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DINAR LINEAS AEREAS

A PESAR DEL REPUDIO, RUCKAUF MANTIENE LA ORDEN CONTRA LOS CHICOS
Si hay miseria, que no se note

Las condenas y denuncias llovieron desde la mañana: legisladores, funcionarios y expertos en temas de niñez unieron sus voces contra la orden de detener a los chicos que estén en la calle. Pero con su silencio, Ruckauf la mantuvo vigente.

Según la policía, la circular
pretende “proteger” a los menores.
Ese texto ordena “amplios operativos”
para sacarlos de la calle.

Por Cristian Alarcón

La polémica orden de la Policía Bonaerense que indica “amplios operativos” para sacar de la calle a los chicos “desprotegidos” o que pidan limosna cosechó ayer un caudal de repudios y denuncias judiciales -ante el INADI, ante la Suprema Corte provincial–, tan impresionante como el del crecimiento de la miseria que parece ya no tener contención más que en la judicialización de la pobreza. Esa es la opinión de casi todos los sectores que ayer salieron a cruzarse en la discusión que no encontró fin hasta última hora de anoche. A pesar de que el vicegobernador Felipe Solá salió por la tarde a parar el viento con la mano calificando de “desacertada” la medida, por la noche el texto policial contra los chicos pobres seguía en vigencia y el gobernador Carlos Ruckauf la avalaba desde el silencio. Con las redes de contención social colapsadas, los hogares para chicos sin subsidios hace tres meses, los comedores sin alimentos, y el brutal crecimiento de la pobreza, las interpretaciones, hasta de los propios funcionarios de Ruckauf que hablaron con este diario es que “no queda otra que tapar la miseria en tiempos de elecciones”.
La circular que este diario publicó ayer es en realidad el texto de un “radio” que fue transmitido a todos los comisarios de la provincia desde el ministerio que maneja Ramón Verón. En él la orden es clara: en su tercer párrafo dice que los operativos “deberán implementarse en forma continua y en caso de que menores sean reincidentes deberán ponerse a disposición de la justicia tantas veces como sea necesario”.
En la mañana Verón salió a defender su idea: “Lo peor que podemos hacer es ser indiferentes o hipócritas”. Insistió en que la medida sólo busca “proteger del riesgo moral y físico a los menores”. A la noche, pese a que ya se conocía una catarata de condenas y denuncias, Carmelo Impari –el firmante de la polémica circular– volvió a argumentar a favor de ella: “Tenemos chicos explotados y con eso no se ha hecho demasiado. Sacar a los chicos de la calle es lo mejor”, dijo. Curiosamente, el vicegobernador Felipe Solá había sostenido horas antes que: “ni el gobernador ni yo estamos de acuerdo con esa medida”, pero el silencio de Ruckauf no avaló esa afirmación.
El defensor de Menores de San Isidro, Carlos Bigalli, advirtió a través de una presentación ante los Tribunales de Menores, al jefe de la Departamental, que “toda detención fuera de los supuestos de la ley” es una “privación ilegal de la libertad agravada”. Bigalli, uno de los defensores que ha denunciado decenas de casos de torturas en comisarías, le dijo a este diario que la única reincidencia que se castiga es “la reincidencia en la pobreza”. La ilegalidad de la circular firmada por el director general de Coordinación Operativa de Seguridad, Carmelo Impari, fue planteada ayer por casi todos los organismos estatales y no gubernamentales que trabajan con niños en el país.
Así es que ayer se acumularon los pedidos de renuncia del ministro Verón de diputados y senadores bonaerenses, y del director de Juventud de la Nación, Gustavo Fernández Russo. El senador bonaerense Diego Rodrigo, de la UCR, presentó una denuncia ante el Instituto Nacional contra la Discriminación y pidió que el organismo ordene que quede sin efecto la orden anti mendigos. Las diputadas provinciales Susana Amaro y Graciela Bazán, junto a Alicia Castro, presentarán un pedido de hábeas corpus “contra la amenaza de la libertad ambulatoria de los menores en estado de mencidicidad”. Desde el interior del gobierno de Ruckauf la titular del Consejo del Menor, Irma Lima, también anunció a Página/12 que hoy se presentará ante la justicia con un recurso de amparo “para que se deje sin efecto esta barbaridad”. Ayer Lima no solo que no fue recibida por Verón, sino que a la tarde, después de que sus asesores intentaran comunicarla con Impari sin éxito se lo cruzó al aire en una entrevista por radio. Impari defendió su cacheteado texto aún ante la ex jueza, tal como por lanoche lo hizo en la televisión. “El de los menores es un espectro bastante amplio y no se ha hecho demasiado”, dijo.
Ese pase de factura más o menos velado de la Bonaerense era interpretado ayer desde todos los sectores políticos de La Plata con los que habló este diario. “Los comisarios están preocupados por el problema que es trasladar a los chicos y porque además de que tienen los calabozos abarrotados, del poco personal que les queda tienen que afectar gente para un lugar especial para menores”, le dijo a Página/12 un vocero en estricto off. Lo cierto es que la propia Corte provincial denunció casi 800 casos de torturas a niños desde septiembre del dos mil, y el 30 por ciento de los caídos en enfrentamientos con la policía durante el primer semestre del 2000 son menores de 18, según el CELS.
Y la “preocupación” no es nueva: además de la circular ya famosa, existió una anterior en la que se solicitaba que sean sacados de una “situación de riesgo moral y físico”, los niños presentes en los piquetes que hace un mes cortaron las rutas de Ruckauf. Esa orden no se cumplió porque la circular fue denunciada también ante la Corte por el juez de Quilmes Juan Carlos Cairo.
Voceros de la Alianza, después de tener contactos reservados con la cúpula del ministerio de Seguridad, manifestaban ayer: “En definitiva la divulgación de la circular fue un disparador. La policía le tiró al poder político de manera brutal el problema que tienen en la calle todos los días y del que no quieren hacerse cargo pagando los costos”. La situación es desesperante para cualquiera que trabaje con menores en situación de vulnerabilidad. El mensaje de Ruckauf a través de la bonaerense es: “Nos preocupa el índice de chicos delincuentes en hechos graves”, tal como ayer dijo Impari. “El Ministerio de Seguridad trabaja con las quejas de la opinión pública –le dijo a este diario la defensora de Menores de Quilmes, María Daroqui–. Con esta caza de niños pobres se pretende mostrar efectividad, por un lado para el que se queja porque los chicos molestan, por otro para el que no dice nada pero piensa: ¡qué barbaridad, estos chicos en la calle!”.

