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LA CORTE ACORDO EL AJUSTE JUDICIAL CON ECONOMIA
En primavera llega la tijera

En lugar de los 800 millones sugeridos por el Consejo de la Magistratura para el 2002, la Corte Suprema le aceptó 686 a Economía. No hay una partida especial para el fuero tributario.

Julio Nazareno, presidente de la Corte Suprema. Con otros siete ministros acordó una poda mínima.

Por I. H.

La Corte Suprema aprobó ayer el presupuesto del Poder Judicial para el año que viene de acuerdo con el consenso al cual arriba con el Ministerio de Economía. Después de mucho dialogar con la cartera, los ministros admitieron una partida total de algo más de 686 millones de pesos, de los cuales 96 millones son exclusivos para el alto tribunal. La resolución no afecta los sueldos de jueces y otros funcionarios judiciales. Adolfo Vázquez, partidario de un mayor ajuste, fue el único de los nueve supremos que votó en disidencia. En cuanto a lo que resta del año, “de acá a fin de setiembre cierran los números para pagar los haberes, pero después nadie garantiza que no se vayan a recortar, es algo que se está analizando”, dijo a Página/12 un encumbrado vocero de la Corte.
La acordada del máximo tribunal dice que el presupuesto para 2002 fue confeccionado con un “criterio restrictivo y de completa austeridad” y con valores “aproximados a los techos presupuestarios comunicados por el Ministerio de Economía”. En esa tónica deja de lado el proyecto de presupuesto para la Justicia de unos 800 millones impulsado por el Consejo de la Magistratura, aunque reconoce su necesidad. Al respecto, el fallo se escuda en “las especiales circunstancias que vive la República condicionan insuperablemente las posibilidades de acceder a los medios para satisfacerlas...”
En esta política de “valores mínimos necesarios”, los ministros también decidieron omitir por el momento la solicitud de partidas especiales para instalar el fuero penal tributario, para poner en funciones a los jueces que deben cubrir vacantes, para designar a los meritorios, y concretar el reescalafonamiento de personal dispuesto por el Consejo.
Ayer la Unión de Empleados de Justicia de la Nación (UEJN) se movilizó al Palacio de Justicia. Cuando el administrador de la Corte, Nicolás Reyes, les anunció que los salarios estaban a salvo resolvieron levantar el paro activo de 24 horas que habían iniciado. El titular del gremio, Julio Piumato, dijo que pedirán la remoción de Vázquez “no sólo por haber suscripto un proyecto de recorte de haberes sino por haberle pedido a la ministra de trabajo, Patricia Bullrich, que nos cuestionara; de hecho fuimos citados por ella, a lo que haremos caso omiso”.
El ultramenemista Vázquez elaboró un voto propio en disidencia, en el que pide abiertamente que se deseche la propuesta económica del Consejo de la Magistratura, al que califica como “organismo burocrático” junto con el Jurado de Enjuiciamiento, que sólo ha concretado dos juicios políticos y no tiene ninguno en trámite. También dice que la creación de la Cámara de Casación, tribunales orales, el aumento del número de jueces federales, la ampliación del número de jueces en la Corte, entre otras reformas de la última década han generado gastos “sin que ello se traduzca en una real y concreta mejora del servicio”.
En las discusiones con sus pares, Vázquez se mostró partidario de recortar sueldos en la Justicia, un paso que aunque la Corte no haya dado, tampoco descarta y resolverá a fines de setiembre.

 

OPINION
Por Roxana Morduchowicz*

Saber argumentar

Los resultados de la evaluación de la calidad de la educación entre los estudiantes secundarios de todo el país arrojaron un dato especialmente interesante: los adolescentes tienen más dificultades en la comprensión de textos periodísticos que literarios. Los alumnos de quinto año egresan del secundario con serias limitaciones para reconocer las estrategias de argumentación en un texto periodístico, en el que el autor sostiene una posición e intenta convencer al lector para que la apoye.
Este no es, ciertamente, un problema menor. Saber leer un diario forma parte de las competencias lectoras y de alfabetización que, según la propia Unesco, todos los alumnos deben tener. Reconocer las estrategias discursivas de los medios, identificar la intencionalidad de sus mensajes y diferenciar los perfiles periodísticos son contenidos que todos los secundarios deben aprender.
¿Por qué el diario A publicó tal información y el diario B no dice nada sobre ella? ¿Por qué el diario C ubicó tal noticia en su primera plana y el diario D, no? ¿Por qué el diario A le dio a la información una página y el diario C sólo una columna? ¿Por qué eligió esta fotografía y no otra? ¿Cómo se relacionan las noticias que comparten una misma página en el diario? ¿Cuál es la posición que refleja el periódico en la nota? ¿De qué manera presenta su argumentación?
No se trata de preguntas técnicas para un especialista en Comunicación o Semiología. Analizar qué información selecciona el diario para publicar y por qué; explorar cómo la jerarquiza y qué tratamiento le da, es sin duda un primer paso para comprender la lectura que los periódicos hacen de la realidad. Los medios no son un espejo de la realidad, ni presentan el mundo tal cual es. Más bien, lo re-presentan. Ofrecen imágenes y visiones. Proponen representaciones, a partir de las cuales los lectores construyen la propia.
Entender estas representaciones e imágenes que tanto afectan nuestra percepción del mundo es acercarse a la propia realidad desde un lugar de pregunta, reflexión y criticidad. Para representar el mundo, los medios recurren a lenguajes, códigos, convenciones. Construyen discursos acerca de lo que es el amor, la violencia, el inmigrante, el extranjero, la pobreza, el pobre, el trabajo, la política, “nosotros” y “los otros”. Enseñar a leer el diario significa identificar cómo se construyen, operan y funcionan los discursos de los medios en relación con las audiencias.
El lenguaje que utilizan los medios no es nunca neutral. No sólo expone. No sólo describe. Ciertamente informa. Pero al mismo tiempo selecciona, opina, jerarquiza, propone, argumenta y persuade. Desconocer el lenguaje de los medios, sus intenciones y estrategias, afecta la percepción y vínculo con la propia realidad, a la que prácticamente sólo conocemos a través de los medios de comunicación. Entender lo que pasa en nuestra ciudad, en el país o en el mundo y estar preparado para decidir y participar socialmente tiene mucho que ver con la capacidad para reconocer el lenguaje de los medios e identificar la manera en que leen e interpretan el mundo.
Cuando los adolescentes de quinto año no saben distinguir la argumentación en un texto periodístico, no sólo desconocen una estrategia del discurso. Ignoran que el mensaje tiene una intención, que responde a un perfil de diario, y a una particular visión del mundo. El lector, entonces, se ubica también de una manera diferente frente al medio y a la realidad a la que alude. Si no reconoce una posición en el texto, difícilmente lo interrogue, lo discuta o proponga otra alternativa. Será un lector situado en los antípodas del ciudadano crítico, capaz de desafiar la palabra con otra palabra, el argumento con otro argumento, la página de un diario con su propia página o la voz del mensaje con su propia voz.

* Directora del programa El Diario en la Escuela en la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

 

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