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SEGUNDO FESTIVAL DEL CINE ALEMAN
ENTREVISTA A LA ACTRIZ BIBIANA BEGLAU, PROTAGONISTA DE “LAS LEYENDAS DE RITA”
“No es cierto que mi generación es apolítica”

Bibiana Beglau es una de las dos valkirias que llegaron para presentar la muestra de preestrenos alemanes que comienza mañana en Buenos Aires. Su interpretación en el film de Volker Schlondorff le valió el Oso de
Plata del Festival de Berlín.

Momento: �Lo que me preocupa,
y me da miedo, es esta sensación de que ahora Europa está levantando un nuevo muro alrededor de sus fronteras�.

A los 28 años, Bibiana
Beglau se consagró en la Berlinale.
El film de Volker Schlöndorff la revela
como una actriz notable.

Por Luciano Monteagudo

“Visto hoy, me parece muy extraño. Mi padre era policía de fronteras en Alemania occidental y, cuando yo era chica, tenía 7 u 8 años, veía en su oficina los carteles con las fotos de esos terroristas buscados en todo el país. Eran fotos tomadas por las cámaras de seguridad de los bancos donde robaban o atacaban. Se los veía muy jóvenes y me provocaban curiosidad: ‘¿por qué los busca la policía?’, preguntaba. Y mi padre me decía que porque mataban gente. ‘¿Y por qué?’, insistía yo. Y él decía: ‘Porque quieren que todo cambie, que la gente pobre tenga más plata’. ‘Bueno, pero eso en sí no está tan mal’, pensaba”.
Quien habla es Bibiana Beglau, 28 años, protagonista de Las leyendas de Rita, la última película de Volker Schlöndorff, que mañana da inicio al 2º Festival del Cine Alemán (ver aparte). En el lenguaje que utilizaba la STASI, la policía secreta de la ex RDA, una “leyenda” era la nueva identidad que recibían los refugiados políticos que escapaban de Alemania occidental. Y ese es el caso de Rita (interpretada por Beglau), una integrante de una célula armada, que después de una serie de acciones violentas en Berlín oeste consigue refugiarse fácilmente en Alemania del este, bajo diferentes nombres y profesiones, hasta que con la caída del Muro es perseguida por la policía de ambos estados, incluso el que hasta entonces le había dado protección. “Así es como sucedieron las cosas, o más o menos así”, aclara un texto al finalizar el film, como para dejar bien en claro que La leyenda de Rita está basada en hechos recientes y reconocibles, pero que finalmente es una ficción y que su protagonista no existió con ese nombre, aunque quizás sí con esa misma “leyenda”.
Recién llegada a Buenos Aires, Beglau conversó con Página/12 acerca del film (que le valió el premio a la mejor actriz en la Berlinale del año pasado) y de lo que piensa su generación sobre lo que Margarethe von Trotta, en Las hermanas alemanas, denominó “die bleierne Zeit”: los años de plomo.
–Cuando usted estudió, en el colegio o en la universidad, ¿se hablaba del tema? ¿Estaba incluido en los programas oficiales?
–No realmente. Las clases de historia llegaban hasta Adolf Hitler y luego se sabía poco y nada de la historia contemporánea. Sabíamos de la existencia del grupo Baader-Meinhof, de los suicidios en la prisión de Stammhein, pero no entendíamos qué había pasado. Tuvimos que aprender todas estas cosas por nosotros mismos. Se dice que nuestra generación es apolítica, pero eso no es cierto. Lo que yo le decía a Schlöndorff cuando discutíamos sobre mi personaje es que nosotros ahora no podemos actuar como actuaron ellos en su época, porque el mundo ahora es distinto, la economía tiene el peso que antes tenía la política. Ahora hay una instancia superior, transnacional, que está determinada por la economía.
–Cuando la gente de su generación ve una película como Las leyendas de Rita, ¿comprende las motivaciones de su personaje?
–Yo creo que siempre se va a entender eso porque, más allá de las épocas, es propio de la juventud el ser idealista, la confianza en un mundo mejor, en un mundo más justo. Vemos lo que acaba de pasar en Génova, en medio de una Europa desarrollada, donde hay gente dispuesta a luchar por aquellos que tienen menos. En este sentido, me parece que la película cobra una nueva actualidad.
–¿Se ha reabierto el debate sobre el ‘68 en Alemania?
–De alguna manera sí, y estamos viendo con preocupación cómo el Ministro del Interior de Alemania, Otto Schilly, que formó parte de aquella generación, ahora está creando un cuerpo especial de la policía para enfrentarse a los grupos antiglobalizadores como los que se manifestaron en Génova. –Con respecto a la reunificación de Alemania, Las leyendas de Rita da a entender que la historia la escribieron solamente los vencedores. ¿Le parece que es así?
–La sensación que se tenía en Alemania occidental, de donde yo soy, es que lo que se hacía con Alemania oriental era simplemente comprarla. No era una integración, sino una compra, hacerlo propio. Creo que esto queda claro en la película, lo mismo que el malestar tan alemán que encarnó el Muro: mientras que el personaje de mi amiga de Alemania oriental se quiere ir y dice: “Me gustaría ir a algún lado”, mi personaje le contesta: “A mí me gustaría llegar a algún lado”. Ninguna está satisfecha con el lugar que les tocó en suerte. Lo que me preocupa, y me da miedo, es esta sensación de que ahora Europa está levantando un nuevo muro alrededor de sus fronteras. Me parece también que por eso la película tiene hoy tanta actualidad.

