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EL GOBIERNO ANULO LA LICITACION PARA EL ESCRUTINIO DE OCTUBRE
A contar votos, pero más barato

La empresa Indra había
ganado la licitación. Pero la SIGEN pasó un precio testigo más bajo. El Gobierno hará una contratación directa.

En el Gobierno aspiran a que el costo del escrutinio no exceda los diez millones de pesos.

Por Adriana Meyer

El Gobierno prefirió postergar la definición sobre qué empresa contará los votos el 14 de octubre para tratar de gastar menos. El Ministerio del Interior anuló la licitación que había ganado una empresa española porque ofertó un precio superior al que marcó como máximo la Sindicatura General de la Nación (SIGEN). El ministro Ramón Mestre informó anoche que llamarán a un “concurso de precios” para adjudicar en forma directa la realización del escrutinio a la empresa que presente el precio más bajo, en relación a lo establecido por el organismo de control. En diálogo con Página/12 la subsecretaria de Interior, Cristina Azcueta, destacó que “es posible disminuir los costos de la política y así cumplir con las metas del plan de déficit cero”.
La funcionaria dio como ejemplo el ahorro que lograron en la impresión de padrones a cargo de la Casa de la Moneda: de 13 a 5 millones de pesos.
Tras minimizar los alcances de la movilización cegetista ante los periodistas acreditados en la Casa Rosada, Mestre anunció que se había desestimado la oferta presentada por la empresa española Indra. Azcueta precisó que esto ocurrió por “falta de razonabilidad entre la oferta y el precio testigo establecido por la SIGEN, dado que la cifra mejorada aún quedó un 70 por ciento arriba del tope”. Según explicó la subsecretaria, el Estado elegirá la propuesta más conveniente que surja de una “compulsa de precios”, y la contratación directa, que fue autorizada “por razones de urgencia”, tendrá las mismas condiciones que la licitación, pero sin los pasos burocráticos. Podrán presentarse en esta última instancia las mismas empresas que participaron de la licitación, pero el Ministerio del Interior está sondeando a otras que también tendrían interés y capacidad para la tarea.
El nerviosismo pudo palparse esta semana en los pasillos de la cartera política porque se acerca la fecha de los comicios para la renovación legislativa y no hay una definición sobre qué empresa será adjudicada para contar los votos. Mestre demoró la decisión porque quería bajar aún más el precio propuesto por la empresa precalificada. Con el dictamen de la SIGEN en sus manos, que estableció un tope de 8 millones y medio, el ministro se empeñó en resistir presiones incluso provenientes de su propia cartera.
Tres empresas habían comprado el pliego de la licitación: Siemens, que se retiró porque consideró que su precio iba a ser muy alto, y las españolas Indra e Ibermática. La primera cotizó 15.900.000 mientras que Ibermática, vinculada a Techint, pasó un precio de 12.500.000. La comisión evaluadora, encabezada por el director nacional electoral Alejandro Tullio, consideró que la experiencia de Ibermática se limitaba a las elecciones en el País Vasco mientras que Indra opera el escrutinio nacional en España y en Venezuela. La licitación fue preadjudicada a Indra, pero el gobierno le pidió que mejorara su oferta. Los españoles lo bajaron a 14.100.000 pesos, cifra aún muy por encima del precio testigo.
La SIGEN sólo analizó el aspecto económico de la licitación. Durante el proceso licitatorio, Indra y los vascos de Ibermática coincidieron en acusar a Tullio de hacer un pliego a medida, sólo que cada una decía que la otra era la beneficiada. “A medida de alguien fue hecho y me suena que Indra salió ganando”, comentó a Página/12 un funcionario que trabaja con los síndicos. Y agregó que Tullio habría presionado a Mestre para que se “olvidara” de la recomendación de la SIGEN y firmara la adjudicación a la ganadora de la precalificación. Los auditores que trabajan bajo las órdenes de Rafael Bielsa enviaron un sutil mensaje a la Rosada. Claudia Bello, ex secretaria de la Función Pública, fue procesada en la causa de las cajitas sobre el Y2K por hacer exactamente lo mismo: adjudicar una licitación con un sobreprecio. Al parecer, fueron convincentes.
“La contratación directa podrá costar más que 8 millones y medio, pero no debería superar los 10”, aseguran desde la SIGEN. Sin embargo, otra fuente que participó de la licitación cree que va a terminar costando mucho más, o que, si logran mantener el precio perderán calidad. “El nuevo decreto no está redactado de modo que quizás bajan las pretensiones con tal de abaratar el costo”, aventuró. Ese es un riesgo que al gobierno no le convendría correr porque estará en juego nada menos que la transparencia de la elección. Azcueta desmintió la posibilidad de que un organismo público encare la tarea. “Es cierto que en esto no hay un valor de mercado y por eso en el pasado se pagó mucho más, pero confiamos en los parámetros que encontró la SIGEN”, concluyó.

 


 

MESTRE PONE EN DUDA EL PLEBISCITO DEL GOBIERNO
“Es posible que no se haga”

El plebiscito para la reforma política parece muerto antes de nacer. El ministro del Interior, Ramón Mestre, decidió blanquear anoche lo que varios en la Rosada ya admitían en voz baja: dijo que “existe la posibilidad de que no se haga” la consulta que anunció el presidente Fernando de la Rúa en el mensaje que dio por cadena la semana pasada. El ministro reconoció que podría darse marcha atrás con la iniciativa si el Congreso sanciona el proyecto de reforma política girado por el Ejecutivo y si las Legislaturas provinciales aceptan reducir sus gastos.
“Existe la posibilidad de que la consulta popular no se haga, dependerá de cómo se vayan dando las situaciones y de que se aprueban las leyes que enviamos al Congreso”, manifestó Mestre anoche en rueda de prensa. En la consulta, el Gobierno le preguntaría a la gente si estaba de acuerdo en que se redujeran los costos de la política más otras cuestiones que todavía estaban en discusión. Para los funcionarios que se ocupan de las operaciones políticas, el plebiscito era una buena idea siempre que se pudiera convocar para el mismo día que las elecciones legislativas. De esa forma, pensaban, encontrarían la solución para unificar el discurso de todos los candidatos de la Alianza a nivel nacional. Hasta ahora, cada distrito que se define –Capital Federal, Buenos Aires, Chaco– termina por adoptar una posición opositora a la gestión delarruista.
Pero, cuando se enteraron de que la ley que reglamentó las consultas populares prohíbe que la convocatoria se realice junto a otra elección, varios desaconsejaron seguir adelante con la idea. Sin embargo, De la Rúa, en el mensaje que siguió al acuerdo con el FMI, anunció la convocatoria para después de los comicios. Entusiasmados, en los días posteriores, hombres cercanos al Presidente imaginaron añadidos a la convocatoria original con nuevas preguntas. Luego, el rechazo generalizado de la clase política por el llamado a una elección de resultado obvio y la posibilidad de que el Congreso finalmente decida tratar la reforma terminaron por quitarle sustento a la iniciativa que ayer Mestre puso en duda.

 

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