 

La ley de la mano dura

En la provincia de Buenos Aires, los niños están muy lejos de ser los únicos privilegiados: en los últimos nueve meses se han registrado cerca de 800 casos de torturas y tratos degradantes hacia menores en las comisarías y dependencias penitenciarias bonaerenses, según los datos que surgen del registro que lleva, sobre este tipo de delitos, el Patronato de Menores dependiente de la Corte Suprema de Justicia provincial. En el distrito judicial de San Isidro, las cifras que maneja el asesor de menores Carlos Bigalli avalan el escalofriante panorama: en los últimos 3 años, el funcionario ha registrado 576 casos, de los cuales 447 ocurrieron desde enero del 2000 en adelante, durante la gestión Ruckauf.
Golpes, patadas, quemaduras de cigarrillo, submarino seco. La lista de atrocidades que lleva Bigalli se extiende con cada nueva denuncia. “Hay un caso de un chico que lo quemaron con un insecticida en aerosol: rociaron al aire el contenido, lo prendieron y se lo tiraron”, recordó el asesor. “Pero eso son sólo las torturas físicas. Por otro lado, hay todo un repertorio de torturas psíquicas: insultos, amenaza de ‘armarles’ una causa... la frase ‘acordate de que acá el que manda soy yo’ es la frase que más escuchan estos chicos cuando están en la comisaría”, agregó.
Para los adultos detenidos en las comisarías y unidades penitenciarias de la provincia de Buenos Aires, la situación no es menos complicada: en los últimos 45 días, 100 nuevos casos de torturas y tratos degradantes se agregaron a los 602 que hasta julio de este año figuraban en el registro de la Defensoría de Casación bonaerense.

