sueldo bruto. Pero los gremios podrán o no adherir al mecanismo centralizado, continuando eventualmente con su propio esquema de recaudación. Hasta el momento se manejan por fuera de la CUSS, o Contribución Unificada a la Seguridad Social, que es el sistema administrado por la AFIP a través del módulo que se ocupa de los tributos sobre la nómina salarial (los dos restantes son el de los impuestos nacionales y el aduanero). La particularidad de las cargas que pesan sobre el salario es que más del 50 por ciento no constituyen recursos públicos.
Tanto Domingo Cavallo como Caro Figueroa conocen y siguieron de cerca el trabajo de Giordano, y es muy probable que ahora le den prioridad para entrecerrar una de las mayores brechas de evasión.

 


 

CAVALLO ABANDONA LA PELEA POR ANSES Y PAMI
AFIP, un bastión estratégico

Por Cledis Candelaresi

El arribo de Armando Caro Figueroa a la Administración Federal de Ingresos Públicos significa para el ministro de Economía un modo elegante de ceder potestad sobre Anses y Pami, dos lugares con claro dominio radical. Como contrapartida, Domingo Cavallo consolida su poder sobre la entidad responsable de la recaudación tributaria y previsional, el punto más vulnerable de la política económica. Pero hasta anoche, no había certezas acerca de qué plan ejecutará el cavallismo en la AFIP, por donde pasan alrededor de 40 mil millones por año con un presupuesto recortado y un plantel debilitado por los retiros voluntarios.
Cavallo intentó infructuosamente copar gerencias de Anses y de Pami, dos lugares señalados por el propio gobierno como agujeros por los que se escurren cientos de millones por año debido a la ineficiencia y a la corrupción. Pero la esmerada oposición del senador radical Leopoldo Moreau y del propio Raúl Alfonsín a admitir esa ingerencia, lo habría hecho desistir, cediendo el monitoreo de esos lugares a Héctor Rodríguez, actual titular de la AFIP y hombre del radicalismo.
El enroque fue resuelto en las máximas instancias del gobierno y llegó a sorprender, incluso, a funcionarios muy allegados al tema, que tuvieron noticias del cambio a último momento. Aunque no lo rescata como el hombre ideal para comandar la AFIP, Cavallo tampoco le profesa antipatía a Rodríguez, cuya gestión intentó ayer ensalzar públicamente. Por lo tanto, no le incomoda que éste fiscalice la reestructuración de Anses, Pami, Aduana y DGI junto al secretario de Modernización, Marcos Makón, hombre de su confianza.
El balance no parece malo para el cavallismo. No tendrá intervención directa en los organismos que administran los aportes previsionales, pero a cambio tendrá control real y absoluto sobre la entidad que los recauda: la AFIP, cuya reorganización hasta anoche era un misterio.
Una de las primeras y más innovadoras propuestas de Cavallo apenas arribó por segunda vez al ministerio de Economía era la de avanzar en un plan de privatización, que incluyera la recaudación u otras funciones periféricas, aunque no la fiscalización, indelegable por mandato constitucional. Como parte de la cobranza de impuestos está bancarizada, la pretendida tercerización podría incluir el cobro de deudas atrasadas (al estilo de lo que hizo José Manuel de la Sota en Córdoba) o la informatización de algunas prestaciones que aún no están en red, misterios del plan cavallista que se irán develando en los próximos días.
Aunque eludió hacerlo en forma pública, Rodríguez se lamentaba continuamente de las restricciones presupuestarias. En particular, al más holgado presupuesto de los 90 –primer gestión cavallista en el Palacio de Hacienda–, cuando la DGI llegó a tener a mano hasta 60 millones de pesos anuales de publicidad para avisar sobre vencimientos o amedrentar evasores con la imagen de los sabuesos. El déficit cero acota la posibilidad de que la AFIP disponga de un refuerzo presupuestario importante. Sin embargo, siempre hay margen para reasignar alguna partida presupuestaria, en particular si se trata de apuntalar la gestión recaudadora.
Otra incógnita a despejar es si Caro Figueroa tendrá margen suficiente para reforzar el plantel de la AFIP, que quedó bastante frágil después que 2400 empleados (alrededor del 10 por ciento del personal de esa repartición) emigraron con el último retiro voluntario organizado por José Luis Machinea cobrando, en algunos casos, indemnizaciones superiores a los 200 mil pesos.
Cavallo no desconoce el crítico documento elaborado por técnicos del FMI en el que se destacan, entre otras presuntas debilidades de AFIP, nada menos que la falta de un plan de control y de un programa de lucha contra la evasión. Ese trabajo fue elaborado con el auxilio de técnicos de la Jefatura de Gabinete, quienes, a su vez, redactaron el propio en una línea crítica semejante.

 


 

POSTERGAN ANUNCIOS EN EL PAMI
Cortocircuito radical

Por Raúl Dellatorre

El cortocircuito que provocó en el seno del radicalismo el proyecto para reestructurar el PAMI, que incluye el despido de más de 2500 empleados, obligó al Gobierno a ponerle freno a lo que ayer iba a ser un anuncio con toda la pompa para demostrar la firme decisión del Gobierno en la ejecución del Déficit Cero. A diferencia de lo que el lunes había anticipado Juan Pablo Baylac, vocero presidencial, cuando anunció que Fernando de la Rúa hablaría al país para presentar la reestructuración del PAMI, ahora la nueva orden es “avanzar en el compromiso asumido con el FMI, pero hacerlo en silencio y de a poco”.
La dura reacción del ex presidente Raúl Alfonsín y de otros dirigentes del radicalismo contra el intento oficial de recortar planteles en el PAMI y la Anses fue tema de discusión ayer en el gabinete nacional, aunque oficialmente se negó que se hubiera tocado el asunto. “Ese es territorio radical”, admitieron desde el entorno del titular del Ejecutivo, aludiendo a que gran parte del personal en ambos organismos fue designado a requerimiento de dirigentes radicales en distintas etapas. “No podemos provocar un conflicto con el partido (UCR) con un despido masivo que también los afectaría”, reflexionaron ayer antes de adoptar una decisión en el gabinete.
De la Rúa no dejó de recordar ante sus ministros el compromiso asumido ante los organismos de crédito internacionales, pero orientó a su gabinete a cambiar la táctica para aplicar el ajuste en el PAMI y la Anses. Desandó el camino del anuncio público que pensaba hacer, y optó por una vía más silenciosa y que no provocara que 2500 empleados de la obra social de los jubilados se encontraran en la calle, despedidos, el mismo día. Le pidió calma a Raúl Pistorio, interventor del PAMI, que había amenazado con renunciar ante el rechazo de su jefe político, Raúl Alfonsín, al plan de reestructuración que elevó a la Jefatura de Gabinete. Y hacia el propio Alfonsín, De la Rúa planteó una jugada doble. Por un lado, le pidió a la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, que le respondiera públicamente al ex presidente (ayer defendió la transformación de la Anses y declaró “no voy a tolerar injerencias en mis funciones”). Por otro, De la Rúa se comunicó telefónicamente con Alfonsín y le sugirió bajar de ambos lados el nivel de exposición pública del conflicto.
Bullrich señaló ayer que “donde haya personas que no tengan un perfil adecuado a su función, se tendrán que ir”. Alfonsín, por su parte, reiteró que no aceptará despidos. Por ahora, está firmada la tregua, pero en algún momento el gobierno tendrá que decidir si ejecuta o no el plan previsto.

 

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