Por I. H.
La Corte Suprema aprobó
ayer el presupuesto del Poder Judicial para el año que viene de
acuerdo con el consenso al cual arriba con el Ministerio de Economía.
Después de mucho dialogar con la cartera, los ministros admitieron
una partida total de algo más de 686 millones de pesos, de los
cuales 96 millones son exclusivos para el alto tribunal. La resolución
no afecta los sueldos de jueces y otros funcionarios judiciales. Adolfo
Vázquez, partidario de un mayor ajuste, fue el único de
los nueve supremos que votó en disidencia. En cuanto a lo que resta
del año, de acá a fin de setiembre cierran los números
para pagar los haberes, pero después nadie garantiza que no se
vayan a recortar, es algo que se está analizando, dijo a
Página/12 un encumbrado vocero de la Corte.
La acordada del máximo tribunal dice que el presupuesto para 2002
fue confeccionado con un criterio restrictivo y de completa austeridad
y con valores aproximados a los techos presupuestarios comunicados
por el Ministerio de Economía. En esa tónica deja
de lado el proyecto de presupuesto para la Justicia de unos 800 millones
impulsado por el Consejo de la Magistratura, aunque reconoce su necesidad.
Al respecto, el fallo se escuda en las especiales circunstancias
que vive la República condicionan insuperablemente las posibilidades
de acceder a los medios para satisfacerlas...
En esta política de valores mínimos necesarios,
los ministros también decidieron omitir por el momento la solicitud
de partidas especiales para instalar el fuero penal tributario, para poner
en funciones a los jueces que deben cubrir vacantes, para designar a los
meritorios, y concretar el reescalafonamiento de personal dispuesto por
el Consejo.
Ayer la Unión de Empleados de Justicia de la Nación (UEJN)
se movilizó al Palacio de Justicia. Cuando el administrador de
la Corte, Nicolás Reyes, les anunció que los salarios estaban
a salvo resolvieron levantar el paro activo de 24 horas que habían
iniciado. El titular del gremio, Julio Piumato, dijo que pedirán
la remoción de Vázquez no sólo por haber suscripto
un proyecto de recorte de haberes sino por haberle pedido a la ministra
de trabajo, Patricia Bullrich, que nos cuestionara; de hecho fuimos citados
por ella, a lo que haremos caso omiso.
El ultramenemista Vázquez elaboró un voto propio en disidencia,
en el que pide abiertamente que se deseche la propuesta económica
del Consejo de la Magistratura, al que califica como organismo burocrático
junto con el Jurado de Enjuiciamiento, que sólo ha concretado dos
juicios políticos y no tiene ninguno en trámite. También
dice que la creación de la Cámara de Casación, tribunales
orales, el aumento del número de jueces federales, la ampliación
del número de jueces en la Corte, entre otras reformas de la última
década han generado gastos sin que ello se traduzca en una
real y concreta mejora del servicio.
En las discusiones con sus pares, Vázquez se mostró partidario
de recortar sueldos en la Justicia, un paso que aunque la Corte no haya
dado, tampoco descarta y resolverá a fines de setiembre.
OPINION
Por Roxana Morduchowicz*
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Saber argumentar
Los resultados de la evaluación de la calidad de la educación
entre los estudiantes secundarios de todo el país arrojaron
un dato especialmente interesante: los adolescentes tienen más
dificultades en la comprensión de textos periodísticos
que literarios. Los alumnos de quinto año egresan del secundario
con serias limitaciones para reconocer las estrategias de argumentación
en un texto periodístico, en el que el autor sostiene una
posición e intenta convencer al lector para que la apoye.
Este no es, ciertamente, un problema menor. Saber leer un diario
forma parte de las competencias lectoras y de alfabetización
que, según la propia Unesco, todos los alumnos deben tener.
Reconocer las estrategias discursivas de los medios, identificar
la intencionalidad de sus mensajes y diferenciar los perfiles periodísticos
son contenidos que todos los secundarios deben aprender.
¿Por qué el diario A publicó tal información
y el diario B no dice nada sobre ella? ¿Por qué el
diario C ubicó tal noticia en su primera plana y el diario
D, no? ¿Por qué el diario A le dio a la información
una página y el diario C sólo una columna? ¿Por
qué eligió esta fotografía y no otra? ¿Cómo
se relacionan las noticias que comparten una misma página
en el diario? ¿Cuál es la posición que refleja
el periódico en la nota? ¿De qué manera presenta
su argumentación?
No se trata de preguntas técnicas para un especialista en
Comunicación o Semiología. Analizar qué información
selecciona el diario para publicar y por qué; explorar cómo
la jerarquiza y qué tratamiento le da, es sin duda un primer
paso para comprender la lectura que los periódicos hacen
de la realidad. Los medios no son un espejo de la realidad, ni presentan
el mundo tal cual es. Más bien, lo re-presentan. Ofrecen
imágenes y visiones. Proponen representaciones, a partir
de las cuales los lectores construyen la propia.
Entender estas representaciones e imágenes que tanto afectan
nuestra percepción del mundo es acercarse a la propia realidad
desde un lugar de pregunta, reflexión y criticidad. Para
representar el mundo, los medios recurren a lenguajes, códigos,
convenciones. Construyen discursos acerca de lo que es el amor,
la violencia, el inmigrante, el extranjero, la pobreza, el pobre,
el trabajo, la política, nosotros y los
otros. Enseñar a leer el diario significa identificar
cómo se construyen, operan y funcionan los discursos de los
medios en relación con las audiencias.
El lenguaje que utilizan los medios no es nunca neutral. No sólo
expone. No sólo describe. Ciertamente informa. Pero al mismo
tiempo selecciona, opina, jerarquiza, propone, argumenta y persuade.
Desconocer el lenguaje de los medios, sus intenciones y estrategias,
afecta la percepción y vínculo con la propia realidad,
a la que prácticamente sólo conocemos a través
de los medios de comunicación. Entender lo que pasa en nuestra
ciudad, en el país o en el mundo y estar preparado para decidir
y participar socialmente tiene mucho que ver con la capacidad para
reconocer el lenguaje de los medios e identificar la manera en que
leen e interpretan el mundo.
Cuando los adolescentes de quinto año no saben distinguir
la argumentación en un texto periodístico, no sólo
desconocen una estrategia del discurso. Ignoran que el mensaje tiene
una intención, que responde a un perfil de diario, y a una
particular visión del mundo. El lector, entonces, se ubica
también de una manera diferente frente al medio y a la realidad
a la que alude. Si no reconoce una posición en el texto,
difícilmente lo interrogue, lo discuta o proponga otra alternativa.
Será un lector situado en los antípodas del ciudadano
crítico, capaz de desafiar la palabra con otra palabra, el
argumento con otro argumento, la página de un diario con
su propia página o la voz del mensaje con su propia voz.
* Directora del programa El Diario en la Escuela en la Secretaría
de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
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