 


 

CATORCE FILMS QUE DAN CUENTA DE UNA RENOVACION EN MARCHA
En busca de nuevas formas de expresión

El II Festival del Cine Alemán, organizado por Export Union y el Goethe Institut, se desarrollará a partir de mañana en el Village Recoleta con los siguientes títulos:
Ningún lugar al que ir, de Oskar Roehler. Basada en una historia real (la de la madre del director), el film es una de las metáforas más brillantes de ciertas existencias alemanas luego de la caída del muro. Jue. 30/8, 20 hs. - Vie. 31/8, 22.30 hs. - Mar. 4/9 - 18.30 hs.
Seguridad interior, de Christian Petzold. A través de una adolescente que acompaña a sus padres, ex terroristas, en una fuga que no tiene fin, la película se interna en los conflictos de los hijos de quienes en otra época creían en la existencia de la utopía. Sab. 1/9, 18 hs. - Mie. 5/9, 22.15 hs.
Alaska.de/alemania/, de Esther Gronenborn. La directora revela en esta ópera prima un agudo talento para retratar los problemas a los que debe enfrentarse cualquier joven en un medio urbano contemporáneo. Vie. 31/8, 16 hs. - Dom. 2/9, 22.45 hs. - Lun. 3/9, 18 hs.
Las leyendas de Rita, de Volker Schlöndorff. El director de El tambor retoma lo mejor de su labor cinematográfica: trazar destinos políticos a través de una historia individual. Jue. 30/8, 22.15 hs. - Vie. 31/8, 18 hs. - Mar. 4/9, 14 hs. - Mie. 5/9, 16.10 hs.
Iluminación garantizada, de Doris Dörrie. Una vez más, la directora de Hombres demuestra que es la más sabia y conmovedora reina de la comedia. Sab. 1/9, 23 hs. - Dom. 2/9, 18.30 hs. - Mar. 4/9, 16.10 hs. - Mie. 5/9, 14 hs.
Oi! Warning, de Dominik & Benjamin Reding. Una historia conmovedora que bucea en las causas de la xenofobia y la intolerancia. Jue. 30/8, 16 hs. - Sab. 1/9, 20.30 hs. - Mie. 5/9, 18.20 hs.
Otomo, de Frieder Schlaich. Basada en un guión de ficción, el film se centra en las peripecias de un refugiado africano en Alemania. Jue. 30/8, 14 hs. - Lun. 3/9, 22.15 hs.
La avenida del Sol, de Leander Haussmann. Esta divertida comedia transcurre en los años setenta, en una famosa calle que lindaba con el lado occidental de Berlín. La Unión Soviética todavía era el big brother y el muro de Berlín dividía el mundo en blanco y negro. El film reconstruye el pasado socialista con gracia y color local: “una sitcom con un toque Lubitsch”. Sab. 1/9, 16 hs. - Dom. 2/9, 20.45 hs.
Crazy, de Hans Christian Schmidt. La historia de la iniciación sexual de un adolescente discapacitado, sus sueños, el miedo hacia el mundo de los adultos y el amparo de la amistad. Lun. 3/9, 16 hs. - Mie. 5/9, 21.15 hs.
Hans Warns - Mi Siglo XX, de Gordian Maugg. En un documental de extraña belleza, el director Gordian Maugg presenta la historia del capitán Hans Warns, que cubre una centuria, dos guerras y dos continentes. Sab. 1/9, 14 hs. - Lun. 3/9, 14 hs. - Mar. 4/9, 20.40 hs.
Zoom, de Otto Alexander Jahrreis. Un film policial narra las peripecias de una inmigrante rumana en Berlín que trabaja como call girl. Vie. 31/8, 14 hs. - Lun. 3/9, 20 hs.
En Julio, de Fatih Akim. Una “road movie” alemana de un joven director de origen turco. Vie. 31/8, 20.15 hs. - Dom. 2/9, 16 hs.
Trampa Visual. Elena Alvarez. Un cortometraje cuya presentación pone a la vista las diferencias entre el video y el film. Sab. 1/9, 22.45 hs. - Dom. 2/9, 18.15 hs.

