Por Diego Schurman
Habrá dos formas de
estar hoy en la Plaza de Mayo. Una es ir. La otra es ser Domingo Cavallo.
El ex ministro aparecerá en todos los discursos como la representación
del mal. Como la síntesis de una política que pone a opositores
y oficialistas como Raúl Alfonsín, Rodolfo
Terragno, Angel Rozas, etc. en la vereda contraria al Gobierno.
Esa bronca tratarán de explotar y capitalizar la CGT oficial y
la rebelde, en su retorno a la protesta callejera conjunta luego de un
larguísimo tiempo de perfidias.
A Cavallo se lo presentará como sinónimo de desocupación,
pobreza, endeudamiento y hambre. Probablemente, a la hora de los discursos
cerca de las 16 Rodolfo Daer y Hugo Moyano reclamen su paso
al costado. Pero ya lo han remarcado siempre y cuando eso
signifique un cambio de perro y no sólo de collar.
La protesta contra el modelo económico pretenderá incorporar
cada una de las quejas públicas y privadas que pesan sobre la gestión
de Fernando de la Rúa. Representantes de las dos CGT hicieron un
raid en las últimas semanas para juntar argumentos. Con la Unión
Industrial y Alfonsín hicieron buenas migas y coincidieron sobre
la necesidad de encontrar una alternativa a la paridad cambiaria. Y hasta
susurraron ideas sobre cómo reprogramar el pago de la deuda externa,
un tema que seguramente el ex presidente aborde el viernes en el plenario
del Comité Nacional de la UCR.
La influencia de Alfonsín se hizo notar en los renovados discursos
de varios dirigentes de la CGT, que hablaron pestes de Fernando de Santibañes,
Antonio de la Rúa y lo que quedó del Grupo Sushi.
Claro que se cuidaron de citar a Enrique Coti Nosiglia, siempre
dispuesto a acercar consejos tanto al sindicalismo como a Antonito, a
su vecino de Pilar Santibañes y a algunos fans del pescado crudo.
Los jefes gremiales no necesitaron letra de Alfonsín para demonizar
a Patricia Bullrich. La guerra ya está declarada y la ministra
de Trabajo no escatimó recursos. Como botón de muestra figura
el reciente pedido de la declaración jurada de los sindicalistas.
Con la unidad en acción acordada por las dos CGT la
última vez que compartieron una plaza fue en 1996, en aquel paro
y medio se garantizará la solidaridad de distintos
sectores. Dentro del PJ, Daer suma el aval del menemismo y también
de José Manuel de la Sota (a quien la CGT rebelde paradójicamente
cuestionó duramente ayer en una marcha en Córdoba por la
privatización de la empresa provincial de energía EPEC).
Moyano, ahora distanciado de Carlos Ruckauf, encontrará el seguro
respaldo del Polo Social, el partido al que aportó varios nombres
para su boleta. Es más, no se descartaba ayer la presencia del
cura Luis Farinello en el palco junto a representantes de la Iglesia como
Guillermo García Caliendo y del grupo productivo.
Hasta el amplio arco de gobernadores de PJ podría manifestar sin
prurito su entendimiento con la protesta en una semana en
la que Cavallo no descartó retacearles fondos de la coparticipación.
Las dos CGT buscarán de esta manera recobrar un protagonismo que
habían perdido a manos de la CTA, la central antimodelo de Víctor
De Gennaro que acaparó la movida piquetera de los últimos
meses.
La violencia fue un capítulo aparte. El Gobierno comenzó
a azuzar con esa posibilidad. Y Daer y Moyano salieron rápidamente
a responder que cualquier desmán será responsabilidad del
Gobierno. La ubicación del palco quedó enredada en esa discusión,
y los jefes sindicales tuvieron que desembarcar en la Casa Rosada para
convencer al ministro del Interior, Ramón Mestre, y al jefe de
la Casa Militar, Julio Hang.
Cuando el Gobierno instaló el tema De la Rúa pidió
que no haya ni violencia física ni verbal algunos
sindicalistas repitieron la palabra Modart, por aquel acto del 89
donde los servicios de inteligencia destrozaron las vidrieras de la casa
de ropa. Otros no se fueron tan lejos: recordaron la feroz y sugestiva
represión contra los trabajadoresde la UTA en la última
semana. De todos modos, la preocupación no parece haber amilanado
a los dirigentes de las dos CGT, que prometen poblar con 50 mil almas
la Plaza de Mayo.
