Por Eduardo Tagliaferro
No hay objetivo que desvele
más al menemismo que la libertad de su jefe. Así se explica
que los días en Don Torcuato transcurran con un ojo puesto en el
próximo fallo de la Justicia y el otro en la campaña que
lleva adelante Cecilia Bolocco. Según confirmaron a este diario
fuentes muy cercanas a la custodia del ex presidente, en su última
presentación en Córdoba, la presentadora chilena estuvo
acompañada por algunos de los policías que están
destacados a vigilar el cumplimiento del arresto de Carlos Menem en Don
Torcuato. La señora no tiene una custodia de la Policía
Federal asignada, respondió ayer a Página/12 el subcomisario
Héctor de Vargas. Por lo que se desprende que los uniformados que
la siguieron en su excursión cordobesa no respondieron a una orden
de la institución, ni son respaldados por la Federal en esa tarea
extra.
Los hombres de azul acompañaron a la ex Miss Universo en su reciente
paso por Córdoba, cuando en una rueda de prensa sostuvo que Menem
está esperando su turno para poder hacer algo por la Argentina.
Aunque pretendió ser laudatoria, la frase tuvo su costado poco
feliz cuando Bolocco parangonó a su marido con el ex ministro de
Economía del dictador chileno, Augusto Pinochet, que había
trabajado mucho por Chile.
Bolocco recién había regresado de su periplo por Colombia
y Estados Unidos, cuando se decidió su participación en
una cena política que se realizó en un céntrico hotel
cordobés. Hacía allí partió confió
a este diario una persona cercana a la comitiva custodiada por agentes
de la Policía Federal que en verdad tienen como destino la quinta
de Don Torcuato.
El reconocimiento de que Bolocco no tiene custodia asignada por
la Federal deja en claro que quienes acompañaron a la mujer
de Menem no lo hicieron con el aval de la fuerza. La definición
de la Federal dejó una puerta abierta al afirmar que tal
vez la señora contrató una vigilancia privada. La
difusa línea que separó lo privado de lo público
durante los diez años del menemismo se repite en el trabajo privado
que realizaron los federales que debían estar cumpliendo su tarea
oficial en Don Torcuato. En donde precisamente la plantilla de efectivos
asignados es más que numerosa.
Si bien la Sala II de la Cámara Federal porteña decidió
recientemente revocar las condiciones que había establecido el
juez federal Jorge Urso, para el arresto domiciliario del ex presidente,
definió con claridad que debía garantizarse la seguridad
física del detenido, así como evitar cualquier posibilidad
de fuga. Los camaristas flexibilizaron las condiciones de detención
de Menem pero dejaron abierta la posibilidad de que éstas podrían
cambiar si el magistrado tenía serios fundamentos de que alguno
de esos dos preceptos corrían peligro.
Luego del fallo del tribunal de alzada, el magistrado le reclamó
a la Policía Federal que le remita un informe sobre la seguridad
de Menem. El estudio fue alcanzado al juzgado por el comisario Hugo DAmico.
Además de escueto, el trabajo presentado por la Federal no respondía
ninguna de las premisas formuladas por Urso. Esto motivó que el
juez insistiera con su pedido, ante el jefe de la fuerza, el comisario
Rubén Santos. Incluso si le formula bajo el imperio de la
ley. La nueva presentación entrega pocas explicaciones sobre
la seguridad de Menem y casi ninguna sobre la invulnerabilidad de la quinta
bonaerense.
Desde que abandonó el juzgado federal, en condición de detenido,
Menem estuvo bajo la custodia de la Policía. Ellos fueron los encargados
de su traslado y de controlar su arresto. Su presencia fue la frágil
pared que separó al ex presidente de la continúa caravana
de seguidores que peregrinaron hacia Don Torcuato. DAmico es un
comisario conocido para los seguidores de Menem. Es el jefe de la custodia
que le asignó la Federal cuando abandonó la Casa de Gobierno.
El fluido contacto de Menem con DAmico parece haber sido el factor
determinante para que, puesto a elegir a un jefe de las tropas que seasentaron
en Don Torcuato, Santos haya pensado en él. La continuidad de DAmico
como responsable de la custodia de Menem, fue puesta en duda luego de
que Página/12 revelara que uno de los visitantes del ex presidente,
Martín Castro Videla, ingresaba en el auto del comisario, por la
puerta trasera de la quinta.
Enriquecimiento ilícito
Luego de que el fiscal federal Carlos Stornelli dictaminara que
la investigación realizada por el juez riojano Miguel Morales
no representaba cosa juzgada en el presunto enriquecimiento
ilícito de Carlos Menem, le toca ahora expedirse al juez
federal Jorge Urso. Es altamente probable que el magistrado coincida
con la opinión del fiscal federal y desestime el escrito
de los defensores del ex presidente reclamándole que se
inhiba de avanzar en la investigación. Stornelli definió
con precisión que las actuaciones riojanas no investigaron
a Menem por presunto enriquecimiento ilícito sino que se
trataba de dilucidar cuáles habían sido los aportes
con los que se financió la pista de aterrizaje de Anillaco.
El juez federal Juan José Galeano, que investigaba a Menem
por una denuncia de presunto enriquecimiento del ex mandatario,
formulada en 1998, delegó la competencia de estas actuaciones
en Urso. Para fundamentar su decisión Galeano recordó
que el tema era objeto de la pesquisa que Urso viene llevando adelante
desde el año 96.
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UNA
QUERELLA DE MARTIN BALZA
Nuevo trabajo para Urso
El general Martín Balza
presentó ayer una denuncia por falso testimonio contra el coronel
José Luis Cattenati, que lo había incriminado como testigo
ante el juez Jorge Urso. La causa recayó ante el mismo juez.
El coronel se había desempeñado como observador militar
de la denominada Guerra del Cóndor que en 1995 libraron
Ecuador y Perú. En su presentación ante la Justicia, había
declarado que el entonces jefe del ejército ecuatoriano, Paco Moncayo,
se había quejado ante él por el deficiente estado de los
fusiles argentinos.
Pocos días después Balza quedó detenido en Campo
de Mayo, acusado de ser uno de los organizadores de la asociación
ilícita que vendió ilegalmente armamento argentino a Croacia
y Ecuador. En la denuncia que el abogado Jorge Valerga Aráoz, realizó
ayer ante la Sala II de la Cámara Federal porteña, Balza
desmintió los dichos de Cattenati. Luego de recibir la querella,
los camaristas realizaron el sorteo de rigor y la misma recayó
en el juzgado de Urso.
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