 


 

La caída del Muro no fue una fiesta

La actriz Hannelore Elsner
encarna a una reconocida escritora comunista que se derrumbó junto con el fin de la utopía socialista.

Hannelore Elsner es una de las actrices más populares de su país.
“Ningún lugar al que ir” es la historia real de la madre del director del film.

Por Ana Bianco

La película se titula Ningún lugar al que ir, está considerada entre las mejores del cine de alemán de la última década y fue dirigida Oskar Roehler, basado en la historia real de su madre, la famosa escritora Gisela Elsner. La actriz Hannelore Elsner –con el mismo apellido, pero sin parentesco alguno– recrea la vida de esa mujer vulnerable, que carga con su melancolía a cuestas y a quien la caída estrepitosa del Muro termina por derribarla. El film recibió el Premio Federal a la mejor película Alemana de 2000 y sumó el reconocimiento unánime de la crítica en los festivales de Cannes, Karlovy Vary, Moscú, Toronto y Berlín. Filmada en blanco y negro, con una sobriedad asombrosa, Ningún lugar al que ir permite el lucimiento de una actriz que, en entrevista con Página/12, recuerda que la escritora comunista era conocida en su juventud como “una Cleopatra literaria”.
–La caída del Muro de Berlín empuja a la protagonista a una crisis irreversible. ¿A qué lo atribuye?
–Creo que es la primera película que se refiere a la caída del Muro, pero desde otro lugar. Hasta ahora el enfoque era desde la alegría y el gozo que produjo la caída. Los intelectuales alemanes en su gran mayoría pertenecían al Partido Comunista e idealizaban el socialismo y con la caída del Muro esta visión se derrumbó. Algunos le dieron la espalda a sus ideales y otros se desmoronaron al darse cuenta en que se habían convertido sus utopías. En la película, mi personaje es una escritora, que es comunista en respuesta a su familia y a su educación burguesa y esa utopía actúa como una especie de tabla salvadora. Ella luchó contra la burguesía de la posguerra, personificada en esos nuevos ricos. No vivió los levantamientos estudiantiles, porque durante ese período residió en Londres, pero cuando regresó a Alemania se encontró con devoradores de muertos, esos burgueses bien alimentados que lo único que hacen es devorar...
–¿Recrear a la madre del director le supuso una presión especial?
–De ninguna manera, fue el trabajo más bello que he hecho a lo largo de mi carrera. Creo que lo ayudé a Oskar a tener una imagen diferente de su madre. Había leído sus libros, pero no la conocí personalmente. Los comentarios la presentaban como una mujer que se había convertido en un ser terco y malo, pero no era ese costado el que yo quería mostrar. En televisión vi un documental sobre su vida. Gisela Elsner a los 25 años había ganado uno de los premios más importantes de la literatura alemana e integraba un grupo de escritores. En el ámbito intelectual siendo tan joven era una estrella. Era muy excéntrica y la llamaban “Cleopatra literaria”. Desde muy joven usaba una peluca importante y maquillaje bien marcado. Tenía una visión muy clara, ella decía que mostraba lo monstruoso dentro de