LOS
GREMIOS BONAERENSES ACATARON LA CONCILIACION
Todos a ponerse el delantal
Los docentes bonaerenses concluyeron
su prolongada protesta, que habían iniciado hace cuatro semanas
por tiempo indeterminado. Ayer las aulas provinciales comenzaron
a poblarse porque los maestros nucleados en la Federación de Educadores
Bonaerenses (FEB) ya habían suspendido la huelga, pero anoche se
sumaron los del Suteba y los técnicos de AMET. El gobernador Carlos
Ruckauf se comprometió a mantener todas las partidas para educación,
a no descontar los días de paro y a respetar el Estatuto Docente.
Docentes y funcionarios se sentarán a partir de hoy a negociar
un acuerdo con el director de Educación, José Octavio Bordón,
en el marco de la conciliación obligatoria. Pero nadie aventura
qué pasará si no hay coincidencia.
Poco antes de las 19.30 el titular de Suteba, Hugo Yasky, comunicó
la decisión tras encabezar un plenario sindical, donde la conducción
fue hostigada durante varias horas por un grupo de militantes docentes
autoconvocados que se oponen a que la entidad negocie con
Bordón. La votación, que se realizó en las escuelas
para darles mandato a los delegados, arrojó un resultado de 28.717
votos a favor de levantar la medida de fuerza contra 17.925 a favor de
continuar. Sin embargo, muchos docentes que se acercaron a la sede gremial
para presenciar el plenario denunciaron que no los dejaron ingresar y,
cuando se enteraron de los guarismos, acusaron a Yasky de haber dibujado
los resultados. El gremialista consideró que en un sindicato
democrático se impuso la voluntad de la mayoría y
que no esperaba margen más amplio, porque este es un conflicto
muy difícil, con final abierto. Los gremios docentes firmarán
hoy a las 10 el acuerdo con Bordón, y con su par de Trabajo, Aníbal
Fernández.
La comisión docente y gubernamental discutirá a partir de
hoy la aplicación del recorte del 20 por ciento en sueldos superiores
a 1200 pesos que exceptúe a los docentes con 22 años de
servicios cumplidos, aunque dejará de lado el punto que compromete
a los maestros a no realizar huelgas. El compromiso del gobierno provincial,
expresado ayer en radios porteñas por el titular de la cartera
educativa, consiste en adecuar la ley de Emergencia Económica
a la actividad docente para lograr un sistema más equitativo en
lo que respecta a los recortes salariales. Bordón explicó
que la ley se dio en la provincia para todos los empleados públicos
frente a la emergencia y tiene un sentido correcto, pero en el caso específico
de educación no se adapta de la mejor manera. A modo de ejemplo
indicó que no necesariamente el docente que gana 300 pesos
es el que tiene más dificultad y a lo mejor aquella persona que
gana 1500 trabaja mañana, tarde y noche y es el sostén de
la familia. Y concluyó que coincidió con los representantes
docentes en la claridad del acuerdo.
El compromiso del gobierno, en el marco de la emergencia económica,
es el de poner los máximos esfuerzos y priorizar la educación,
y el de los docentes es cumplir los objetivos pedagógicos de 2001
y estar trabajando en clases todo el año, señaló.
Sin embargo, Ruckauf insistió en calificar la huelga como un
acto injusto, y sostuvo que los maestros no me han podido
explicar una sola razón (de la medida de fuerza) que tenga que
ver nosotros. Según el mandatario, este conflicto fenomenal
deja a los chicos sin clases y pone a los maestros en una actitud que
yo sé que no es la que quieren. Si los hemos tratado bien, si hemos
respetado sus derechos, si les hemos pagado en término, no entiendo
este conflicto.
En rigor, los motivos de la protesta son claros: el congelamiento del
plus por antigüedad que llega a un 120 por ciento del sueldo con
más de 25 años de servicio, el rechazo al pago en patacones
a partir de los 740 pesos, el recorte a los sueldos de 1200 sumando los
distintos cargos y el desabastecimiento de los comedores escolares.
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