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Primero los misiles, después los
tanques y al final la reocupación

Israel reocupó una ciudad palestina en respuesta a disparos sobre un asentamiento judío. Washington condenó la medida. Anteayer, misiles israelíes mataron a un dirigente palestino.

Un tanque israelí recorre las calles de Beit Jalá, la ciudad palestina reocupada el lunes a la noche.

Por Suzanne Goldenberg *
Desde Beit Jalá, Cisjordania

La invasión a Beit Jalá fue ordenada el lunes a la noche, después de que hombres armados palestinos abrieran fuego sobre el asentamiento judío de Gilo, ubicado entre la ciudad y los bordes del sur de Jerusalén. Israel ya reocupó durante esta intifada la Casa de Oriente, sede de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Pero sobre ciudades, ésta es la incursión más duradera. Estados Unidos dejó en claro que, con las tácticas de asesinatos israelíes y ahora la reocupación de áreas bajo el control palestino, su paciencia se estaba acabando. Utilizando un lenguaje definitivamente más fuerte que el usado en las declaraciones previas de Washington, el vocero del Departamento de Estado, Richard Boucher, dijo que la invasión de Beit Jalá sólo empeoraría las cosas. “Creemos que los israelíes deberían retirar sus fuerzas de esa área”, dijo. Aunque hay que aclarar que sobre estos y otros temas, el Departamento de Estado, encabezado por Colin Powell, está enfrentado con el equipo de la Casa Blanca y con el Pentágono. Y por ahora tiene las de perder.
Los funcionarios israelíes dijeron ayer que la reocupación continuaría durante un tiempo. “El Ejército deberá permanecer allí tanto tiempo como sea necesario para asegurarse que no habrá disparos sobre Gilo”, dijo el ministro de Justicia israelí, Meir Shitreet. No descartó la posibilidad de que la presencia del ejército en Beit Jala pudiera ser permanente. “Si no hay otra alternativa, quizás es lo que se necesita, pero espero que no lleguemos a ese punto”, dijo. “Los palestinos deben aprender la lección de que lo que sucedió hoy en Beit Jalá podría suceder mañana en otros lugares”.
Aparte del orfanato, las tropas israelíes tomaron un centro comunitario ortodoxo, una escuela de niñas adyacente, y según los palestinos, una mezquita. Un policía palestino resultó muerto en medio de los disparos que acompañaron el ataque, y los palestinos dijeron que hubo más de 20 heridos. Las calles estaban desiertas, con jeeps israelíes patrullando y soldados abriendo fuego para reforzar un toque de queda indefinido declarado a las siete de la mañana. La gente en la ciudad obedeció, salvo unos pocos miembros dispersos de las fuerzas de seguridad palestinas, que comían tranquilamente aceitunas y pan de pita en una galería cerca de la plaza principal. Algunos caminaban por los senderos de la ciudad en grupos de tres o cuatro. Otros llevaban granadas de fabricación casera. A la distancia, las nubes de humo se alzaban por encima del campo de refugiados Aida mientras los palestinos intercambiaban disparos de fuego con las tropas israelíes estacionadas en un santuario judío en la entrada de Belén. El Ejército israelí dijo que los soldados sólo habían ocupado edificios después que los palestinos habían abierto el fuego sobre Gilo. Pero el obispo Younan dijo: “Queremos dejar en claro que no hubo disparos desde los edificios de nuestra Iglesia en Beit Jalá”.
Los soldados no entraron al orfanato, pero pidieron la llave del edificio adyacente de la Iglesia luterana, cuyos modernos capiteles dominan el centro de la ciudad. Cuando Musallem se negó, diciendo que no entregaría la propiedad de la Iglesia, los soldados levantaron sus armas hacia él y tomaron la llave por la fuerza. En una conferencia de prensa, el comandante de las fuerzas israelíes en Cisjordania, el general Gershon Yitzhak, dijo: “Sobre los lugares sagrados actuamos con sensibilidad, y esperamos poder terminar esta operación sin causarles daño”. Sin embargo, Musallem dijo que los soldados le dijeron que sabían que había niños dentro del orfanato. “Sabían que los niños harían un buen escudo humano para ellos, y que se podían ocultar detrás de ellos”, dijo.
La entrada a Beit Jalá había sido ampliamente anticipada después de la lucha feroz durante la noche, cuando los palestinos estallaron en cólera después del asesinato el lunes por parte de Israel de uno de los cincomiembros de más alto rango del liderazgo político palestino, el jefe del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), Abú Alí Mustafá. El FPLP tiene muchos adeptos en el área de Belén, y su gente siente un parentesco con el grupo marxista porque su fundador, George Habash, es un cristiano ortodoxo griego. Hombres armados en la ciudad dijeron ayer que el asesinato de Mustafá significaba el fin de su prohibición de disparar sobre Gilo, y de hecho el del lunes fue el mayor intercambio de fuego desde que comenzó la intifada.
El ejército israelí ha entrado en territorio gobernado por los palestinos en Cisjordania y Gaza docenas de veces desde abril pasado, con una regularidad que ha mitigado la condena internacional sobre acciones que en otro momento hubieran sido consideradas extremas. En la ciudad de Rafah, al sur de Gaza, durante la noche las topadoras demolieron 15 edificios antes de retirarse.

* De The Guardian de Gran Bretaña Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

 


 

TRES PRESUNTOS ETARRAS DETENIDOS
Dar de nuevo las barajas

Tras la bomba que estalló anteayer en el aeropuerto madrileño de Barajas, se intensificó aún más el operativo de detenciones contra miembros de organización independentista vasca ETA. En el marco de un operativo conjunto entre las fuerzas de seguridad españolas y vascas –que se practica por primera vez–, fueron arrestados ayer tres nuevos sospechosos de colaborar con el recién desmantelado “comando Barcelona”.
Purificación Ródenas Martínez fue detenida en Barcelona y Saiaioa Martelo Berriozábal y Zigor Unzalu Aldái, en la localidad vasca de Ochandiano. Estas detenciones se hicieron horas después de las practicadas en la localidad andaluza de Benalmádena (Málaga) contra una pareja –Eneko Balantzategi Coca e Izate Echevarría– sospechada de haber ayudado a huir en agosto del 2000 a Unai López de Ocáriz, por entonces miembro del comando Araba, desarticulado en aquel momento. López se integró luego al comando Barcelona y fue detenido el pasado viernes junto a otros cuatro miembros de la misma célula etarra, a la que se considera responsable de varios asesinatos, entre ellos, el del ex ministro socialista, Ernest Lluch, el pasado mes de noviembre. La policía, tras interrogar a López, busca en la provincia de Alava a otras dos personas relacionadas con él.

 

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