 

OPINION
Por Horacio Verbitsky

La solución final

Estaba deambulando por la calle. En un momento decidí pedir algo para comer en una panadería. Me dieron pan y cuando salía aparece un móvil policial y me dan la voz de alto. Me dieron un fuerte golpe en el hombro, aparentemente con la culata del arma. Me ordenaron que me pusiera contra la pared. Me quitaron el pan y lo arrojaron al piso mojado por la lluvia. Me tomaron de los pelos mientras me pegaban rodillazos en la boca del estómago. En la comisaría aparecieron otros tres policías y me preguntaron por qué estaba. Cuando les contesté que sólo había ido a buscar pan a la panadería me siguieron pegando. Uno me hizo parar contra la pared y apoyar las manos. Se colocó detrás mío y simulaba mantener relaciones sexuales conmigo. Otro policía me llevó al baño de la seccional. Como no quería ir vinieron otros dos, me pusieron las manos detrás de la espalda y me llevaron pegándome. Me obligaron a arrodillarme. Los dos que lo ayudaron a llevarme se fueron y me quedé sólo con el primero. Se bajó los pantalones y los calzoncillos y me dijo: ‘Cuento hasta tres y abrí la boca’. Como yo no quería hacerlo me pegaba.”
El testimonio, tomado de un expediente judicial, describe el trato que les aguarda en las comisarías bonaerenses a los chicos de la calle, cuya detención fue ordenada por la cúpula policial, para “protegerlos”. No se trata de un caso aislado. Desde la asunción de Carlos Rückauf, las torturas a chicos en comisarías policiales de Buenos Aires se triplicaron.
La idea de retirar a los hijos de los pobres de las calles no es nueva ni local. Maduró con la revolución industrial y su ideólogo, Thomas John Barnardo, la bautizó como “secuestro filantrópico”. Procuraba arrancar a estos niños de sus familias “inadecuadas”. Sus conceptos fueron recogidos aquí en la ley de patronato de menores o Ley Agote, de 1919, cuya declaración de abandono por pobreza sigue vigente y subyace a los proyectos de Rückauf. No obedece a la casualidad que estas directivas salvajes se impartan al mismo tiempo que crecen las privaciones de esos niños y de sus familias. Frente a la extensión alarmante de la pobreza, Rückauf elige perseguir a sus víctimas. Ratifica de ese modo su desprejuiciado liderazgo sobre un sector de la sociedad que ante el avance de la crisis se entrega a la tentación del fascismo.
La medida es del todo coherente con el perfil que ha elegido para su oferta electoral, desde la campaña de 1999 hasta la fecha, aunque tal vez las horrorizadas reacciones producidas lo induzcan a postergarla hasta mejor oportunidad. Ex ministro de Trabajo de Isabel Perón y ex vicepresidente de Carlos Menem, Rückauf pretende llegar al poder con fondo de sirenas de patrullero y tableteo de ametralladora.
Durante su administración, si se permite aplicarle tal vocablo, también se incrementaron en la provincia las ejecuciones extrajudiciales de niños y adolescentes, en supuestos enfrentamientos con la policía. De 1983 a 1999 el promedio fue de 0,42 casos por mes. En 2000 fue de 1 caso por mes, con un incremento del 140 por ciento respecto de los diecisiete años anteriores. Que una práctica que por lo general se realiza con sigilo vergonzante se haya ordenado por escrito a todas las comisarías sugiere que frente al incremento de la pobreza Rückauf ha puesto en marcha la solución final.

 

�Estamos escondiéndonos para que no nos agarren�

La noticia de que la Bonaerense
iba a detener a los chicos de la calle corrió rápido en el conurbano.
Ayer muchos buscaron un refugio. Página/12 recorrió la zona y habló con ellos.

Pablo dice que estuvo todo el día escondiéndose, porque le dijeron que la policía los iba a llevar.