la vida cotidiana, con una mirada certera y no compasiva. Con el tiempo se convirtió en un personaje incómodo para la sociedad alemana. Sus obras se publicaban sólo en Alemania Oriental. En algún momento ella no tuvo más éxito y esa nueva situación acentuó su carácter. La película la muestra en los últimos meses de su vida alejada de la escritura, adicta a las pastillas y sin dinero. Su muerte fue mucho más cruel que como la muestra su hijo, el director. Que tengamos el mismo apellido es pura coincidencia, no me une ningún parentesco.
–¿Cómo trabajaron el personaje?
–El guión era perfecto. El director y yo enseguida nos entendimos y quedamos unidos por un cordón umbilical. No habíamos hablado demasiado. Cuando vi un documental la descubrí muy delicada, tierna, bella y además indefensa. Cuando ella sube las escaleras y baja la mirada en ese momento me enamoré del personaje. Ella va por la vida muy desprotegida, como una chica de diecisiete años, absolutamente independiente y sin ataduras. Nohay nada que la preocupe, todo le da lo mismo, no le importa lo que piensa la gente sobre ella. En ese sentido es absolutamente joven y es absolutamente insobornable. No es convencional y no permite que la humillen...
–¿Cómo es la relación de la protagonista con los hombres?
–No deja que la atrapen. No es una chica buena. Es una mujer que está perdida pero a su vez tiene una inmensa fuerza para soportar tanto dolor, tanto rechazo. La película es una pasión, en el sentido de la historia de un sufrimiento. Si uno decide seguir por ese camino necesita mucho valor, mucho coraje y mucha energía.
–¿Tuvo alguna incidencia en la composición física del personaje?
–Si ella no hubiera usado peluca, creo que a ningún maquillador se le hubiera ocurrido ese maravilloso recurso. Era muy divertido. La madre del director era medio pelada y Oskar me propuso sacarme pelo, cosa que desestimé porque mi vida después sigue. Me ocupé mucho de la apariencia, de las ojeras y del pelo. Fue un trabajo difícil. Incidí mucho en el vestuario. Yo sabía exactamente como tenía que verse esa mujer. Me pregunté si realmente me ayudaría mirar muchas fotos y buscar material sobre ella y finalmente desistí. No quería copiarla. Vi material dos días antes de iniciar el rodaje y con un criterio muy selectivo. Esa melancolía, esa añoranza de la muerte que tiene mi personaje, ese algo mágico, la transforma para mi en algo bello, fuera de lo terrenal. Ese sentimiento de pesar y de congoja que la acompaña en su vida se emparienta con el tango y con el fado. Si esta mujer no hubiera vivido en Alemania tal vez le hubiera ido mejor. Pienso que es una película para Argentina, por la melancolía y por la profundidad del film.
–¿Esta película cree que está emparentada con el cine de Fassbinder?
–La crítica alemana fue increíble. La consideraron la mejor película alemana de los últimos diez años. No llegué a trabajar con Fassbinder; cuando el me convocó yo tenía un contrato en Munich. A lo mejor si hubiera optado por otro camino mi carrera hubiera sido muy diferente.

 

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