Por Alejandra Dandan

Pablo apareció hace un rato en los túneles de la estación. Ahí, donde un montón de veces la policía lo levanta: “Donde ven algún pibito tirado en la calle se lo van a llevar”, dice. Hace unas horas los chicos que juntan monedas en las estaciones de trenes del conurbano supieron que la Bonaerense tenía orden de buscarlos. Conocieron la noticia por radio y por los custodios de Metropolitana, la concesionaria de los ramales suburbanos del ferrocarril. Aunque la razzia ordenada por la cúpula de la Bonaerense aún no se hizo fuerte, la noticia bastó para espantar a los pibes. Nadie necesitó levantarlos. Desaparecieron solos de buena parte de las estaciones. Página/12 recorrió algunos de los circuitos habituales de los chicos de la calle. Habló con ellos y se quedó con Pablo, que tiene ocho años y suele deambular por los túneles de la estación Lanús, un lugar que descubrió como escondite.
La estación Avellaneda está casi vacía. No faltan pasajeros. Esta tarde quienes no están son los más petisos, los que todos los días dan vueltas en los andenes buscando monedas. Entre los diarios, está la noticia que disparó la búsqueda de esos chicos. Pero aun así el diariero no lo sabía. Tampoco ha visto por aquí ningún operativo extra de la policía de las comisarías de la zona. Tal vez porque a esta altura le resultan naturales: “Acá los corren siempre”, dice.
A varios kilómetros de ahí, en Lanús, aparece Pablo, algo cansado de tanta corrida. Esta vez jugó todo el día a las escondidas. Ese es su juego preferido, dice, pero esta vez nadie le preguntó si jugaba. La fuga empezó temprano cuando un grupo de custodios reunió a algunos chicos para ponerlos rápidamente en alerta.
–¿Qué les dijeron?
–Ustedes no vengan hoy porque se van a llevar a todos los pibitos que estaban en la calle. Estaban diciendo los de la boletería para que no nos agarren a nosotros.
–¿Qué hicieron?
–Nosotros estamos por todas partes, estamos escondiéndonos para que no nos agarren.
A pesar de todo, Pablo tiene alguna protección cerca. Sus papás y tres hermanos están ahora enfrente de la estación, en la plaza, esperando la noche para buscar refugio en una de las Iglesias del barrio. Así están desde hace un mes y medio, cuando los dueños del hotel donde paraban decidieron cortarles un crédito que de pronto supusieron incobrable. En el último tiempo, Pablo no va al colegio: “Una vez tuve una escuela”, dice, pero ahora le enseña una maestra que cada tanto aparece por la estación.
Cerca de allí, Marcelo cuenta que fue llevado varias veces.
–Nos dicen: pendejos de mierda, salgan de acá.
–¿Quién les dice?
–La policía.
En el hall también está Adrián que a veces se hace llamar Andrés. Está frente a las boleterías de la entrada, a metros de la calle donde, dice, esta mañana quisieron detenerlo.
–¿Te escapaste?
–Cómo me voy a rajar, me van a pegar un tiro, como en la tele.
–¿Te da miedo?
–Mi abuela dice que yo no tengo miedo.
La estación es escenario donde los pasajeros se mezclan entre la gente de seguridad, un puñado de chicos y dos policías que avanzan ahora desde la entrada.
–¿Están levantando a los chicos? –les pregunta este diario.
–Cuando no queda otra alternativa, si están haciendo lío, se los lleva. O sea, se va a hacer lo mismo que antes.
–¿Lo mismo?
–Antes no teníamos la orden.

 


 

UNA CONSULTORA DE UNICEF EXPLICA EL CUADRO LEGAL
“El argumento, tutelar al menor”

Por P. L.

Hay un hombre que tiene poder absoluto sobre un niño: puede castigarlo a su arbitrio, puede encerrarlo por el tiempo que desee; el niño no puede defenderse, no hay nadie a quien pueda recurrir porque ese hombre no está sujeto a ley ni a juez. El poderoso de esta escena es, en la provincia de Buenos Aires y en casi toda la Argentina, el juez de menores. Una consultora de Unicef resumió para este diario el desamparo jurídico de los chicos argentinos y dejó entrever por qué la ley que rescataría sus derechos –y limitaría los poderes de los jueces– está paralizada en la Suprema Corte bonaerense.
La ley provincial de Protección Integral del Niño fue sancionada por unanimidad, en diciembre pasado, en la Legislatura de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, la Procuración provincial interpuso un recurso de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia bonaerense, que suspendió la aplicación de la norma.
“Esa ley limita la competencia del Poder Judicial en los casos de chicos cuyos derechos son vulnerados, como los que están en la calle o son víctimas de delitos, y responsabiliza de ellos a la comunidad, a través del Estado, de organizaciones no gubernamentales y las familias: está en línea con la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño”, afirmó Mabel López Oliva, consultora de Unicef en el área de Reforma Legal.
Suspendida la ley, sigue en vigencia un decreto-ley promulgado por la dictadura militar que gobernaba en 1967, “que habilita a la Justicia de Menores para intervenir coactivamente en todos los casos”, observó la especialista.
La base del problema está en el sistema denominado tutelar: “Con el argumento de tutelar al menor, de protegerlo, el juez puede colocarlo en un instituto por haber cometido un delito leve o aunque no lo haya cometido en absoluto, si a su criterio está en peligro moral o material. En la práctica, si un chico de clase media comete un delito es probable que vuelva a su casa durante el proceso; si lo comete uno de clase baja, es probable que quede en un instituto –precisa López Oliva–. En general, la regla es la institucionalización: también para el que ha sido víctima de delito, si el juez estima que está ‘en abandono’”.
La ley bonaerense paralizada estaba en línea con las que ya funcionan en las provincias de Mendoza, Neuquén, Chubut y Tierra del Fuego. La Ciudad de Buenos Aires “también dictó una ley acorde con la Convención sobre Derechos del Niño, pero –contó la consultora de Unicef– los jueces de la Justicia de Menores de la Ciudad, que mantiene la jurisdicción nacional, no le reconocen validez y continúan aplicando la de 1919”, que garantiza los poderes “tutelares” de los magistrados.
Constitucionalmente, las provincias tienen a su cargo los procedimientos y la organización de la Justicia. A la Nación le corresponde definir las edades de imputabilidad y las penas: en el Congreso Nacional hay tres proyectos a la espera.

 

OTRAS VOCES
Juan Pablo : Cafiero (ministro de Desarrollo Social y Medio Ambiente): “Poner entre rejas a los chicos de la calle es un error grave de enfoque, porque los niños están en esta situación no por su culpa sino como consecuencia de la situación de pobreza por la que atraviesan sus familias. Lo que hace falta es una respuesta humana a una crisis no provocada por estos chicos, que son justamente las víctimas indeseadas”.

Leopoldo Moreau (senador): “La decisión del Ministerio de Seguridad es una verdadera aberración. Ahora lo que falta es que después de haber dejado a muchas familias argentinas sin trabajo, sin educación, sin salud y en muchos casos sin techo, encima le persigamos sus hijos cuando salen a mendigar”.

Asociación Madres de Plaza de Mayo: “Esta represión nos da asco y nos recuerda a la dictadura”.

Eduardo Sigal (presidente del Bloque de Senadores del Frepaso): “Desde el Poder Ejecutivo y la Policía Bonaerense se ha asumido una concepción meramente represiva del delito y de la conflictividad social. Resuelve detener a niños, mientras en la provincia se cierran los comedores”.

Elisa Carrió (diputada): “Estamos repudiando lo que es un verdadero genocidio en materia de derechos humanos en la Argentina, que es lo que acaba de hacer el gobernador (Carlos) Ruckauf. Creo que esta actitud tendría que tener gestos muchos más concretos de toda la sociedad, porque esto se parece mucho a 1976. Detener a un chico por ser pobre es la mejor clarificación de cómo el sistema se derrumba pero al mismo tiempo se hace genocida”.

Víctor De Gennaro, (titular de la CTA): “Actitudes como la del gobernador (Carlos) Ruckauf son realmente repudiables, él ha resuelto dar un nuevo paso hacia la indignidad planteando que hay que detener a todos los pibes que mendigan por nuestras calles, en vez de resolver las causas que generan la exclusión social”.

Diana Conti (subsecretaria de Derechos Humanos): pidió que se deje sin efecto la circular policial, que “se opone al orden constitucional, al deber de prevenir violaciones a derechos humanos y promueve circunstancias que posibilitan la producción de apremios, malos tratos y abusos físicos a los niños”.

 

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